Por Paulo Pacheco, embajador de Brasil en Chile.

Este 16 de octubre, se celebra el Día Mundial de la Alimentación. Para Brasil, la fecha es relevante, dadas sus credenciales en medioambiente, producción y seguridad alimentaria.

Brasil produce alimentos que llegan a 800 millones de personas en el mundo, es decir, aproximadamente el 10% de los habitantes globales. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) prevé que la población del planeta deberá alcanzar 10.000 millones de personas en 2050, creando presiones para una mayor productividad, con la necesaria protección ambiental.

Según el Foro Económico Mundial, hay tres factores críticos para el éxito de la industria de la agrotecnología: crecimiento en escala; producción de las principales fuentes de calorías que consume el mundo, y aumento de la generación, distribución y acceso competitivo a fuentes de energía renovables y bajas en carbono.

En coherencia con tales preceptos, Brasil ha mostrado históricamente que eficiencia y conservación pueden ir de la mano. Gracias a las inversiones pioneras en investigación y ciencia agroalimentaria, el país logró, al mismo tiempo, ser el tercer principal exportador de productos agroalimentarios y conservar 60% de su territorio cubierto por vegetación nativa. Las actividades agropecuarias se limitan a alrededor del 30% de la superficie, del cual, 8% está destinado a actividad agrícola y cerca del 22% para la pecuaria (índice inferior al porcentaje registrado en los países europeos).

Ganado en un rancho en Paulinia, estado de Sao Paulo, Brasil, el 2 de marzo de 2021. Foto: Bloomberg

Aun frente a la pandemia y guerra en Europa, que obstruyen cadenas internacionales de abastecimiento, Brasil se ha mantenido como proveedor confiable para sus mercados, y Chile lo puede comprobar. Brasil suministra a Chile gran cantidad y calidad de proteína animal sostenible (carne de res, aviar y porcina), que ha continuado ingresando al mercado chileno sin interrupción. Soya, azúcar, maíz, carnes, huevos, lácteos, frutas y derivados son productos brasileños de excelencia, que llegan todos los días a innumerables rincones del mundo, favoreciendo la seguridad alimentaria global.

Incluso frente a los importantes e imponentes desafíos actuales, Brasil ha conservado mayoritariamente limpia su matriz energética, a diferencia de otras regiones del planeta. Su matriz energética cuenta con una proporción de aproximadamente 45% de renovables, indicador más de cuatro veces superior a la media de la OCDE. Solo en relación con la matriz eléctrica, cerca del 84% de la energía brasileña es renovable. Biocombustibles, como el etanol, energía eólica y solar son fuentes que crecen en Brasil, con protagonismo del sector agroalimentario.

Pese a estos datos positivos, hay muchos desafíos. Brasil está consciente de la necesidad de erradicar sus propios problemas relacionados con la seguridad alimentaria y mejorar, siempre, la gestión ambiental, así como deben hacerlo todos los demás países.

En tal contexto, Brasil impulsa la idea de que Latinoamérica, región responsable de alimentar el planeta y salvaguardar la biodiversidad, siga actuando por una agricultura sostenible, capaz de promover el crecimiento, la inclusión social, la conservación, por medio del diálogo e intercambio de experiencias. El abordaje cooperativo brasileño para acelerar objetivos climáticos contrasta, así, con enfoques unilaterales y restrictivos del comercio, asumidos por regiones desarrolladas del mundo, cuyo proteccionismo agrícola no favorece la sostenibilidad ni la seguridad alimentaria.

En este Día Mundial de la Alimentación, Brasil refuerza el mensaje de que está atento a sus responsabilidades como potencia agroambiental. Destaca, asimismo, su visión de que seguridad alimentaria y protección del ambiente no son objetivos antagónicos, sino vinculados: un mundo con mayor seguridad alimentaria e inclusión social estará seguramente en mejor condición para contrastar problemas ambientales. Al mismo tiempo, una producción sostenible contribuirá a la seguridad alimentaria global, por medio de la mitigación del cambio climático, que afecta la propia agricultura. Chile y el mundo pueden contar con Brasil.