"Vamos a revertir la elección", prometió este lunes el Presidente Mauricio Macri, tras la devastadora derrota del domingo en las Primarias Abiertas Simultáneas Obligatorias (PASO) en Argentina. En una conferencia de prensa, el Mandatario afirmó que "el mundo económico y político no confía en el kirchnerismo", haciendo eco a la turbulencia en el mercado tras los resultados en los que la fórmula oficialista de Macri y Miguel Ángel Pichetto (32%), quedó 15 puntos por debajo de la dupla kirchnerista del Frente de Todos, de Alberto Fernández y la exmandataria Cristina Fernández (47%). La diferencia fue nada menos que de 3,8 millones de votos, brecha que el oficialismo buscará recortar como sea para las elecciones del 27 de octubre. Sin embargo, los analistas consideran que poco se puede hacer a estas alturas ante semejante diferencia.
El gobierno sabe que la tarea no será en caso alguno sencilla, por lo que desechó la idea de un cambio de gabinete y se abocó a su tarea principal: recobrar la confianza de los mercados y de los argentinos ante la delicada situación económica del país, con una inflación de 22% y una pobreza que afecta al 32% de la población. "He instruido al equipo económico para que preparen las medidas económicas para cuidar a los argentinos, haciéndonos cargo de nuestra tarea que es gobernar", señaló Macri. A juicio de algunos analistas, al Presidente le falta autocrítica.
¿Resultado irreversible?
"Puede decirse sin riesgo de exagerar que el resultado del domingo es irreversible", dijo a a La Tercera el analista José Di Mauro. Ello, porque estas primarias expresaron algo que las encuestas no anticiparon, pero que se percibía en el ambiente: "un voto mayoritariamente hostil hacia el macrismo, consecuencia de la crisis económica que nunca logró corregir el gobierno".
Además, Di Mauro agrega que el resultado de las primarias suele marcar una tendencia que se potencia para las elecciones generales.
Lo mismo opina el politólogo argentino Nicolás Solari, quien dijo a La Tercera que "el resultado es prácticamente irreversible, tanto en términos matemáticos como en términos sociales", porque el oficialismo deberá "recoger ese apoyo en medio de un contexto económico y político adverso, tal como demostraron los mercados".
Incluso, el columnista de La Nación, Joaquín Morales Solá, que no es precisamente un analista kirchnerista, apuntó: "solo un milagro, poco habitual en política, puede salvar ahora la Presidencia de Mauricio Macri".
El triunfo de Fernández-Fernández fue tan categórico que vencería sin problemas en primera vuelta, ya que en Argentina un Presidente puede ser electo con el 45% de los votos o consiguiendo el 40% con una diferencia de 10 puntos respecto del segundo lugar.
Tras el bajo apoyo en las urnas, el principal reto de Macri es la gobernabilidad, que hoy está en juego. Para el analista Julio Burdman, "los cuatro meses entre las elecciones y la entrega del poder representan el principal inconveniente para el macrismo dada la alta incertidumbre". En tanto, para Solari, "el desafío de Macri es enorme. Ya sin el respaldo de la ciudadanía, sin la confianza del mercado, en minoría en el Congreso y en medio de una campaña electoral aún en marcha, debe garantizar la gobernabilidad y la preservación de los logros de su gobierno".
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