El pacto migratorio mundial elaborado por Naciones Unidas (ONU) será rubricado mañana en la ciudad marroquí de Marrakech en medio de numerosas ausencias de países receptores y la baja representatividad de los otros países que rubricarán el primer documento mundial en la materia.
Países que son sobre todo receptores de emigrantes (Australia, Italia, Bulgaria, Austria, Hungría, Polonia, Eslovaquia, República Checa, Suiza, Estonia, Lituania, Israel o la República dominicana) anunciaron que no adoptarán el texto y no asistirán a la cita de Marrakech, un hecho que compromete la relevancia del evento.
Los principales argumentos que avanzan estos países es que el acuerdo, pese a su carácter no vinculante, puede generar compromisos políticos en detrimento de la soberanía de los Estados; además de que no establece una diferencia entre migrantes regulares e irregulares.
Las retiradas comenzaron el año pasado con Estados Unidos que se desmarcó del proceso de elaboración del pacto -consensuado en junio de 2017 tras 18 meses de intensas negociaciones- con el argumento de que contiene cláusulas que no son acordes con la política migratoria del presidente Donald Trump.
La Misión de Estados Unidos ante la ONU acusó en un comunicado ayer a la organización de tratar de promover a través de este pacto "la gobernanza global a expensas del derecho soberano de los Estados a controlar sus sistemas de inmigración".
Según los organizadores de la cumbre de Marrakech, dos tercios de los 193 países miembros de la ONU asistirán a la cumbre de Marrakech pero con diferentes grados de representatividad, de los que se destaca la presencia de al menos dos jefes de Estado africanos y algunos líderes europeos como la canciller alemana, Angela Merkel, o el jefe de gobierno español, Pedro Sánchez, entre otros, además del secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
El pacto migratorio, pese a no ser vinculante, genera rechazo y división interna dentro de los países que lo van a rubricar: en Bélgica, los nacionalistas flamencos de la Nueva Alianza Flamenca (N-VA) se retiraron este sábado de la coalición gubernamental debido a que el primer ministro, Charles Michel, va a acudir a Marrakech para rubricar el texto, con lo que a su regreso a Bruselas deberá acometer una remodelación gubernamental.
En Francia -que será representada en la cita de Marrakech por el secretario de estado de Asuntos extranjeros Jean-Baptiste Lemoyne aunque se esperaba antes la presencia de Emmanuel Macron- los ultraderechistas pidieron al presidente francés no avalar el Pacto.
Así, su líder Marine Le Pen llamó ayer a formaciones nacionalistas y ultraderechistas en Europa a crear un bloque unido en la Eurocámara para defender los "Estados-nación" y luchar contra la "inmigración de masas".
Le Pen arremetió contra el pacto migratorio de la ONU que según ella "alentará" la inmigración hacia Europa y "obligará a subvencionarla".
Frente al creciente rechazo al acuerdo, la ONU reitera que el documento no impone ninguna obligación a los países y que no es ni favorable ni contrario a la migración.
"La migración es una realidad, no es ni mala ni buena", defendía la pasada semana la alta representante para las Migraciones de Naciones Unidas, la canadiense Louise Arbour, subrayando que lo importante es que los países trabajen juntos para gestionar mejor un fenómeno global al que no pueden responder en solitario.
El Pacto Mundial para la Migración se compone de 23 objetivos y es el primer documento mundial sobre este fenómeno que ofrece un marco de cooperación para gestionar mejor la migración a nivel local, nacional e internacional, así como identifica las mejores acciones en la materia.
La Organización Internacional para la Migración (OIM) defiende que el pacto "representa una oportunidad histórica para mejorar la cooperación internacional en materia de migración y para fortalecer la contribución de los migrantes y la migración al desarrollo sostenible".
Según cifras de la OIM, hay más de 258 millones de migrantes en el mundo, lo que representa el 3,4 % de la población; una cifra que irá creciendo como resultado de la globalización, la creciente conectividad a través de comunicaciones y transporte, los desequilibrios demográficos y el cambio climático, entre otras razones.