El Servicio Nacional de Salud de Reino Unido (NHS, por sus siglas en inglés) ha sido elogiado en varias ocasiones por las actuales autoridades chilenas y que por lo tanto se mira como un referente a la hora de imaginar la reforma del sistema local. De hecho, Camilo Cid, director de Fonasa, sostuvo la semana pasada que “es un sistema que tiene una amplia cobertura y acceso. Toda la población inglesa, de distintos estratos sociales, tiene cobertura en la NHS y tiene excelentes estándares de servicio. Está organizado a través de un primer nivel de atención primaria, una estrategia de sistema preventivo. Tiene excelentes resultados en términos de salud de la población”.
La doctora Andrea Srur tiene más de 15 años de experiencia, tanto en Chile como Reino Unido. Entre 2014 y 2016 fue jefa del Departamento de Enfermedades No Transmisibles del Ministerio de Salud (Minsal). Además, participó en la implementación del proyecto “Salud basada en el valor” (Value-Based Health Care) para 68 hospitales en el Reino Unido, Europa y América Latina. La profesional, de 40 años y radicada en Londres, hoy ejerce como directora asociada del Centro Global para la Atención Médica Basada en el Valor Centrada en la Persona (PCVBHC).
En ese contexto, la experta en sistemas de salud y políticas globales advierte que “hay que entender que el NHS es un sistema robusto, pero tiene hartos desafíos que comparte con Chile”. Al mismo tiempo, la médica destaca el trabajo nacional: “Es importante recalcar que Chile no lo ha hecho mal. El progreso de salud de los últimos 30 años ha sido importante, y eso hay que recalcarlo”.
¿Cuáles son las ventajas del sistema de salud inglés?
Una de las ventajas más importantes es que todo el mundo tiene acceso al sistema de forma gratuita. Igual es gratuita entre comillas, porque todos pagamos impuestos y un sistema de seguro adicional que cubre parte del NHS. A diferencia de Chile, el NHS tiene una atención primaria que es muy fuerte, es la puerta de entrada al servicio de salud. Por ejemplo, yo no puedo ir al hospital directamente: tengo que pasar por mi médico de atención primaria. Eso significa que hay más posibilidades de hacer prevención y atajar patologías antes. Además, significa que el sistema secundario y terciario no colapsa. Esta puerta de entrada regula quién pasa y es donde solucionan la mayoría de los problemas de la gente, pues solo es referida la que realmente lo necesita. En general, la calidad de la atención es bastante similar a la de Chile. A pesar de que hay diferencia por distintas causas, pero la mayoría de la población tiene acceso a la salud básica y de relativamente buena calidad.
¿Cuáles son los desafíos?
Por la forma en que está estructurado el NHS hay bastante inequidad en la manera en que la gente accede a los servicios. Ejemplificando con Chile, la gente con diabetes que necesita bombas de insulina y que vive en Las Condes, tiene acceso a un tipo de bomba de insulina, quienes viven en Maipú tienen acceso a cuatro opciones y los de Providencia a ninguna. Eso es lo que pasa acá, lo que denominamos lotería del código postal, es decir, que según la región en que uno viva tiene acceso a diferentes tipos de servicio. El otro desafío es que hay un aumento importante de las listas de espera. Hoy casi el 10% de la población está esperando ser atendido y en promedio esperan 13 semanas para ser vistos por un especialista. Las regiones de escasos recursos tienen un promedio de espera que puede ser mayor a un año.
¿Por qué hay un aumento?
Tenemos los mismos problemas que pasan en todos los países desarrollados, donde aumenta la población envejecida, aumentan las enfermedades crónicas y los recursos humanos y de infraestructura son limitados. Entonces, la población aumenta, al igual que las enfermedades y sus complejidades, pero el sistema no tiene la capacidad de responder. La pandemia también jugó en contra. Mucha gente con cáncer o enfermedades cardiovasculares se diagnosticaron tarde o llegaron tarde al tratamiento. El NHS es la tercera organización a nivel mundial que más gente contratada tiene, pero muchos de estos no son necesariamente profesionales clínicos, sino que administrativos. Han regulado mucho lo que es parte de la regulación de profesionales de salud, entonces la cantidad de profesionales que se producen acá no son los suficientes para cubrir las necesidades del sistema. También tiene mucho que ver con el Brexit, pues muchos trabajadores de salud de aquí decidieron migrar, lo que generó una brecha aún más grande. Se calcula que para el año 2030 habrá una brecha de profesionales clínicos de casi 300 mil.
¿La gente en Reino Unido está descontenta con el sistema de salud?
Sí. En estudios que se han ido haciendo a lo largo del tiempo, se concluye que en este momento solo el 36% de la población está satisfecha con el NHS. La principal razón son las listas de espera y el acceso inequitativo que tenemos a los diferentes servicios. Ahora, con la calidad de atención hay un 85% de satisfacción.
¿Cómo es la colaboración entre los sectores público y privado?
En Chile la gente puede optar a no pagar Fonasa y pagar las isapres. Acá estamos todos obligados a pagar nuestra Fonasa, entre comillas, y la gente que quiera tener acceso a la salud privada, paga una especie de seguro complementario. Muchos profesionales clínicos o infraestructura se comparten entre los sectores público y privado. Por ejemplo, un médico que trabaja en las mañanas en el NHS, en las tardes puede hacer consultas clínicas en el mismo hospital. Es decir, puede hacer consulta privada en el mismo hospital. Las listas de espera son la razón por la que hoy mucha gente ha sacado seguro complementario. En estos momentos el 10% de la población tiene seguro de salud privado y se calcula que más o menos en los próximos tres años aumentará hasta un 25%. Lo que hace el NHS para disminuir las listas de espera es contratar servicios del sector privado, sobre todo en salud mental o para adultos mayores. Como están viendo que las listas de espera se les están saliendo un poquito de las manos, este año se firmó un contrato con proveedores privados por los próximos cuatros años para que ayude a disminuir las listas. Entonces hay una codependencia del sistema privado para cubrir las demandas del sistema público.
¿Cree que es un sistema que Chile podría replicar?
Es una pregunta compleja. Yo creo que es un error pensar que se pueden copiar y pegar sistemas de salud de otros países sin reconocer cuál es la estructura que existe, cuál es el sistema de gobernanza o cuál es la cultura. De todos los países de la OCDE, Chile es el país que menos profesionales de salud tiene disponible. Es importante recalcar que no hay sistemas de salud perfectos. Hay que entender que el NHS es un sistema robusto, pero tiene hartos desafíos que comparte con Chile.
¿Cómo debería ser la nueva reforma de salud en Chile?
La reforma de salud debería reconocer la infraestructura que existe en Chile. Hoy el sistema no es perfecto, tal vez aún tiene muchas brechas, pero hay que entender que en Chile ya existe un sistema de Salud. El NHS se formó cuando no existía nada. Hay que reconocer lo que tenemos y construir sobre ello. Si se sacan las isapres, tendríamos 3,5 millones de personas que no van a ser capaces de cubrir este seguro complementario. Entonces, son 3,5 millones de personas que le van a caer a Fonasa y no tenemos ni la infraestructura ni la capacidad para recibir a esa gente. Aprendiendo de los sistemas de salud en Europa, la reforma debería apuntar a fortalecer la atención primaria. Dos, hay que poner muchos más esfuerzos de los que se están poniendo en lo que es la prevención. Acá el modelo se está moviendo a poner muchos más recursos en prevención, sobre todo en enfermedades crónicas. Tercero, tenemos que dejar de mirar la atención de salud con foco en cuáles son los costos, sino que realmente en cuáles son las necesidades de las personas y cuáles son los resultados de ella. En Chile es muy difícil medir si lo que estamos haciendo es efectivo y si tiene buenos resultados, porque todos medimos diferente. Entonces, acá los modelos se están moviendo a estandarizar la forma en la que se recolecta la información, cosa de poder comparar manzanas con manzanas.
Si las isapres terminan abruptamente, ¿va a afectar?
Claro que va a afectar. Casi el 20% de la población chilena se atiende en el sector privado. ¿Qué va pasar con ese 20%? Probablemente caiga en Fonasa. ¿Cómo el sistema de salud público va a responder sin ningún aviso o con muy poco tiempo para absorber a ese resto de la población? Mi opinión es que eso va a ser supercontraproducente para la gente y su salud.
¿Los sistemas inglés y chileno tienen resultados muy diferentes?
Es importante recalcar que Chile no lo ha hecho mal. El progreso de salud en los últimos 30 años ha sido importante, y eso hay que recalcarlo. Obviamente hay cosas en el Reino Unido que funcionan mejor. Pero, por ejemplo, en Chile la incidencia y mortalidad por cáncer es mejor que la de Reino Unido.