Dos años de guerra civil en Sudán: el impacto de la peor crisis de desplazamiento y hambre del mundo
Entre bombardeos, hambruna y enfermedades, el país africano está lejos de terminar con el conflicto, que ha llevado a casi 13 millones de personas a abandonar su país.
Hoy se cumplen dos años desde que empezara la guerra civil en Sudán, que enfrenta a las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) y las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS): un conflicto mortífero que ha devastado a un país que ya arrastraba graves problemas, lo que ha agudizado la crisis. Actualmente, seis de cada 10 sudaneses precisa de ayuda humanitaria.
El conflicto se ha vuelto la mayor crisis de desplazamiento del mundo, con más de 13 millones de personas teniendo que dejar sus casas, en un país con 50 millones de habitantes. Así, casi nueve millones de personas se han desplazado dentro de Sudán, y casi cuatro millones ya han pasado a los países vecinos, según reporta Naciones Unidas.
Desde Médicos Sin Fronteras indican que la respuesta humanitaria no está “ni de lejos a la altura de las necesidades”, gravemente infrafinanciada. Asimismo, tanto las FAS como las FAR han bombardeado zonas densamente pobladas, y se acusa que las milicias aliadas de las FAR han “desatado una campaña de brutalidad, que incluye violencia sexual sistemática, secuestros, asesinatos en masa, saqueo de ayuda y ocupación de instalaciones médicas”.
Con muchos actores en juego, el conflicto sudanés es difícil de caracterizar, pero tiene un momento inicial con el golpe militar encabezado por el general Abdel Fattah al-Burhan, de las FAS, y que fue apoyado entonces por el general Mohamed Hamdan Dagalo, de las FAR. Así, depusieron un gobierno de transición que pretendía elaborar una hoja de ruta para futuras elecciones democráticas.
Esto ocurrió en octubre de 2021, pero las diferencias entre ambos generales llevaron a que las FAR atacaran Jartum, la capital del país, el 15 de abril de 2023. Desde entonces el país entró en una espiral de violencia que ha llevado a una cantidad incierta de muertos, que va entre los 40 mil y los 150 mil, según distintas organizaciones de ayuda humanitaria.
Shager Ali, investigadora del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA), dijo a la cadena Deutsch Welle que los problemas de Sudán no se resolverían en el corto o mediano plazo: “Tenemos que mirar hacia un horizonte temporal de 20 años o más. Sudán no solo necesita un acuerdo de paz, ya que los conflictos entre el centro del país y la periferia, las etnias, las religiones y las tribus se han profundizado”.
Con casi un cuarto del país desplazado, y tres millones que se han marchado a Egipto, Libia, Chad o Sudán del Sur, se trata de la mayor crisis de desplazamiento en el mundo actualmente. En tanto, los que se quedan no solo sufren violencia y hambre, sino también el colapso de infraestructuras, la economía y el sistema sanitario.
Uno de los problemas principales de Sudán es la hambruna: casi la mitad del país se enfrenta a altos niveles de inseguridad alimentaria, y 8,5 millones viven en situaciones de emergencias similares a la hambruna, según el informe de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria por Fases (CIF). Así, es el país con más hambre en el mundo, siendo el único donde se ha declarado oficialmente la hambruna en varios lugares.
Al respecto, Médicos Sin Fronteras indica que hay preocupantes tasas de desnutrición en el país. En un comunicado, la ONG indicó: “MSF apoyó campañas de vacunación de actualización multiantígeno para niños menores de dos años en el sur de Darfur. Los más de 17.000 niños vacunados también fueron sometidos a cribados de desnutrición, que mostraron que el 7% de ellos sufría desnutrición aguda severa y el 30% desnutrición aguda global”.
La ONG Acción contra el Hambre calcula que más de 12 millones de mujeres y niñas sudanesas necesitan apoyo contra la violencia sexual y de género, que se ha disparado durante el conflicto armado, mientras la guerra limita el acceso a la atención médica y psicosocial necesaria para las mujeres y niñas afectadas. “Debido a este contexto de inseguridad, muchas mujeres deciden dejar sus hogares en busca de un futuro más seguro y, por ello, representan más del 50% de las personas refugiadas de Sudán en 2024″, dice en un comunicado Acción contra el Hambre.
La crisis empeora el acceso de los civiles a la salud, ya que según indica la OMS, el 70% de los centros sanitarios de las zonas afectadas apenas están operativos. Así, millones de personas no tienen acceso a atención crítica. Para peor, parte del personal sanitario ha sido atacado, y MSF ha registrado más de 80 incidentes violentos contra su personal. Las clínicas han sido saqueadas y destruidas, los medicamentos robados y el personal sanitario “agredido, amenazado y asesinado”.
“En estos dos años el conflicto en Sudán se ha caracterizado por el desprecio a la vida de la población civil y de los trabajadores sanitarios, y a la integridad de las instalaciones médicas”, indica Mercè Rocaspana, responsable médica de MSF para Sudán.
Al respecto, Rocaspana detalla: “Las necesidades médicas están estrechamente relacionadas con el conflicto, heridos de guerra (MSF ha tratado a más de 12.000 pacientes -entre ellos mujeres y niños- por traumatismos directamente derivados de ataques violentos), pero también con la falta de acceso a la atención sanitaria y a las condiciones generadas por la guerra y el desplazamiento. Estamos viendo muchos casos de desnutrición, sobre todo en niños menores de cinco años y en embarazadas”.
Por su parte, la coordinadora de emergencias de MSF, Marta Cazorla, indica: “Los brotes de sarampión, cólera y difteria se están extendiendo, impulsados por las malas condiciones de vida y la interrupción de las campañas de vacunación. Estas crisis agravadas reflejan no solo la brutalidad del conflicto, sino también las nefastas consecuencias del desmoronamiento del sistema público de salud y del fracaso de la respuesta humanitaria”.
En medio de esta crisis sanitaria, el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, denunció a principios de abril ejecuciones sumarias de civiles que tuvieron lugar en Jartum en los días que siguieron a la toma de la capital por parte del Ejército sudanés, por “aparentes sospechas de que estaban colaborando con las FAR”. Según el alto comisionado, las informaciones apuntan a que las ejecuciones fueron llevadas a cabo por miembros de las Fuerzas Armadas y de seguridad sudanesas, y milicias y combatientes que han luchado en el bando gubernamental.
“La impunidad por los crímenes en Sudán fortalece a las fuerzas que cometen abusos”, lamenta Human Rights Watch, que hace un llamado a que los líderes mundiales –reunidos este martes en Londres en una conferencia sobre Sudán– apoyen la rendición de cuentas en la nación africana y la protección de los civiles, además de tomar medidas para que las partes en conflicto dejen de cometer abusos y permitan la llegada de ayuda humanitaria a todos los rincones del país sin restricciones.
Lo último
Lo más leído
1.
2.
5.