El 68% de los ciudadanos de Perú son partidarios de que se adelanten las elecciones presidenciales y las legislativas para sortear la actual crisis política, menos de un año después de que el actual Presidente, Pedro Castillo, tomara posesión.
La concatenación de polémicas del Ejecutivo de Castillo y la situación en el Congreso, dominado por la oposición, provocan que cada vez haya más personas partidarias de renovar las instituciones. Entre quienes quieren nuevas presidenciales, un 61% piensa que lo más conveniente para el país es que haya comicios electorales, se escoja a otro mandatario y congresistas que integren el actual Legislativo. Sólo un 27% apuesta por la continuidad del actual presidente hasta el año 2026, según un sondeo del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) para el diario La República.
Un 4% considera que el actual mandatario debe dejar el gobierno y la vicepresidenta Dina Boluarte asumir el cargo, mientas que un 3% desea que haya comicios presidenciales y se queden los mismos parlamentarios.
Esta proporción evidencia el rechazo mayoritario a la gestión de Castillo -del 67%, con solo un 25% de aprobación- y la percepción pública de que, antes o después, el presidente terminará dimitiendo o siendo apartado. Un 65% de los encuestados considera que no terminará su mandato de cinco años y apenas un 25% estima que durará todo su período como presidente.
En esa corriente se desprende que un 63% considera que el Jefe de Estado dejará el Palacio de Gobierno por su incapacidad para gobernar. Un 30% sostiene, por su parte, que el motivo de su salida será porque no lo dejan dirigir el Poder Ejecutivo.
De hecho, casi tres de cada cuatro peruanos creen que la situación política es peor ahora que hace 12 meses, cuando Perú estaba en plena interinidad presidencial, con Francisco Sagasti al mando del país para cubrir las salidas de Pedro Pablo Kuczynski, Martín Vizcarra y Manuel Merino en un sólo quinquenio.
Sagasti, de hecho, figura entre las voces partidarias del adelanto electoral, en aras de la “regeneración”. En este sentido, criticó el plan de Castillo para aprobar una reforma constitucional, ya que esta debería llegar tras una discusión “muchísimo más amplia”.
“Si tiene un súbito ataque de sensatez, lo ideal sería que se presente una propuesta para adelantar elecciones generales”, dijo, en una entrevista a La República, en la que también mostró su confianza en la “presión” por parte de la ciudadanía.
“Lo que yo planteo es una reforma mínima para adelantar elecciones y crear un conjunto mínimo de reglas que permitan una renovación y regeneración. Luego, si las autoridades del Ejecutivo y del Congreso aceptan o no, dependerá de la presión que ejerza la ciudadanía. Si hay un número suficiente de firmas y los sectores se manifiestan con claridad en una oposición y hasta rechazo de la gestión de ambos poderes, pensar en que van a permanecer al margen de la voluntad popular se hace menos probable”, acotó.
“Lo hemos visto en el pasado, que incluso personas recalcitrantes, cuando han visto expresiones claras de la ciudadanía no les queda otra cosa (que aceptarlas). La ciudadanía va a recordar a quienes estén a favor de una u otra cosa en el futuro”, apuntó.
“Hay muchas cosas más que se pueden hacer que le corresponden al Ejecutivo, al Congreso, a los ciudadanos. Basta de buscar soluciones mágicas. Cambiamos el Congreso, cambiamos al Ejecutivo, ¿y desaparecen todos los problemas? No es así, pero hay que dar un primer paso”, sentenció Sagasti.
Consultado sobre una eventual intervención de la Iglesia como una salida a la crisis política, el expresidente dijo que “tiene que haber múltiples salidas”. Al respecto, detalló: “Está la Iglesia, el Acuerdo Nacional, las organizaciones civiles, los colegios profesionales, las instituciones académicas, los gremios… en fin, la salida tiene que ser conjunta”.
Pese a sus críticas a Castillo, Sagasti reconoció algunos atributos del actual mandatario. “Yo creo que es una persona de buena voluntad. Pero, como sabemos bien, el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones”, dijo. Sin embargo, destacó que “hasta el momento ha demostrado no tener una concepción clara de cómo articular y liderar al país de una manera inclusiva siendo presidente de todos los peruanos. Y lo segundo, que me parece muy complicado, es un talento especial para escoger a las peores personas que lo acompañen en el gobierno”.
“A mí lo que me preocupa es que no haya habido un proceso de aprendizaje de los errores cometidos”, concluyó.