Dos periodistas españoles y uno irlandés que estaban desaparecidos en Burkina Faso fueron asesinados por hombres armados que los habían secuestrado el lunes, en una zona con intensa actividad de caza furtiva, informaron este martes fuentes oficiales.
“Se confirma la peor de las noticias”, aseguró el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, al informar por Twitter del asesinato de los periodistas españoles David Beriáin y Roberto Fraile.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Irlanda, sin dar detalles, dijo que “ha estado en contacto con la familia del ciudadano irlandés y está proporcionando todo el apoyo consular posible”.
“Es muy lamentable, los tres occidentales fueron ejecutados por terroristas”, declaró a la AFP un alto responsable de los servicios de seguridad en Burkina Faso.
Los dos españoles y el irlandés acompañaban una patrulla contra la caza furtiva cuando fue atacada el lunes en el área de Fada N’Gourma-Pama, en el este del país africano.
Según testigos, los tres europeos y un burkinés -quien sigue desaparecido- fueron secuestrados y eran buscados intensamente desde este martes temprano por las fuerzas de seguridad de Burkina Faso.
El ataque, que dejó también tres personas heridas, fue obra de hombres armados que circulaban en dos camionetas y una decena de motos, según fuentes de seguridad, que precisaron que los atacantes se llevaron armas y material, incluidas dos camionetas y un dron.
Reporteros experimentados
La ministra de Asuntos Exteriores española, Arancha González Laya, explicó en conferencia de prensa que los dos periodistas españoles estaban “trabajando en un documental sobre los operativos que organiza Burkina Faso para proteger los parques nacionales” y “sus recursos naturales contra la caza furtiva”.
González Laya precisó que Beriáin era originario de Pamplona en Navarra (norte) y Fraile de Baracaldo en el País Vasco (norte).
Beriáin, experiodista de guerra de la CNN+ (la rama española de CNN que dejó de operar en 2010), había fundado la casa de producción “93metros” especializada en “grandes formatos documentales que dan acceso a mundos clandestinos”, según su cuenta Linkedin.
Fraile, quien según medios de comunicación españoles había resultado herido en 2012 en Siria, trabajaba “hace poco” para el canal de televisión CyLTV (canal de Catille et Léon), según un tweet del medio que muestra fotos del periodista detrás de una cámara.
El presidente del gobierno español expresó en Twitter su “reconocimiento a quienes, como ellos, realizan a diario un periodismo valiente y esencial desde las zonas de conflicto”.
El jefe de la política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, dijo que “los terroristas han mostrado una vez más su cobardía y su rostro criminal: los defensores de un oscurantismo que aniquila toda libertad de expresión”.
“Esta tragedia confirma los grandes peligros a los que se enfrentan los reporteros en el Sahel”, dijo en París Christophe Deloire, secretario general de la oenegé Reporteros sin Fronteras (RSF).
Ataques yihadistas frecuentes
En los últimos años se han producido varios secuestros de extranjeros en Burkina Faso.
Una pareja de australianos fue secuestrada en Djibo, en la frontera con Malí y Níger, en la noche del 15 de enero de 2016 durante una acción aparentemente coordinada con atentados en Uagadugú.
Esa noche, los yihadistas abrieron fuego en cafeterías, restaurantes y hoteles de la avenida Kwame-Nkrumah, el centro de la vida nocturna de Uagadugú, con un saldo de 30 muertos y 71 heridos.
Los secuestradores entregaron a la mujer, Jocelyn Elliot, a las autoridades nigerinas aproximadamente un mes después. El hombre sigue desaparecido.
En diciembre de 2018, una pareja ítalo-canadiense desapareció en la carretera entre Bobo-Dioulasso y Uagadugú. Fue liberada en la vecina Mali, después de más de un año de cautiverio.
Desde 2015, los ataques yihadistas son cada vez más frecuentes en el país.
Al principio los ataques atribuidos a grupos yihadistas --como el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (GSIM) afiliado a Al Qaida y el Estado Islámico en el Gran Sáhara (EIGS)- tuvieron como escenario el norte del país, en la frontera con Malí.
Pero, con el tiempo, se extendieron a la capital y a otras regiones, principalmente del este y el noroeste.
Desde 2015, las acciones violentas de los yihadistas causaron más de 1.200 muertos y más de un millón de desplazados.