Luego del impacto que provocó que el primer ministro británico, Boris Johnson, haya sido derivado a cuidados intensivos, el secretario de Asuntos Exteriores, Dominic Raab, ofreció este martes unas declaraciones para calmar los ánimos y explicó que confía en que el gobernante se recuperará de la infección de coronavirus, “porque es un luchador”. “Él se mantuvo estable durante la madrugada. Recibió oxígeno como procedimiento estándar y está respirando sin asistencia. No ha necesitado de un ventilador mecánico ni de ningún equipo invasivo de respiración”, declaró. También explicó que Johnson no tenía neumonía.

La conmoción ocasionada por la “lucha personal” de Johnson contra el virus ha remecido al gobierno justo en momentos que el país registra un número de fallecidos récord: 854 en 24 horas, llegando a 6.159 en total.

Johnson, de 55 años, fue ingresado a última hora del domingo en el St. Thomas’ Hospital, en el centro de Londres, después de haber presentado durante más de 10 días persistentes síntomas de coronavirus, entre ellos fiebre alta y tos. Su estado se deterioró rápidamente en las 24 horas posteriores, por lo que fue trasladado a cuidados intensivos. Aunque ha recibido oxígeno, funcionarios de su despacho dijeron que el lunes seguía consciente y tan solo había sido enviado a la UCI por si necesitaba la ayuda de un respirador artificial.

“Sigue estando de buen ánimo (...). Su progreso continúa siendo observado de cerca en la unidad de cuidados intensivos”, indicó Raab.

Pese a las palabras de calma del canciller, han surgido voces que critican el manejo que el gobierno ha hecho de la salud de Johnson. Ese fue el caso de Piers Morgan, periodista y presentador británico que en su cuenta de Twitter escribió: “Downing Street debe ser ahora 100% directo con los medios y con el público sobre la condición de Boris. No más mentiras. Gran Bretaña está en guerra y él es el primer ministro. Su salud es, por lo tanto, una cuestión de gran interés público. Todos debemos esperar y rezar por que Boris salga de esto”.

Incluso cuando fue llevado al hospital el domingo, crecieron las dudas sobre su capacidad de gobernar, considerando que estaba internado. Es por eso que Downing Street se apuró en aclarar que Johnson no había sido llevado de urgencia, sino que insistió en que era por precaución.

Los gobiernos británicos, dice The New York Times, tratan de silenciar los casos cuando los primeros ministros han tenido problemas de salud. En 1953, Winston Churchill sufrió un derrame y fue tratado en su casa en secreto, con una enfermera y un secretario privado que le llevaba los papeles de gobierno. En 1983, la entonces premier, Margaret Thatcher, tuvo una operación al ojo, por un desprendimiento de retina, en una clínica privada en Windsor. El gobierno no dio a conocer su ubicación, pero la prensa lo descubrió. En 2003 y 2004, Tony Blair fue sometido a dos procedimientos cardíacos por una arritmia y, al menos uno, requirió anestesia general. En ambos casos no se comunicó a los medios con antelación.

Johnson no es el único miembro del gobierno que tiene coronavirus. El primero que reportó fue el ministro de Salud, Matt Hancock, quien ya se encuentra trabajando. También está contagiado Dominic Cummings, quien se encontraría confinado en su casa. El jefe de gabinete, Michael Gove, anunció este martes que entraba en cuarentena voluntaria, luego que un miembro de su familia presentara síntomas, aunque seguiría trabajando desde su hogar.