El presidente Rodrigo Duterte se perfilaba este martes como el ganador en las elecciones de medio mandato en Filipinas, según los primeros resultados oficiosos, lo que podría permitirle sacar adelante proyectos controvertidos como la reinstauración de la pena de muerte o la reforma de la Constitución.
Según cifras publicadas por el PPCRV, un organismo acreditado por el gobierno para contar los votos, con el 94% de los votos escrutados, los candidatos del bando de Duterte ganarían nueve de los doce escaños en el Senado.
Más de 18 mil cargos públicos estaban en juego en estos comicios, incluyendo la mitad de los escaños del Senado, una institución que tuvo un papel crucial en los últimos tres años para bloquear algunas de las iniciativas más polémicas del otrora alcalde de Davao, la gran ciudad del sur.
Con todo, la Comisión Electoral declaró que los primeros resultados oficiales llegarían el martes por la tarde como muy pronto. El anuncio de los resultados finales podría tardar días.
Elegido en 2016, Duterte ha sido objeto de críticas por parte de los países occidentales por sus políticas violentas para combatir el tráfico de drogas y, a veces, incluso groseras.
Pero sigue siendo muy popular en el archipiélago, sobre todo por su modo de hablar, sin tapujos, y una parte de los filipinos aún lo ve como un recurso creíble frente a la ineficacia de la que acusan a las élites políticas tradicionales.
Duterte se comprometió a restablecer la pena capital por crímenes relacionados con el narcotráfico en el marco de su feroz campaña contra los estupefacientes, en la que miles de presuntos traficantes y consumidores perdieron la vida.
"Si está de acuerdo conmigo, entonces puede votar por mis candidatos", dijo Duterte, quien no está en las listas electorales, tras votar.
"Si me repudian con la pérdida de todos mis candidatos ... eso es todo", agregó.
Responsabilidad penal a los 12 años
El programa de firmeza contra la criminalidad de Duterte fue fundamental para su victoria en las presidenciales de 2016. Ahora, espera bajar la edad de responsabilidad penal de los 15 a los 12 años.
En total, 61 millones de filipinos estaban llamados a las urnas.
"Voté por muchos candidatos apoyados por el presidente Duterte porque su gobierno hace su trabajo", explicó a la AFP Myrna Cruz, de 51 años, al salir del colegio electoral.
"Apoyo su programa, y sobre todo su campaña anti-drogas. Pero espero que cese el baño de sangre", agregó.
Históricamente, los 24 miembros del Senado filipinos, elegidos por seis años, siempre han mostrado independencia de sus colegas de la cámara baja.
Obtener la mayoría en el Senado, algo imposible para Duterte según los institutos de sondeos, facilitaría indiscutiblemente la tarea del presidente, que tendría total libertad para hacer cuanto quisiera en materia de seguridad y de reforma constitucional.
La oposición advirtió reiteradamente que Duterte podría abolir el límite constitucional actual de mandatos, que es de uno único de seis años en el caso del presidente.
Cualquier reforma constitucional requiere del visto bueno del Congreso y de una aprobación por referéndum.
El restablecimiento de la pena de muerte y la reforma constitucional fueron aprobados sin problemas por la Cámara de Representantes desde 2016, pero hasta la fecha se toparon con el veto del Senado.
La pena de muerte fue abolida en 1987 en Filipinas, antes de ser reinstaurada seis años después y abolida nuevamente en 2006, tras una larga campaña de la iglesia Católica, que cuenta con 80% de fieles en el archipiélago.