Los temores del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, de que sería arrestado en Londres se confirmaron hoy luego de que fuera despojado del asilo y la nacionalidad por Ecuador, en cuya embajada llevaba refugiado seis años, nueve meses y 21 días. "Le hemos quitado el asilo a este malcriado y ventajosamente nos hemos librado de una piedra en el zapato", dijo el Presidente ecuatoriano Lenín Moreno, quien aseguró que Assange llegó a manchar con sus excrementos la embajada de Quito en la capital británica.
Delgado y desarreglado, con larga barba blanca y el clásico pelo platinado recogido en una cola, el australiano, de 47 años, fue sacado a rastras por la mañana del recinto diplomático por seis agentes que lo introdujeron en un furgón policial.
La plataforma WikiLeaks se hizo famosa en 2010 cuando publicó 250.000 cables diplomáticos y unos 500.000 documentos confidenciales sobre las actividades del Ejército estadounidense en Irak y en Afganistán. Desde entonces, la Fiscalía de EE.UU. estudió la posibilidad de imputarle un delito de violación de la Ley sobre Espionaje de 1917, aunque no tuvo éxito.
En noviembre de 2011, el Tribunal Supremo de Londres dijo que Assange debía ser extraditado a Suecia para ser interrogado por presuntos delitos sexuales, después de las acusaciones de dos exvoluntarias de WikiLeaks. Tras perder un recurso, Assange se refugió en la Embajada de Ecuador el 19 de junio de 2012, para evitar ser extraditado. El entonces Presidente de Ecuador, Rafael Correa (2007-2017) aceptó este argumento y tras dos meses de encierro en la embajada le otorgó el asilo diplomático en agosto de 2012.
"Ojalá me equivoque, pero es casi seguro que lo extraditan a EE.UU." donde "no tiene la más mínima posibilidad de tener un juicio justo", dijo Correa.
Luego de su detención, el departamento de Justicia estadounidense anunció que pidió su extradición para juzgarlo por "conspiración para cometer intrusión informática" por haber ayudado al entonces analista de inteligencia Bradley Manning a obtener una contraseña con que accedió a los documentos del Pentágono que luego divulgó. Además, indicó que por estos delitos enfrenta hasta cinco años de cárcel, lo que podría ser un alivio para Assange que temía ser condenado a la pena de muerte en EE.UU. por traición o divulgación de secretos.
Assange compareció hoy ante un tribunal y, según France Presse, tenía una actitud provocadora. Se puso a leer el libro La Historia del Estado de Seguridad Nacional, del fallecido ensayista y novelista estadounidense Gore Vidal, antes del inicio de una audiencia en la que fue declarado culpable de uno de los cargos: violar su libertad condicional en 2012.
El australiano rechazó ser entregado a la justicia estadounidense y permanecerá detenido en Londres hasta una próxima vista, fijada para el 2 de mayo.
Expertos de Naciones Unidas dijeron hoy que el arresto lo "expone a serios riesgos de violaciones a los derechos humanos", si es extraditado a Estados Unidos.
El exjuez español Baltasar Garzón, por su parte, que se presenta como "el coordinador de las defensas" del australiano desde julio de 2012, estimó que Assange sufre una persecución de Estados Unidos. "Las amenazas contra Julian Assange por razones políticas, la persecución desde Estados Unidos, están más vigentes que nunca", dijo Garzón.
En esa línea, el diario The New York Times reveló hoy la supuesta campaña del gobierno de Donald Trump contra Assange. Así, señaló que apenas asumió el cargo de director de la CIA, Mike Pompeo le dijo a los congresistas que un nuevo blanco para los espías de EE.UU. era el hacker australiano. Además, señaló el periódico, la CIA llevó adelante una tradicional conducta de espionaje contra WikiLeaks, al tiempo que tanto Pompeo como el entonces fiscal general Jeff Sessions realizaron "una agresiva campaña contra Assange". El diario dice que un proceso a Assange podría conflictuar los intereses del gobierno de Trump, ya que el hacker podría revelar si la campaña del mandatario conspiró con Rusia de cara a las elecciones de 2016.