En una jornada que había sido definida como clave para la suerte de la administración de Lenín Moreno, Ecuador vive este miércoles la huelga nacional con postales disímiles. Mientras la masiva marcha indígena llenó las calles del centro de Quito de manera pacífica e intentó llegar a plazas cercanas al Palacio de Carondelet para pedir la derogación del decreto que pone fin a los subsidios de combustibles, otro grupo con decenas de manifestantes convocado por los sindicatos lanzó piedras y palos a la policía, que trataba de dispersarlos con gas lacrimógeno para impedir su avance.
Los principales diarios ecuatorianos destacaron el carácter pacífico de la marcha indígena. En el séptimo día de protestas, los manifestantes salieron cerca de las 11.00 desde la Casa de la Cultura Ecuatoriana, situada en el Parque El Arbolito, donde se reunieron tras llegar a principios de semana desde el interior del país. Pero círculos policiales y militares que resguardaban el palacio presidencial impidieron su ingreso, por lo que tuvieron que conformarse con congregarse en la Plaza de Santo Domingo, a unos 650 metros de la sede de gobierno, para expresar su rechazo a las medidas económicas.
Según el diario El Telégrafo, Jaime Vargas, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), dialogó con la fuerza pública y pidió a sus bases no enfrentarse. Asimismo, decidieron no unirse a la movilización de los sindicatos, que provocaron enfrentamientos con la Policía.
Moreno, por su parte, retornó a Quito cerca de las 14.00 para monitorear el desarrollo de las marchas sindicales e indígenas. El mandatario viajó desde Guayaquil, ciudad hasta la que se trasladó a comienzos de semana tras la llegada a la capital de miles de indígenas.
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Le llegada de Moreno a Quito se produjo poco después de que su vicepresidente, Otto Sonnenholzner, asegurara desde Guayaquil que están logrando "frenar" la pretensión "de desestabilizar" al gobierno. "Gracias al esfuerzo de todos, gracias a lo que hacemos en conjunto con las FF.AA., con la Policía Nacional, con los municipios del país estamos logrando frenar esta pretensión de desestabilizar al Gobierno Nacional por parte de grupos políticos organizados y enfocados en hacerle daño a Ecuador", dijo.
Sonnenholzner también ratificó la vigencia de las medidas y reconoció que se han tenido acercamientos con el movimiento indígena y los sindicatos bajo el acompañamiento de la ONU, la Iglesia Católica y rectores de universidades. "Estamos conversando y hemos llegado ya a algunos avances en estas negociaciones con los movimientos indígenas", agregó desde Guayaquil, al señalar que "pandillas pagadas" se han querido tomar la ciudad.
En un mensaje por radio y televisión el martes por la noche, Moreno ya había anunciado el comienzo de un diálogo con unas 60 agrupaciones indígenas. Y consultado sobre si debía renunciar debido a las protestas, Lenín Moreno respondió: "No, bajo ninguna circunstancia, y no veo por qué tendría que hacerlo si estoy tomando las decisiones correctas".
En tanto, el expresidente Rafael Correa, a quien Moreno culpó de instigar un golpe de Estado, urgió este miércoles al mandatario a convocar elecciones anticipadas y se ofreció a ser candidato pese a que cree que no lo "dejarán" participar.