Incertidumbre. Ese es el sentimiento que reina entre los ecuatorianos desde hace una semana, cuando las cifras de contagios por Covid-19 -que suman 3.368, además de 145 muertos- se transformó en una de las más altas de la región. Guayaquil es el epicentro del virus, con el 70% de los enfermos y calles que han sido testigo de la crisis sanitaria con cadáveres en la vía pública por el colapso de morgues y funerarias. El temor de las familias ya no es contraer el coronavirus, sino tener dónde tratar a los pacientes.

“Cada persona en Guayaquil tiene por lo menos dos o más familiares, amigos o conocidos con fallecidos. Parece exageración, pero es la realidad. A dos cuadras de mi casa había un ataúd tirado en la calle. A mi cuñada le confirmaron ayer que su tío falleció por Covid-19 y un amigo tuvo tres días el cadáver de su padre en el domicilio. Si tienes dinero para contratar una funeraria se llevan el cuerpo, de lo contrario queda en la calle”, relata a La Tercera Verónica Defas, de Guayaquil.

Han pasado 35 días desde el paciente 0 que llegó desde España y para muchos la situación se tornó “crítica”. El Presidente Lenín Moreno decretó toque de queda de 15 horas, suspensión de la jornada laboral -que duraría hasta este domingo- y aislamiento masivo. Pero para los ecuatorianos algo que no cuadra son las cifras oficiales de fallecidos por coronavirus, en comparación con el panorama en Guayaquil.

Un hombre mira un cuerpo que se dice que estuvo tendido en las afueras de una clínica durante tres días en Guayaquil, el 3 de abril de 2020. Foto: AFP

El concejal guayaquileño Jorge Rodríguez describe la situación como “un drama humanitario”. “Hay gente que nos dice que tiene cuerpos de familiares hace cuatro días y que los vecinos ya no soportan. Si en un día normal el Registro Civil emitía entre 60 a 80 certificados de defunción, ahora se debe sumar los decesos por Covid-19 y muchos otros que no aparecen positivo porque hay un subregistro, ya que no tenemos la cantidad suficiente de pruebas para determinar quién está contagiado y quién no. Hace rato las cifras desbordaron la oficial, en base a los cadáveres recogidos durante los últimos 10 días, Guayaquil podría superar los 30 mil contagiados”.

El gobierno está retirando al menos entre 90 y 120 cuerpos diariamente en la ciudad. El protocolo establecido es que a las víctimas fatales no es necesario realizarles el test de coronavirus, porque ya no son “transmisores”. Eso sí, deben seguir medidas como sanitizar el entorno y quemar el colchón del enfermo. Según Infobae, en Ecuador la tasa de tests totales hechos por millón de habitantes es de 467, en Brasil es de 218 y en Chile de 1.843.

A pesar de los resguardos, el desborde del sistema sanitario tiene a Guayaquil -urbe con más de 2 millones de habitantes- en un “panorama desolador”. La municipalidad debió comprar 10 contenedores refrigerantes para mantener los cuerpos hasta que puedan ser sepultados ya que las morgues estatales están superando su capacidad, al igual que otras zonas habilitadas como anfiteatros. Sin embargo, las autoridades descartan el envío de cuerpos a fosas comunes, posibilidad que habían barajado. Por esto, en las próximas semanas activarán dos nuevos cementerios, uno con capacidad para 10 mil personas y otro para 3 mil.

Dada la imposibilidad que los familiares realicen un funeral, las autoridades intentan que los medios de comunicación otorguen un espacio de 30 minutos una vez a la semana para difundir una ceremonia, nombrando a los fallecidos y así tener una “despedida”.

En medio de la crisis sanitaria que golpea a la capital de la provincia de Guayas, dos declaraciones han descolocado a la población, que intenta disminuir el flujo en las calles y mantener la distancia social para frenar la curva de contagios.

El Mandatario ecuatoriano, en cadena nacional y tras abultadas críticas en las redes sociales por el manejo del Covid-19, confirmó que “sabemos que tanto el número de fallecimientos, como de contagios, los registros oficiales se quedan cortos. La realidad siempre supera el número de pruebas y la velocidad con la que se presta atención”. Además, estimó que solo en esta provincia habrá entre 2.500 y 3.500 fallecidos por el virus en “estos meses”.

“La declaración del Presidente es una bomba de tiempo. Eso genera conmoción. Entre las autoridades falta coordinación, pero hay que tener en cuenta que Moreno nunca fue una persona muy ejecutiva. A eso hay que sumarle que es de la tercera edad (67 años), o sea, es población de riesgo y con discapacidades. El respaldo de Moreno era menor al 10% antes del coronavirus, creo que es la más baja desde 1979”, sostiene el politólogo ecuatoriano Santiago Basabé. “Al principio había susto de que algún familiar se enferme de coronavirus, pero actualmente el miedo es cómo voy a hacer para que se recupere o dónde podría ser atendido, porque el sistema de salud se está viendo colapsado”, dice Norka Moreno desde Guayaquil.