EE.UU. abandona tratado de armas nucleares y alista ensayos de nuevos misiles
El Pentágono ya estaría preparando pruebas de una nueva arma no nuclear para los próximos meses, con miras a contrarrestar el arsenal de Rusia y China.
En 1987, Estados Unidos y la Unión Soviética firmaron el tratado de armas nucleares de alcance corto e intermedio (INF por sus siglas en inglés), hecho que frenó la fuerte carrera armamentista que ambas potencias protagonizaban en plena Guerra Fría, y que hoy, 32 años después, dejó de existir tras el retiro de Washington del pacto.
En ese entonces, la firma de Ronald Reagan y de su par soviético Mijaíl Gorbachov eliminaba los misiles balísticos y de crucero nucleares o convencionales, cuyo rango de alcance estuviera entre 500 y 5.500 kilómetros, lo que permitió allanar el camino para el fin de la Guerra Fría.
Pero tres décadas después, el tratado llegó a su fin con el retiro formal de EE.UU. del pacto, lo que ha alimentado los temores de que una nueva carrera armamentista podría ganar terreno.
En febrero de este año, el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, anunció que su país suspendería sus obligaciones del tratado debido al incumplimiento del pacto por parte de Rusia. Luego, la administración de Donald Trump dijo que EE.UU. se retiraría del acuerdo en seis meses si Rusia no cumplía sus obligaciones. El plazo se cumplió este viernes 2 de agosto y la amenaza se hizo realidad: "Estados Unidos no seguirá siendo parte en un tratado que es violado deliberadamente por Rusia. El incumplimiento de Rusia en virtud del tratado pone en peligro los intereses supremos de EE. UU.", escribió Pompeo en un comunicado.
La OTAN, por su parte, respaldó la acción de Estados Unidos y su secretario general, Jens Stoltenberg, lamentó que "Rusia no se mostrara dispuesta ni tomara medidas para cumplir sus obligaciones internacionales".
Nuevos ensayos
Los expertos temen que el fin del tratado de armas nucleares pueda ser el puntapié inicial para una nueva carrera armamentista con Moscú, puesto que el otro tratado que limita las armas nucleares de largo alcance entre ambos países, el nuevo tratado START, expira en febrero de 2021, y se cree que es poco probable que sea renovado. Con ello, un control sobre la creación de armas nucleares de las dos potencias sería inexistente. "Ahora que el tratado ha terminado, veremos el desarrollo y despliegue de nuevas armas", dijo a France Presse el analista militar ruso, Pavel Felgenhauer.
China en la mira
A esto se suma que EE.UU. comenzaría a realizar nuevos ensayos de misiles antes de que finalice el verano boreal. Un alto funcionario de defensa estadounidense aseguró a CNN que el Pentágono se dispone a probar un nuevo misil de crucero no nuclear desarrollado específicamente para desafiar a Rusia en Europa. Se espera que este primer misil de prueba sea el Tomahawk, que estaría modificado para ser disparado desde el suelo. Si la prueba tiene éxito y si es que EE.UU. puede encontrar algún país dispuesto a albergar las armas, los primeros misiles de crucero lanzados desde la tierra podrían desplegarse en 18 meses.
Ante dicha posibilidad, Moscú quiso jugar una última ficha proponiendo un tiempo de espera ante el inminente envío de armamento a Europa. "Hemos propuesto a Washington y otros países de la OTAN que evalúen la posibilidad de declarar el mismo tipo de moratoria en el despliegue de misiles de corto y medio alcance que los nuestros", dijo el viceministro de Relaciones Exteriores, Sergei Ryabkov.
Pero Washington no solo buscaría contrarrestar el poder armamentista de Moscú con su salida del tratado. Según advierte The New York Times, Beijing también se encontraría en la mira del Pentágono, debido al importante arsenal que ha acumulado.
Según el Times, la administración de Trump ha argumentado que China es una de las razones por las cuales Trump decidió abandonar el tratado INF, ya que es considerado como un "rival estratégico a largo plazo, mucho más formidable que Rusia".
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