Estados Unidos amenazó el lunes a Irán con "las sanciones más fuertes de la historia" si no cumple con sus condiciones para alcanzar un "nuevo acuerdo" nuclear tras la retirada del pacto multilateral proclamada por el presidente Donald Trump.
"Aplicaremos una presión financiera sin precedentes sobre el régimen iraní", dijo el jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo, al describir la "nueva estrategia" de Washington para contrarrestar el régimen islámico de Teherán, que calificó como el principal patrocinador mundial del terrorismo.
"¿Quién eres tu para decidir de parte de Irán y del mundo", reaccionó el presidente iraní Hassan Rohani, un moderado que el secretario de Estado puso en el mismo plano que a los duros del régimen.
"El mundo de hoy no acepta que Estados Unidos decida por el mundo. Los países tienen su independencia", señaló Rohani en un comunicado emitido por varias agencias de noticias iraníes.
En su primer gran discurso sobre política exterior desde que dejó la dirección de la CIA para encabezar el Departamento de Estado, Pompeo criticó la laxitud del pacto de 2015, diseñado para evitar que Irán desarrolle un arma nuclear, y prometió "aplastar" a los agentes iraníes y a los representantes del movimiento chiita Hezbolá que operan en todo el mundo.
"El aguijón de las sanciones se volverá más doloroso si el régimen no cambia el rumbo del camino inaceptable e improductivo que ha elegido para sí mismo y para el pueblo iraní", dijo en el conservador centro de reflexión Heritage Foundation.
Pompeo dijo que Estados Unidos levantaría sus sanciones si Irán pusiera fin a su programa de misiles balísticos y dejara de intervenir en conflictos regionales, desde Yemen a Siria.
"Irán se verá obligado a tomar una decisión: pelear para mantener su economía a flote en el país o seguir desperdiciando preciosas riquezas en las peleas en el extranjero. No tendrá los recursos para hacer ambas cosas", aseguró.
Trump anunció el 8 de mayo la salida del acuerdo nuclear con Irán, que selló junto con Reino Unido, China, Francia, Alemania y Rusia, por considerar que el pacto no fue lo suficientemente estricto en sus exigencias hacia Teherán. Y ahora quiere que el resto de los firmantes apoye su estrategia de línea dura.
Doce condiciones
En vez de sugerir una renegociación del acuerdo con Irán, Pompeo describió doce condiciones de Washington para cualquier "nuevo acuerdo" con Teherán, de manera de asegurar que "nunca más tendrá carta blanca para dominar Medio Oriente".
Estos puntos abordan cada aspecto del programa de misiles de Irán y lo que Estados Unidos llama su "influencia maligna" en la región, incluido el apoyo al presidente sirio Bashar al-Assad, a Hezbolá y a los rebeldes hutiés en Yemen.
Irán "debe poner fin a su comportamiento amenazador hacia sus vecinos", como su promesa de destruir a Israel y su lanzamiento de misiles en Arabia Saudita" y Emiratos Árabes Unidos, indicó.
El secretario de Estado pidió el apoyo de sus aliados, tanto en Europa como en el resto del mundo, pero reconoció que la presión de Washington a Teherán planteará dificultades financieras y económicas para muchos países.
"Queremos escuchar sus preocupaciones. Pero haremos que los que hacen negocios prohibidos en Irán rindan cuentas", añadió.
Estas doce condiciones "pueden parecer poco realistas", pero son demandas "básicas" (...). "Al final, el pueblo iraní tendrá que tomar una decisión sobre sus líderes", precisó Pompeo.
"La idea de un tratado iraní gigante me parece muy difícil" y "no fácil de realizar en plazos vagamente razonables", previno su homólogo británico Boris Johnson en el marco de una reunión del G20 en Argentina.
Los comentarios de Pompeo "subrayan cuán explícitamente la estrategia estadounidense es la de un cambio de régimen", comentó Suzanne Maloney, investigadora de la Brookings Institution.
Según ella, el gobierno de Trump "piensa que puede extraer concesiones maximalistas aplicando, de forma unilateral y a pesar de la objeción de nuestros aliados, las mismas herramientas que se desplegaron con amplio apoyo internacional durante los últimos años de la crisis nuclear".
Por el contrario, esta "presión máxima", que recuerda a la estrategia de Corea del Norte, ha sido saludada por analistas conservadores como Mark Dubowitz, del centro de reflexión Foundation for Defense of Democracies.