Estados Unidos dijo el lunes que no enviará funcionarios del gobierno a los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing, luego de que China prometiera “contramedidas” no especificadas contra cualquier boicot diplomático de este tipo.
El Presidente Joe Biden dijo el mes pasado que estaba considerando un boicot diplomático en medio de críticas al historial de derechos humanos de China, incluido lo que Washington dice que es un genocidio contra las minorías musulmanas en su región occidental de Xinjiang.
Estados Unidos “no enviará ninguna representación diplomática u oficial a los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Invierno de Beijing 2022 dado el genocidio y los crímenes de lesa humanidad en curso en Xinjiang y otros abusos de los derechos humanos en la República Popular China”, dijo la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki.
El boicot diplomático no afectaría la asistencia de los atletas estadounidenses, señaló. “Los atletas del equipo de Estados Unidos cuentan con todo nuestro apoyo. Los apoyaremos al 100% mientras los animamos desde casa”.
Más temprano el lunes, Zhao Lijian, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, había señalado que quienes piden un boicot están siendo “grandilocuentes” y deberían dejar de hacerlo “para no afectar al diálogo y la cooperación entre China y Estados Unidos en ámbitos importantes”.
“Si Estados Unidos insiste en aferrarse voluntariamente a esta trayectoria, China tomará contramedidas contundentes”, dijo en una conferencia de prensa.
Funcionarios chinos señalan que han recibido más de 1.500 solicitudes del Comité Olímpico de Estados Unidos, que es responsable de enviar los nombres de los atletas para asistir a los Juegos de Invierno, programados para febrero.
No obstante, citan estrictas restricciones de Covid-19 para los planes para limitar la asistencia de espectadores, y los medios estatales chinos han dicho que Beijing no tiene la intención de invitar a políticos occidentales que hayan amenazado con un boicot.
El Presidente ruso, Vladimir Putin, es el único líder de un país importante que ha aceptado la invitación de China para asistir a la cita deportiva.
El Comité Olímpico Internacional (COI) se congratuló de que la decisión “política” de Washington no pusiera en tela de juicio la participación de los deportistas estadounidenses.
“La presencia de funcionarios gubernamentales y diplomáticos es una decisión puramente política de cada gobierno, que el COI, en su neutralidad política, respeta plenamente”, indicó un portavoz de la instancia olímpica este lunes a la AFP.
El Departamento de Estado dijo que el personal diplomático estaría presente en Beijing “para asegurar a nuestros atletas, entrenadores y personas asociadas con el equipo olímpico de Estados Unidos que están a salvo”.
Lo que representa “un tema diferente de la representación diplomática oficial”, según el portavoz Ned Price.
Tras el anuncio de la Casa Blanca, varios políticos estadounidenses dieron la bienvenida a este boicot. “Las últimas tres décadas de abusos y actos represivos por parte de Beijing muestran que la comunidad internacional ya no puede firmar un cheque en blanco en Beijing y esperar que su comportamiento simplemente cambie”, dijo la líder demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.
Del lado republicano, Michael McCaul, dijo que estaba “feliz de que la administración Biden finalmente haya decidido no enviar funcionarios a los Juegos de Beijing”, una “elección obvia por algún tiempo” según él.
También pide al Presidente Biden que inste a los aliados de Estados Unidos a sumarse a este boicot, con el fin de “negar el valor propagandístico de este evento para el Partido Comunista Chino”.
Para Sophie Richardson, directora para China de la ONG Human Rights Watch, este boicot representa “una etapa crucial para confrontar al Estado chino con sus crímenes contra la humanidad dirigidos contra los uigures y las poblaciones turcoparlantes”.
“Pero no debería ser la única acción”, agregó. “Los Estados Unidos deberían ahora redoblar sus esfuerzos con los Estados alineados sobre el tema para investigar y determinar las mejores vías para que los responsables de estos crímenes rindan cuentas y se haga justicia a los supervivientes”.
El Comité Olímpico de Estados Unidos, por su parte, se opone a un boicot total, explicando que los Juegos son importantes después de meses de pandemia.
En el pasado, sostuvo, que el boicot a los Juegos de Moscú-1980 por Estados Unidos y unos 60 países más, y de Los Angeles-1984 por la Unión Soviética y sus aliados, había demostrado que utilizar esos acontecimientos como “instrumento político” era un “error”.