Estados Unidos pidió el martes el fin de la guerra en Yemen, especialmente el cese de los bombardeos de la coalición liderada por Arabia Saudita, que envió a más de 10.000 hombres hacia Hodeida, una ciudad portuaria vital dominada por los rebeldes.

El llamado representa un cambio de tono de Washington hacia Riad tras la muerte del periodista saudita Jamal Khashoggi, destacado crítico del príncipe heredero saudita Mohamed bin Salman y colaborador del Washington Post.

Pero Estados Unidos, que reclama el comienzo de conversaciones de paz en un plazo de 30 días, estima aún que el primer paso lo deben dar los rebeldes hutíes, apoyados por Irán, principal enemigo de la Casa Blanca y sus aliados saudíes.

El secretario de Defensa, Jim Mattis dijo que Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos están listos para conversar.

"Tenemos que avanzar hacia un esfuerzo por la paz, y no podemos decir que lo haremos en algún momento en el futuro", dijo Mattis en un evento en Washington. "Tenemos que hacerlo en los próximos 30 días", precisó.

El pedido de cese al fuego fue repetido por el jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo.

"Es tiempo del cese de las hostilidades, incluyendo ataques con misiles y drones desde las áreas controladas por los hutíes hacia Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos", dijo Pompeo en un comunicado.

"Luego, los bombardeos de la coalición deben cesar en todas las áreas pobladas de Yemen", añadió.

Mattis pidió la misma sucesión de hechos, llamando a todas las partes a la mesa de negociación sobre la base de un "cese al fuego" que vería primero el retroceso de los rebeldes hutíes de la frontera y luego "el cese de los bombardeos" de la coalición árabe.

El cese de hostilidades permitiría al enviado especial de la ONU, Martin Griffiths, "reunir" a las partes en Suecia en noviembre "y llegar a una solución", dijo Mattis.

Aunque ni Mattis ni Pompeo mencionaron la muerte del periodista, que hace florecer sospechas sobre el rol de Mohamed bin Salman, la postura de Washington ocurre en momentos en que el gobierno de Donald Trump siente la presión del Congreso para distanciarse de Riad.

Desde hace diez días, los hutíes posicionaron combatientes en los tejados de varios edificios de Hodeida, puerta de entrada de las tres cuartas partes de las importaciones en Yemen, indicó una fuente militar a la AFP.

Tras el fracaso de las negociaciones apoyadas por la ONU en septiembre, la coalición antirrebelde anunció que reanudaba su ofensiva lanzada en junio sobre Hodeida.

Además de esta ciudad, los hutíes controlan la capital Saná y el norte del país.