Estados Unidos reportó el jueves un éxito parcial en su política migratoria al detener menos indocumentados en la frontera con México el último mes, pero el gobierno de Donald Trump enfrenta duras críticas por haber separado familias al arrestar a 680 personas sin papeles en redadas masivas.
Las siete redadas el miércoles en Mississippi, en el sureste, dejaron a muchos niños solos y dependiendo de los vecinos para tener qué comer y dónde dormir, en escenas descorazonadoras que desataron la cólera de opositores y activistas de derechos humanos.
Al día siguiente, el Departamento de Seguridad Interior (DHS) informó que la patrulla fronteriza había detenido 21% menos de migrantes en la frontera con México en julio respecto al mes anterior.
La oficina atribuyó esta disminución a un acuerdo firmado con México en junio para detener el flujo de migrantes que viajan hacia el norte a Estados Unidos desde Centroamérica, principalmente de Guatemala, Honduras y El Salvador.
"La situación está mejorando", dijo el secretario interino del DHS, Kevin McAleenan, aclarando que la crisis de cruces ilegales en la frontera continúa.
Este tema es uno de los pilares del gobierno de Trump, quien prometió en la campaña que lo llevó a la presidencia que pondría fin a la inmigración ilegal.
En este contexto, la oficina de migración ICE irrumpió el miércoles en siete plantas de procesamiento de comida en seis ciudades de Misisipi, en la mayor operación antiinmigrantes en un solo estado en la historia del país.
ICE informó el jueves que, de los 680 arrestados, 300 ya habían sido liberados, 30 de ellos por razones humanitarias. Previamente había informado que muchos serían liberados con tobilleras electrónicas.
El gobierno de México informó el jueves que 107 de los detenidos eran mexicanos.
"Mi papá no hizo nada"
Pero al salir de la escuela el miércoles, muchos niños de la ciudad de Foster, 80 Km al este de la capital, Jackson, se encontraron con que sus padres no estaban en casa.
Según reportó la televisora local WJTV, vecinos e incluso desconocidos se ocuparon de ellos y los llevaron a un gimnasio cuyo dueño ofreció alojarlos.
Fotos y videos mostraron a los niños llorando, tapándose la cara, consolándose entre ellos, sentados en el suelo con un pedazo de pizza sobre una servilleta.
"Gobierno, por favor, muestra que tienes corazón", dijo a las cámaras Magdalena Gómez, de 11 años, con la voz cortada por el llanto. "Necesito a mi papá y mi mami, mi papá no hizo nada, no es un criminal".
Jordan Barnes, el dueño del gimnasio Clear Creek Boot Camp, puso a disposición el local para recibir a decenas de niños, y los vecinos llevaron comida y juguetes.
"Les proveeremos camas y tendrán comida para que puedan pasar la noche", dijo Barnes a WJTV.
Han sido días de ansiedad para la comunidad latina. El fin de semana, un atacante mató a 22 personas luego de publicar un manifiesto racista donde prometía acabar con la "invasión" hispana.
En junio, Trump dijo en un tuit que iba a deportar a "millones de extranjeros ilegales".
"Esto es malvado", escribió el senador Bernie Sanders, precandidato demócrata para las elecciones de 2020. "Días después de que los inmigrantes fueran masacrados en El Paso, Trump continúa a atacando a las familias de inmigrantes".
"Esto es inhumano y tendrá efectos devastadores en los niños que quedaron solos", escribió Elizabeth Warren, también precandidata demócrata.
"Deben respetar nuestras leyes"
Los inmigrantes "deben respetar nuestras leyes, tienen que venir aquí legalmente o no venir", advirtió Mike Hurst, fiscal del distrito sur de Mississippi, al informar sobre las redadas.
La fiscalía de Mississippi informó el jueves que 30 personas fueron liberadas la noche del miércoles por razones humanitarias y 270 al día siguiente, luego de haber sido procesadas por la sección de investigación del Departamento Seguridad Interior (HSI).
"Si HSI halló a dos padres extranjeros con niños pequeños en casa, liberó a uno de ellos por razones humanitarias", aseguró en un comunicado. También "liberó a los padres solteros con niños pequeños en casa".
Pero esto no bastó para calmar los ánimos de activistas de derechos humanos.
Joshua Tom, director legal de la ACLU en Mississippii -la mayor organización de defensa de derechos humanos del país-, escribió que "el presidente Trump continúa aterrorizando a nuestras comunidades con estas redadas innecesarias y crueles".
"Nos preocupa profundamente que las redadas hayan separado a las familias de Mississippi, perturbado nuestra economía local y desviado los limitados recursos de nuestro estado en apoyar la agenda de deportaciones masivas de Trump", añadió.