Estados Unidos y Reino Unido llevaron a cabo este martes ataques adicionales contra ocho posiciones estratégicas de los rebeldes hutíes en Yemen con el apoyo de los gobiernos de Australia, Bahréin, Canadá, Países Bajos y Nueva Zelanda.
Estos bombardeos se han realizado “de conformidad con el derecho inherente a la autodefensa”, tanto individual como colectiva, recogido en la Carta de Naciones Unidas, y con el objetivo de “perturbar y degradar la capacidad de los hutíes” para atacar barcos en el mar Rojo a fin de evitar una “escalada”.
“Los más de treinta ataques que los hutíes han lanzado contra buques comerciales y navales desde mediados de noviembre constituyen una amenaza para todos los países que dependen del transporte marítimo internacional”, indicó un comunicado conjunto de más de 20 países.
En concreto, los bombardeos británico-estadounidenses han sido respaldados por países como Alemania, Hungría, Italia, Polonia, Corea del Sur, Dinamarca, Croacia, Albania, Estonia, Lituania, Macedonia del Norte, Rumanía, Montenegro y Guinea-Bisáu.
“Condenamos estos ataques y exigimos que se les pongan fin. También subrayamos que quienes suministran a los hutíes las armas para llevar a cabo estos ataques están violando la resolución 2216 del Consejo de Seguridad de la ONU y el Derecho Internacional”, señalaron en la declaración las naciones firmantes.