A más de 80 días del inicio de la invasión rusa en Ucrania, los niños de este último país se encuentran en una particular situación de vulnerabilidad. A medida que las acciones del Ejército ruso se salían del ámbito militar, e incluyeron el ataque a objetivos civiles, son muchos los menores que han muerto a causa de la guerra.
De los 14 millones de ucranianos que han debido abandonar sus hogares por la guerra, la mitad son menores de edad. Muchos de ellos han visto a sus familias separarse, sobre todo ya que los hombres en edad de combatir están obligados a quedarse en el país.
A ello se suma la denuncia formulada este viernes por las autoridades de Ucrania, relativa a que Rusia habría deportado a más de 210 mil menores de edad desde el inicio de la guerra, lo que constituye una violación a la Convención de Ginebra. Moscú, por su parte, se ha referido a las personas que han llegado a su territorio como “refugiados”.
Debido a la guerra, cerca de 100 niños murieron solo durante abril en Ucrania, indicó el vicedirector ejecutivo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) al Consejo de Seguridad de la ONU este viernes. Según Omar Abdi, la invasión ha impulsado una crisis para la protección de los niños y sus derechos. Por lo demás, Abdi evaluó que el número podría ser aún más alto. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas había llamado a discutir el impacto de la guerra en los niños y su educación.
De hecho, según la Fiscalía General de Ucrania, ya en abril habían muerto cerca de 213 niños. En un informe difundido a través de Telegram, la institución detalló también que al menos 389 han resultado heridos en la guerra.
Ese mismo viernes, la Defensora del Pueblo de Ucrania, Lyudmila Denisova, afirmó que desde el inicio de la invasión, más de 210 mil niños han sido deportados hacia Rusia, y acusó a Moscú de querer volverlos ciudadanos rusos. Estos niños estarían entre los cerca de 1,2 millones de ucranianos que Kiev asegura fueron deportados contra su voluntad por los invasores.
En la televisión ucraniana, Denisova declaró: “Cuando se llevan a nuestros niños, lo que hacen es destruir la identidad nacional, y privar a nuestro país de su futuro. Les enseñarán allá a nuestros niños, en ruso, la historia que Putin les ha contado a todos”. Hasta el momento, Rusia se ha referido como “refugiados” a las personas que llegan a su territorio, particularmente desde la sureña ciudad de Mariupol, que está en manos rusas después de semanas de sitio y bombardeos.
“Los niños y sus padres nos cuentan que están viviendo ‘un infierno en tierra’, en el que están forzados a pasar hambre, beber de charcos lodosos y refugiarse por los bombardeos constantes, esquivando las bombas, balas y minas terrestres mientras huyen”, aseguró el vicedirector ejecutivo de Unicef.
En su travesía tras abandonar sus hogares por la guerra, los niños enfrentan el riesgo de la explotación, trauma a largo plazo debido al desplazamiento, la separación de sus familias y la interrupción de sus rutinas, como el ir a la escuela. Al respecto, Abdi mencionó que los colegios en Ucrania están siendo usados para otros propósitos, como bases militares, bodegas, refugios y centros de información.
Desde que el conflicto bélico empezó a finales de febrero, señaló Unicef, al menos 15 de los 89 colegios que recibían apoyo de la organización internacional habían sido dañados o destruidos, mientras que cientos de los establecimientos educacionales a lo largo de Ucrania han sido golpeados con artillería pesada y ataques aéreos.
“Las escuelas son una línea de vida para los niños, sobre todo en un conflicto: son un espacio seguro, con rutinas que proveen protección del daño y una sensación de normalidad. Además, las escuelas son un conducto crítico de información sobre los riesgos de los artefactos explosivos, junto con ser un conector para los servicios sicosociales y de salud esenciales”, indicó Abdi.
Estados Unidos, que asumió en mayo la presidencia rotativa del Consejo de Seguridad de la ONU, aseguró que un promedio de 22 escuelas son dañadas al día debido a la guerra, y que se han registrado 200 ataques en recintos de salud. Por su parte, la embajadora de Reino Unido en Naciones Unidas, Barbara Woodward, se refirió al daño en los niños ucranianos: “Hay ahora un riesgo real de una generación perdida, y la continuación del ciclo de violencia”.