
El ambiente de cónclave se toma el Vaticano
Tras la muerte de Francisco, los cardenales serán convocados a Roma para participar en el encuentro en la Capilla Sixtina que eligirá a su sucesor, sin embargo, el ambiente de precónclave ya se había tomado el Vaticano desde febrero pasado, cuando la salud del Papa empeoró.

El ambiente de pre cónclave que se había instalado en el Vaticano a fines de febrero pasado, cuando la salud del Papa Francisco parecía empeorar y muchos pensaba que un desenlace fatal era inminente, volvió a resurgir ayer tras la confirmación de la muerte del Pontífice argentino. “Son especulaciones inútiles”, había dicho en febrero el secretario de Estado, Pietro Parolin, en relación a los nombres que surgían como eventuales sucesores. Sin embargo ahora ese debate se vuelve inevitable a la espera de que se inicie formalmente el cónclave.
El decano del colegio cardenalicio, el cardenal italiano Giovanni Battista Re será el encargado de organizar ese encuentro, aunque no podrá participar en el cónclave mismo por tener más de 80 años. Quién sí estará es el camarlengo, el cardenal Kevin Farrell, que es el encargado de administra el Vaticano durante el periodo de sede vacante. Será parte de un cónclave inédito, por su magnitud y su diversidad. Más de 90 países estarán representados por sus cardenales. Un trabajo al que Francisco le dedicó esfuerzo y preocupación durante su reinado.

Colegio cardenalicio a medida
En sus casi 12 años de Pontificado, Francisco convocó a 10 consistorios, uno más que todos los que realizó Juan Pablo II en sus más de 26 años de reinado. Una clara señal de los cambios que quiere imprimir en la Iglesia Católica. Creó en total 163 cardenales provenientes de 73 países, de los cuales 133 eran electores, es decir, tenían menos de 80 años al momento de ser nombrados. Con ello, Jorge Mario Bergoglio aseguró el colegio cardenalicio más diverso de la historia de la Iglesia. Hoy están representados en él 93 países: bajó el peso de Europa que hoy representa cerca del 40% del total, frente al 52% de hace 12 años, y también de Italia, que si bien sigue siendo el país con más cardenales electores (17), está lejos de los 28 de 2013. A su vez, África creció de 11 a 18, mientras que Asia y Oceanía casi triplicó su número, pasando de 11 a 27.
La magnitud del número de cardenales creados por Francisco permite que estos sean una clara mayoría -el 80%-, de quienes participarán en un futuro cónclave. Algo que si bien, como apunta el teólogo norteamericano y biógrafo de Juan Pablo II, George Weigel no asegura que el elegido siga la línea de su antecesor –el caso de Bergoglio es el más claro- sí entrega algunas señales.
Pero al margen de ello, es la diversidad del actual colegio cardenalicio lo que convierte un futuro cónclave en uno de los más inciertos de los últimos años. Muchos de los purpurados, por ejemplo, no se conocen. Fue por eso que el vaticanista Edward Pentin creó el sitio web, collegeofardinalsreport.com, con datos de todos los cardenales. Una iniciativa que, sin embargo, despertó más de una crítica entre aquellos que consideran inapropiado discutir sobre un futuro Papa cuando el actual aún sigue vivo.
Pentin destaca a 12 cardenales en la primera línea de sucesión, una lista elaborada a partir de los nombres más recurrentes que surgen en las conversaciones entre los miembros del colegio cardenalicio. Varios de ellos se repiten en distintos medios que también sugieren los nombres de posibles candidatos para suceder a Francisco, dependiendo de las tendencias que se terminen imponiendo en la Capilla Sixtina. Como apunta George Weigel en su libro The Next Pope –donde define una suerte de hoja de ruta para el sucesor de Francisco- el próximo Papa “será el primero que no haya sido formado por la experiencia del Concilio Vaticano II y los debates inmediatamente posteriores” al contrario de Bergoglio y sus antecesores. Incluso, apunta, “probablemente haya sido un adolescente entonces”. Por ello, dice, “la Iglesia Católica atravesará territorios desconocidos en los próximos años”.
Los posibles sucesores
“Nosotros tendemos a clasificar a los Papas como progresistas y conservadores, pero en la realidad de la Iglesia estas distinciones son más difusas”, decía hace algunos días a la revista italiana Panorama el vaticanista Fabio Zavattaro. Eso deja abierta muchas posibilidades de cara a un próximo cónclave.

Sin embargo, algunos perfiles de los candidatos están claros. El actual arzobispo de Boloña y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), Matteo Zuppi, es visto por varios expertos como el preferido del propio Papa Francisco. Fue él quien lo puso a la cabeza de los obispos italianos e incluso lo nombró como su enviado para el conflicto en Ucrania, marginando a la secretaría de Estado. Miembro de la comunidad Sant’Egidio, cuyo poder creció en el actual papado, Zuppi promueve una iglesia más social y abierta en temas valóricos.
El purpurado italiano, apunta Christopher Altieri, vaticanista de The Catholic Herald, “se menciona con frecuencia entre los papabiles, no sólo porque es presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, sino porque sus pares lo conocen como un constructor de consensos más que como un guerrero de la cultura”. Sin embargo, contra él conspira la historia, porque nunca un presidente de la Conferencia episcopal italiana en ejercicio ha sido elegido Papa. Además, como reza el viejo dicho “quien entra Papa a un cónclave sale como cardenal”. Angelo Scola fue el candidato preferido de Joseph Ratzinger en 2013, y muchos vaticanistas lo apuntaban como carta segura para suceder a Benedicto XVI. Sin embargo, su opción se fue diluyendo rápidamente y el elegido fue Jorge Mario Bergoglio. Obtuvo finalmente sólo 20 votos de los 117 cardenales electores.

Por ello, algunos sugieren que el actual secretario de Estado, Pietro Parolin, podría alzarse como una carta de consenso, que termine sumando votos de progresistas, moderados e incluso conservadores que apunten a un Papa más cercano a la curia. Como secretario de Estado, “es el segundo hombre más importante del Vaticano”, apunta Ed Condon, editor del sitio católico The Pillar y “sus partidarios destacan también que es un diplomático por formación y disposición, una cualidad que los cardenales tienden a valorar en tiempos de cónclave”. Ello, agrega Condon, es aún más importante considerando que “el colegio episcopal mundial sigue visiblemente dividido en torno a cuestiones fundamentales, entre las que destacan el estado de la Iglesia en Alemania, el proceso sinodal y el rechazo de los obispos de África a la bendición de parejas homosexuales”.
Los cardenales en ascenso

Fue precisamente el rechazo del episcopado africano al documento Fiducias suplicans sobre las parejas del mismo sexo el que favoreció el surgimiento de otro candidato, el arzobispo de Kinshasa y presidente de la Conferencia episcopal africana Fridolin Ambongo. “El avance del cardenal Ambongo entre los futuros papabiles”, titulaba hace algunos meses el diario italiano Il Messaggero una nota sobre el purpurado. El cardenal congoleño fue el gestor de la respuesta unificada de los prelados africanos al documento papal y aseguró que el texto sería “letra muerta en el continente”. Hace algunos meses, el vaticanista John Allen destacaba que Ambongo no sólo “cuenta con el respeto de los leales a Francisco por su estilo dialogante”, sino que “podría atraer a los cardenales conservadores que buscan un cambio”.

Otro de los que han experimentado un ascenso meteórico como papabile, escribía hace algunos el propio Edward Pentin en The Catholic Register, es el patriarca de Jerusalén, el franciscano de origen italiano Pierbattista Pizzaballa. Su rol para intentar aunar posiciones en medio de la crisis actual en Medio Oriente ha sido clave para relevar su figura. Es visto, según Pentin, como un hombre “cercano al Papa” que lo ha apoyado en muchas áreas. “Un cardenal moderno”, agrega “y con una visión del cardenalato decididamente a la moda, similar a la del Papa Francisco, al señalar que ‘los cardenales de nuestro tiempo ya no son los príncipes de la Iglesia, sino sus servidores y los del pueblo de Dios”. Sin embargo, paralelamente, es “partidario de mantener la tradición” y, según quienes lo conocen, no tiene problemas con la misa tridentina, limitada en el actual papado.

En medio de la extensa lista de nombres surgida en estos días e, incluido entre los 12 papabiles de Pentin, aparece también el cardenal húngaro Peter Erdo, un nombre que ya surgió en el cónclave anterior como carta de los sectores conservadores, que ven en él un prelado de una profunda formación teológica y fiel a la doctrina. Su cercanía en varias posiciones, sin embargo, con el primer ministro húngaro Viktor Orban podría hacer difícil que sumara votos de los cardenales más leales a Francisco.

Lo mismo sucede con los cardenales Robert Sarah y Gerhard Müller, figuras cercanas a Benedicto XVI que se alzaron como firmes opositores al actual pontificado. Sin embargo, según el vaticanista español José Manuel Vidal, estos no tendrían grandes opciones de convertirse en el sucesor de Francisco. Pero los cónclaves acostumbran dar sorpresas.
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