La aeronave de la Guardia Costera japonesa que fue embestida el martes por un Boeing de Japan Airlines en el aeropuerto Haneda de Tokio carecía de permiso para despegar y no debía estar en la pista, según las primeras conclusiones extraídas de las comunicaciones y que parecen contradecir la versión inicial del piloto sobreviviente.
Cinco de los seis tripulantes de esta aeronave murieron por el impacto del avión de pasajeros, en el que viajaban unas 380 personas, y las autoridades intentan ahora determinar los motivos que llevaron a una de las tragedias aeroportuarias más graves de la historia reciente de Japón. La Junta de Seguridad en el Transporte ha comenzado a examinar los restos de la avioneta, mientras que la Policía recoge también pistas en el lugar de los hechos.
Japan Airlines sostiene que su avión, procedente de Sapporo, procedió con el aterrizaje después de confirmar el procedimiento con la torre de control y sin que tuviese constancia de ningún contratiempo en pista, donde en realidad sí se encontraba una segunda aeronave de menor tamaño que había sido movilizada para las tareas de ayuda tras el potente terremoto que sacudió el país en Año Nuevo, informa la agencia de noticias Kyodo.
Las conversaciones recuperadas tras el siniestro muestran también una orden de la torre de control para que la avioneta aguardase en un punto de espera, fuera de pista. La tripulación responde afirmativamente a esta orden, si bien no está claro si la voz que figura en la grabación es la del único sobreviviente o la de su copiloto, que falleció víctima del siniestro.
Las autoridades no descartan que pueda haber otras interacciones o incluso que la tripulación hubiese podido malinterpretar las instrucciones, que sin embargo parecen claras. El accidente tuvo lugar a las 17.47 horas (hora local) del martes y obligó al cierre temporal de todas las pistas del aeropuerto, donde los servicios de emergencia actuaron en un primer momento para evacuar a todos los pasajeros del Boeing de Japan Airlines.