La cómoda ventaja que el Presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, obtuvo en la primera vuelta de las elecciones presidenciales del domingo puso a la oposición en un complejo escenario de cara al balotaje que se realizará el 28 de mayo.
Con el 99% de las urnas escrutadas en la votación presidencial, Erdogan lideraba con un 49,4% y su principal rival de la oposición, Kemal Kilicdaroglu, sumaba un 44,96%, dijo a la prensa el presidente del Consejo Supremo Electoral de Turquía, Ahmet Yener. Al mismo tiempo, se informó que la participación fue del 88,8%.
La Alianza del Peublo de Erdogan, formada por su colectividad de raíz islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) y sus socios nacionalistas, también parecía en camino a obtener la mayoría en el nuevo Parlamento con 321 de los 600 escaños, lo que aumentaría aún más sus posibilidades en la segunda vuelta presidencial.
“El ganador ha sido, sin duda, nuestro país”, dijo Erdogan en un discurso ante sus seguidores en la sede del AKP en la capital, Ankara.
Ahora, la atención estaba puesta en el candidato nacionalista Sinan Ogan, que quedó tercero en las elecciones, con el 5,17% de los votos, el equivalente a 2,8 millones de electores. En una entrevista con la agencia Reuters dijo que sólo apoyaría a Kilicdaroglu en la segunda vuelta si éste descartaba cualquier concesión al prokurdo Partido Democrático de los Pueblos (HDP), que se postuló bajo la bandera del partido Izquierda Verde en las elecciones parlamentarias del domingo.
El HDP apoya a Kilicdaroglu, por lo que se le ha acusado de tener vínculos con militantes kurdos, algo que él ha negado.
“Tenemos algunas condiciones previas”, dijo Ogan en otra entrevista con la Agencia Alemana de Prensa (DPA) en su oficina de Ankara, destacando la lucha contra el terrorismo y el regreso de los refugiados sirios y de otros países.
El excandidato afirmó que las protecciones constitucionales para garantizar los principios seculares de Turquía también eran necesarios para obtener el apoyo de su Alianza ATA, que lleva el nombre del fundador de la república, Mustafa Kemal Atatürk.
Ogan dijo que le pediría a quienquiera que respalde que firme y comparta los detalles de un acuerdo en un “protocolo transparente” con el público.
Además, señaló que espera tomar una decisión final tan pronto como el próximo fin de semana “para evitar la incertidumbre”. “Si Sinan Ogan no hubiera estado en la carrera, Erdogan estaría pronunciando su discurso en el balcón anoche”, dijo Ogan.
Los sondeos mostraban a Erdogan por detrás de Kilicdaroglu tanto en la primera vuelta como en una eventual segunda vuelta, pero el resultado de las elecciones sugirió que el Presidente y el oficialista AKP han sido capaces de movilizar a los votantes conservadores a pesar de la crisis del costo de la vida y la inflación galopante.
Kilicdaroglu, un excontador y burócrata y jefe durante mucho tiempo del Partido Popular Republicano (CHP), lidera una alianza de seis partidos, acusó al partido de Erdogan de interferir en el recuento y la comunicación de los resultados. Pidió paciencia a sus partidarios, que el lunes se mostraron abatidos, pese a la hazaña de llevar a Erdogan a un balotaje por primera vez en sus 20 años en el poder.
El diario The Guardian señaló que ha habido cuestionamientos sobre la velocidad del conteo y cómo se ha hecho pública esa información. La oposición afirmó que se retuvieron las urnas en áreas donde tenía mayorías, y que el conteo se ha ponderado para dar cifras de las áreas que apoyan a Erdogan y al AKP primero. Además, indicó el periódico, ha desembolsado generosamente incentivos a los votantes para que lo respalden nuevamente, aumentando el salario de los trabajadores del gobierno en un 45% cinco días antes de las elecciones, reduciendo los precios de la electricidad y brindando a las personas un mes gratis de suministro de gas natural.
Mientras, los medios turcos, controlados en gran medida por sus aliados, le han dado mucho más tiempo al aire que Kılıcdaroglu: un estudio encontró que en abril obtuvo 32 horas en la radio y la televisión estatales frente a los 32 minutos de su rival.
Una victoria de Kilicdaroglu en una segunda vuelta probablemente sería bien recibida en Washington y las capitales europeas, particularmente en la medida en que el candidato aboga por la promulgación de nuevas leyes de derechos humanos y otras leyes que impulsarían los intentos de Turquía de obtener la membresía en la Unión Europea.
También aboga por una relación más estrecha con los otros socios de la OTAN. Según el centro de estudios Soufan, una derrota del AKP de Erdogan presumiblemente también produciría una reorientación en la política interior y exterior turca hacia el secularismo que sustentó la fundación del Estado turco. Erdogan y el AKP, que han gobernado durante casi dos décadas, han apoyado un mayor énfasis en el Islam y la tradición islámica en las instituciones y la vida social de Turquía. El gobierno de Erdogan ha apoyado movimientos islamistas regionales como la Hermandad Musulmana.
Las perspectivas de Erdogan
Esta elección posee una gran importancia, no solo para Turquía, sino que a nivel internacional. El país, miembro de la OTAN, es visto como un puente entre los mundos musulmán y occidental, así como un conducto crucial entre Rusia y Occidente. En este sentido, Erdogan ha impedido que Suecia se una a la OTAN y ha sido crucial en la negociación de un acuerdo con Moscú para permitir que los envíos de alimentos de Ucrania viajen a través de un paso seguro en el Mar Negro.
De hecho, un cambio de liderazgo en Turquía tendría un gran efecto dominó en todo el mundo. Si bien Erdogan acusó esta semana al gobierno de Joe Biden de respaldar a la oposición de Turquía, Kilicdaroglu se comprometió a profundizar las relaciones con Occidente.
Funcionarios turcos y fuentes cercanas a Erdogan dijeron al sitio Middle East Eye que confían en que el mandatario puede ganar fácilmente la segunda vuelta, debido a las ventajas de las que goza. Por un lado, está el Parlamento, ya que en comparación con las últimas elecciones legislativas de 2018, el AKP perdió un 8% de apoyo, se llevó solo el 35,4% de los votos y ganó 266. Sin embargo, su aliado, el Partido de Acción Nacionalista (MHP), solo perdió un 1% en comparación con 2018, reteniendo el 10% de los votos y 50 diputados. Junto con el MHP, Erdogan conserva su mayoría.
A lo anterior se suma los votantes de Sinan Ogan. Un análisis realizado por Middle East Eye el domingo por la noche, basado en datos de la Agencia Anadolu, indica que Ogan absorbió el porcentaje de votos de Erdogan en Anatolia central.
En todos estos lugares, el porcentaje de votos de Kilicdaroglu se encuentra en niveles similares a los votos de la oposición de 2018 o parece ser un 2% a 3% más bajo.
Este análisis sugiere que los votantes de Erdogan emigraron de una forma u otra a Ogan, probablemente debido a las dificultades económicas o al sentimiento antirrefugiados.
Es probable que estos votantes regresen al campo de Erdogan en la segunda vuelta, ya que él representa más al lado nacionalista turco del país en una elección binaria con Kilicdaroglu.
Erdogan también tiene otras cartas bajo la manga. A diferencia de Kilicdaroglu, aún no ha anunciado sus nominaciones para los puestos de vicepresidente. Y todavía tiene espacio para dar un giro en U con respecto a su política monetaria poco ortodoxa, que ha sido ampliamente criticada por los economistas.
Tras las elecciones, las acciones cayeron, la lira se acercó a mínimos de dos meses, los bonos soberanos en dólares bajaron y el costo de asegurar la exposición a la deuda turca se disparó. Los analistas expresaron su preocupación por la incertidumbre y la disminución de las perspectivas de retorno a la ortodoxia de la política económica.
“Erdogan tiene ahora una clara ventaja psicológica frente a la oposición”, afirmó Wolfango Piccoli, copresidente de la consultora Teneo. “Erdogan probablemente redoblará sus discursos centrados en la seguridad nacional durante las próximas dos semanas”.
El centro de estudios Soufan señaló que en estas dos semanas, Erdogan podría revisar algunos aspectos de las políticas económicas que la oposición citó como la causa de la inflación desenfrenada -casi el 50% según cifras oficiales- y la fuerte caída en el valor de la lira. Por ejemplo, para beneficiar financieramente a su base conservadora de clase media, Erdogan ha insistido en tasas de interés bajas, la estrategia opuesta defendida por economistas profesionales que sostienen que las tasas de interés deben aumentar para reducir la inflación galopante. La política de tasas de interés de Erdogan ha demostrado que el Banco Central y otras instituciones económicas no son independientes, sino que están controlados por la oficina presidencial de Erdogan.