Cuando de poder económico y político reunido se trata, pocas familias se pueden comparar a la que el clan Noboa tiene en Ecuador. Su historia se remonta tres generaciones atrás, cuando el patriarca, Luis Noboa Naranjo, inició un verdadero imperio gracias a vastas plantaciones de plátano. Su hijo, Álvaro Noboa Pontón, pasaría a la historia como el hombre que más veces intentó llegar a la presidencia de Ecuador, sin lograrlo en ninguna de las cinco incursiones que tuvo. Sin embargo, es el nieto de Luis, Daniel Noboa Azín, quien puede que tenga las mayores chances de cristalizar la obsesión del segundo líder familiar tras el sorpresivo paso al balotaje luego de la primera vuelta presidencial del 20 de agosto. El próximo 15 de octubre se enfrentará cara a cara contra el correísmo, encarnado en Luisa González, de Revolución Ciudadana.
El más joven del trío dio el batacazo al lograr colarse como el segundo más votado de cara al balotaje, pese a que semanas antes ninguna encuesta lo posicionaba por sobre el quinto lugar. Sin embargo, el empresario de 35 años –quien, de vencer, se convertiría en el Presidente más joven de la historia ecuatoriana– que apareció siempre utilizando chaleco antibalas luego del dramático asesinato del candidato Fernando Villavicencio, capitalizó apoyos tras el único debate que reunió a todos los aspirantes previo a la votación, han asegurado analistas locales.
De cara a la segunda vuelta, donde se definirá la persona que terminará el período presidencial del actual mandatario, Guillermo Lasso, luego de que en mayo cerrara el Congreso y decretara la muerte cruzada, es justamente el empresario quien tiene más posibilidades de llegar al Palacio de Carondelet, considerando el techo electoral al que llegó González y el correísmo, coinciden politólogos.
Si llega al poder, el logro de Daniel Noboa también se puede leer como la culminación de una historia familiar de décadas en el poder, principalmente económico, pero también en el político. Una que inició en los años posteriores al auge post Segunda Guerra Mundial, llena de pleitos internos por la sucesión en el control del negocio y un pasado que lo liga de forma indisociable a una empresa familiar con cifras millonarias y una vida en el poder, pero también a pugnas, denuncias de abuso laboral y trabajo infantil durante el pasado.
“No existe un grupo similar que combine una fuerte presencia económica con la política”, explicó a La Tercera Simón Pachano, doctor en Ciencia Política. Según el académico, en lo financiero el clan Noboa “constituye uno de los grupos económicos más poderosos del país. Su padre, Álvaro, fue uno de los herederos de Luis Noboa Naranjo, que creó la fortuna, un self-made man. En lo político, Álvaro fue candidato a la presidencia en cinco ocasiones sin ganar alguna. Creó un partido que contó con representación en el Congreso en varias ocasiones, pero desapareció”, detalló.
Ha habido más clanes familiares con un pie en la política y otro en importantes espacios económicos, como la familia Bucaram, activa en la disputa política por tres décadas, o el de los Roldós, ambos con un presidente por núcleo durante el pasado. Pero, actualmente, ninguno es tan relevante como el de los Noboa.
Los Noboa, empresarios y políticos
Cuando el 17 de mayo de este año el Presidente Lasso decretó la muerte cruzada, alegando una “grave crisis política y conmoción interna”, Álvaro Noboa ya tenía preparada una nueva carrera por la presidencia. Sin embargo, un giro cambiaría las cosas. Su propio hijo, Daniel, había inscrito su candidatura. Esto no lo detuvo, pues días después del anuncio de que su posible heredero iría por el máximo cargo político del país, subió de igual modo un video a su cuenta de Instagram lanzando su candidatura.
Pero la obsesión del padre se vio frenada por la llegada del hijo. Horas después de publicado, el video fue eliminado, detalló el medio Gestión. En cinco ocasiones anteriores Álvaro Noboa ya se había candidateado como presidente, donde una de las postulaciones más recordadas fue la de 2006, en la que, al igual que en la actual edición, un Noboa se enfrentó a un correísta en segunda vuelta. Aquella vez, fue Álvaro Noboa contra el propio Rafael Correa, economista de izquierda que luego dirigiría la nación por 10 años, para posteriormente caer en desgracia al ser acusado de corrupción.
Hoy es Daniel Noboa quien se enfrenta a Luisa González, la designada por Correa desde Bélgica, lugar en el que vive en el exilio.
Pero el clan Noboa, o el imperio económico actual, no inició con el excandidato presidencial, sino con su padre, Luis Noboa. Para su muerte, en abril de 1994, el patriarca poseía un capital estimado en la época de US$ 2.000 millones, creado principalmente gracias a sus inmensas plantaciones de plátano, que luego se transformarían en una de las mayores flotas de barcos refrigerados en el mundo, aseguró El Tiempo en esos años. También contaba con una planta de refinería de azúcar, varios bancos, una planta de ensamblaje de automóviles y el mayor molino de harina del país, agregó el medio.
Ahí es donde surge Álvaro Noboa, quien apareció como uno de los mayores contendores a la herencia, al igual que la viuda de Luis. El botín no era menor, no solo para quien lo obtuviera, sino que para el propio Ecuador. Para la mitad de la década de los 90, el plátano generaba los ingresos de casi tres millones de habitantes del país, cuando en total eran 11. Bonita, la empresa de “Lucho” Noboa controlaba el 40% de las exportaciones. Para graficar el impacto de las compañías fundadas por el patriarca, economistas de la época estimaban que cerca del 5% del PIB ecuatoriano lo movían las empresas de la familia. Pero, según El Tiempo, también gozaba de poder político.
Samuel Gordon, expresidente del directorio de Del Monte Fruit Co., una de las empresas agrícolas más importantes para esos años, le dijo al medio que Noboa abuelo era el hombre más poderoso del país. Si “Lucho quería que se aprobara una ley, se aprobaba”, añadió. “Podía hacer cosas que yo como representante de una multinacional no podía”, agregó.
Tras una lucha de años, Álvaro Noboa, el segundo hijo del primer matrimonio de Luis Noboa, se hizo con el control de gran parte de la herencia de su padre. Tomando la posta de ese poder económico y político, Álvaro intentó como ningún otro ecuatoriano llegar a la presidencia del país. Cinco intentos no fueron suficientes, pese a haber rozado el objetivo, considerando que llegó a segunda vuelta en tres ocasiones.
Su gestión empresarial, por otro lado, no ha estado exenta de polémicas. En 2002, el diario estadounidense The New York Times publicó un reportaje titulado: “En los campos bananeros de Ecuador el trabajo infantil es clave para los beneficios”. En él se relataba que en las plantaciones de Álvaro Noboa, “el hombre más rico de Ecuador”, se permitía el trabajo infantil.
“Vengo aquí después del colegio y trabajo aquí todo el día”, dijo al medio neoyorquino Esteban Menéndez, un niño de 10 años. “Tengo que trabajar para ayudar a mi padre, para ayudarle a ganar dinero”. Durante dos años trepó árboles de hasta 4,5 metros de altura para atar cuerdas con insecticida.
Otro escándalo explotó cuando un grupo de trabajadores intentó sindicalizarse para exigir mejores condiciones de trabajo y salarios más altos. La respuesta de la empresa fue el despido de más de 120 trabajadores. Según la bananera, no se contaba con la cantidad necesaria para conformar la organización sindical. Luego llegarían las tomas de parte de la hacienda, la que fue repelida por guardias armados con escopetas que llegaron a las dos de la madrugada para expulsarlos.
Según los trabajadores, dispararon contra quienes se negaron a moverse, hiriendo a dos de ellos. El abogado de Noboa, Rafael Pino, dijo que la violencia provino de quienes se tomaron el recinto. “En ningún momento hubo disparos de nuestra parte”, aseguró. Al día siguiente, volvieron a reunirse, esta vez siendo heridos otros siete trabajadores, entre ellos el padre de Esteban, Bernabé Menéndez, además de un policía.
El evento escaló a tal punto que la embajada de Estados Unidos pidió al gobierno de Ecuador que garantizara la seguridad de los trabajadores en huelga. Ante la presión, la empresa de Noboa se comprometió a mejorar los servicios médicos, entregar mascarillas, guantes y otros equipos para el resguardo personal y a resolver las quejas por el no pago de horas extras. Sin embargo, se negaron a permitir el sindicato, explicaron a The New York Times funcionarios del Ministerio del Trabajo de la época.
De regreso al presente, el último de los Noboa de la terna busca hacerse con el puesto que el segundo no logró, y que el primero no buscó. Tras fundar una empresa de eventos, terminó trabajando en la empresa familiar para luego acceder a su primer cargo público en 2021, como asambleísta del Congreso.
“Daniel fue asambleísta en el período anterior, sin una presencia destacada. Llevó a un grupo de legisladores de varios partidos, incluido el correísmo, a Moscú cuando comenzó la guerra (de Ucrania), en lo que se interpretó como un lobby para una de sus actividades, la bananera”, dijo a este periódico Simón Pachano.
Según analistas, el techo electoral alcanzado por el correísmo en la primera vuelta hace que sea Noboa quien más opciones tiene para vencer en el balotaje. “De acuerdo a la experiencia de elecciones previas, se puede afirmar que el correísmo tiene dificultades para superar su propio techo. También se puede suponer eso por la orientación de los votos que pueden considerarse disponibles, los que fueron por los demás candidatos, que llegan alrededor del 40% del total”, coincidió con el análisis Pachano.
En opinión de Wladimir Sierra, sociólogo y subdecano de la Facultad de Ciencias Humanas de la Pontificia Universidad Católica de Ecuador, “claramente hay una relación entre la actividad política de su padre y la aspiración de Daniel por la política. Este último crece en una familia que a lo largo de su vida ha estado vinculada con la búsqueda del sillón presidencial y de una importante bancada en el anterior Congreso nacional y la actual Asamblea Nacional”, dijo a La Tercera.
Sin embargo, cree que hay una diferencia entre ambos: “En la actualidad, Daniel se muestra como el rostro fresco de la política ecuatoriana y desde ahí se distingue incluso del legado paterno. Vale decir, usufructúa de la trayectoria política de sus padres, pero se distancia de su modo de hacer política”.
Y si bien Daniel Noboa tomó la posta que Álvaro Noboa inició décadas atrás, el padre no olvida. Es por eso que, tras el avance a segunda vuelta de su hijo, felicitó a su sucesor por “continuar el noble propósito que tenemos en nuestra familia”.