El combate contra la evasión en los metros estadounidenses

Vagón del metro de Nueva York. Foto: AFP

Algunas ciudades están poniendo barreras más caras y policías en las estaciones para detener a quienes se saltan los torniquetes, pero sumando y restando, el costo de estas medidas es demasiado alto.


En octubre de 2022, unas puertas eléctricas nuevas consternaron a los usuarios de la North Station de Boston: fallaban mucho, solían leer mal los tickets y algunos decían que eran “casi impasables”. En marzo de 2023, Washington actualizó sus torniquetes, poniendo a cambio unas puertas altas que se habrían, con el fin de evitar la evasión.

En San Francisco, la empresa Bay Area Rapid Transit firmó una iniciativa para perseguir de mejor manera la evasión del metro, y lo mismo pasó en Filadelfia. Desde la pandemia hasta ahora, las estadísticas muestran que la práctica de no pagar por el metro aumentó en todas las ciudades de Estados Unidos donde hay, y se ha vuelto un tema para las empresas de transporte y las municipalidades.

Persona durmiendo en el metro de Washington durante la pandemia del Covid. Foto: Reuters

La evasión de metro se ha vuelto un tema regular en los medios norteamericanos. En 2019, llegó al centro de la agenda en Washington DC, cuando el Consejo de la Ciudad vetó un plan de la alcaldesa Muriel E. Bowser, con el que pretendía elevar las penas por la infracción.

La empresa de metro de New York, la MTA, contrató a 500 oficiales de policía para fiscalizar, aunque eso terminó dándosele vuelta: provocó protestas desde grupos de libertad civil, que empezaron a llevar a cabo grandes manifestaciones con evasiones en masa. En la otra dirección, Filadelfia despenalizó de a poco la práctica, luego de una serie de polémicas sobre la disparidad racial con la que los policías tomaban a los evasores.

Ahora, la MTA lanzó un programa piloto que despliega a guardias de seguridad privados en estaciones con registros particularmente altos de evasión, como por ejemplo, la de Myrtle–Wyckoff Avenues en Brooklyn. Este programa le está costando un millón de dólares por mes, y levanta dudas por su relación precio-efectividad.

Nuevas puertas en el metro de Boston.

En Washington DC, en la estación de Fort Totten, hace poco se instalaron unas nuevas puertas que reemplazaron a los torniquetes, y que se suponía, eran más difíciles de evadir que las puertas estándar. Sin embargo, docenas de usuarios tuvieron muy pocos problemas para pasar sin pagar: aparecieron videos en las redes sociales donde se veía gente pasando atrás de otra persona, o saltando sin más.

Según la WMATA, la empresa del metro en la capital estadounidense, este tipo de evasiones ocurren 40 mil veces al día en un día de semana, en lo que considera una pérdida del 13% del dinero de los viajes. Esto, comenta la agencia, serían 40 millones de dólares en perdida en 2022, algo cercano al 22% del presupuesto del metro.

Aunque esto motivó el cambio de puertas, las soluciones tecnológicas no han sido particularmente eficientes, además de que torniquetes más difíciles de evadir son tanto más caros como difíciles de usar, provocando tránsito más lento en las estaciones, problemas de acceso para la gente en silla de ruedas y una frustración general entre los usuarios. Según Randy Clarke, el CEO de la WMATA, “si queremos una puerta que prevenga la evasión definitivamente, eso sería una muralla, y así no podríamos dar nuestro servicio”.

Vista del metro de Berlín. Foto: AP

Una de las soluciones que se han visto en Nueva York tiene que ver con el lado económico del problema de la evasión: tarifas basadas en la renta de los usuarios. Harold Stolper, economista que trabajó en la fundación Community Service Society of New York, comentó a Bloomberg: “La gente no tiene suficiente dinero en su bolsillo, y ese es el factor más importante a la hora de evadir. Probablemente no el único, pero si el mayor”.

En 2018, Stolper y su fundación ayudaron a presionar por la puesta en operación de las “Fair Fares” (tarifas justas), un programa que ofrecía 50% de descuento a aquellos que vivieran bajo la línea federal de pobreza. Este programa se volvió permanente en 2022, pero soló toca a un cuarto de los 900 mil adultos elegibles. De momento, el Consejo de la Ciudad está pensando en elevar el presupuesto del programa, para expandir su alcance a 1,7 millones de neoyorquinos.

Por su parte, en Portland, Oregon, la agencia de transporte local ha usado otra estrategia para enfrentar la evasión. En 2018, lanzó el programa “Fare is Fair”, en el que si a un usuario se le encontraba pasando sin pagar, el Estado le daba distintas opciones para evitar la corte: pagar una multa de 75 dólares en menos de 90 días, o hacer servicio comunitario. Según la agencia, “aún cuando las tarifas son necesarias para financiar el servicio de tránsito, la evasión no puede ser considerada un crimen que tenga consecuencias para toda vida”.

Usando enfoques menos punitivos y que impliquen menos gasto, tanto en tecnología como en guardias, ciertas agencias de transporte miran los ejemplos de las ciudades europeas. En Berlín, por ejemplo, se usa un sistema sin barreras, pero con inspecciones regulares en los vagones, además de que en tal ciudad la mayoría de los usuarios usa bonos mensuales, que en este último tiempo han bajado de precio para fomentar su uso. En Dijon, Francia, a aquellos que son sorprendidos sin un ticket se les propone comprar uno para así evitar las multas.

Un enfoque radical del cual poco se habla es el de tarifas totalmente gratis, que es la realidad de Luxemburgo. Muchas ciudades pequeñas en Estados Unidos han experimentado con esto, pero en ciudades más grandes aún no.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.