Quedó tercera, pero ahora está cara a cara contra Donald Trump. Nikki Haley, la “conservadora moderada” de la carrera republicana, es hoy la única candidata en pie que podría quitarle la nominación al expresidente estadounidense. Ron DeSantis, el gobernador de Florida, renunció este domingo a la carrera presidencial, luego de salir segundo en los caucus del 15 de enero en Iowa, con el 21% de las preferencias, 30 puntos por debajo de Trump.
Exgobernadora de Carolina del Sur y exembajadora estadounidense en la ONU, llegando a este último puesto durante el mandato de Trump, Haley desafía a su anterior jefe, y todos los analistas políticos apuntan a la próxima parada de las primarias republicanas: New Hampshire este martes.
En un principio, los precandidatos presidenciales llegaron a ser más de 10, pero a medida que fueron avanzando los debates, la mayoría se fue retirando. Además de DeSantis, el resultado de los caucus en Iowa también forzó a Vivek Ramaswamy, el multimillonario de origen indio, a retirarse de la carrera.
Con su retirada de la carrera, DeSantis terminó apoyando a Donald Trump en las primarias republicanas, pero gran parte de su energía se fue más en criticar a la exembajadora de Estados Unidos en la ONU. El gobernador aseguró que Haley formaba parte de “la vieja guardia republicana de hace años, una forma reenvasada de corporativismo recalentado”.
Hasta la semana pasada, Haley podía presumir de no haber perdido una elección: eso se acabó en Iowa, cuando salió tercera, con el 19% de los votos. Antes de desafiar a Trump, había ganado tres veces en campañas para la legislatura local, y dos veces para gobernadora. Con ese récord perdido, los medios norteamericanos aseguran que “una victoria en New Hampshire” podría alterar la narrativa.
Las encuestas, de todos modos, están en el lado de Trump: un sondeo realizado por CNN muestra que la primaria de este martes en New Hampshire daría un resultado de un 50% contra un 39%, a favor del expresidente. Esto, aún considerando el evento más favorable a Haley: que votantes independientes, de fuera del Partido Republicano, aparezcan en esa votación.
Originaria de Carolina del Sur, Haley precisamente jugaría las siguientes primarias “en casa” el 24 de febrero. A pesar de eso, Trump llega a un 60% en las preferencias de ese estado, y según indica CNN, una derrota de la exembajadora podría dañarla mucho si pretendiera ir por la presidencia en una siguiente carrera. “Ya ha sido mencionada como una potencial candidata en 2028, a causa de su talento en los debates y la habilidad de conectar con votantes independientes, que son los que deciden las elecciones generales”, indica el medio norteamericano.
En los recientes debates y declaraciones de la campaña republicana, Haley ha mencionado en distintas ocasiones el tema de la edad de Trump. Incluso, este domingo aseguró que el expresidente está “sencillamente no en el mismo nivel”, si se le comparaba con cuando ganó las elecciones presidenciales de 2016 ante la demócrata Hillary Clinton.
La exembajadora, de 52 años, ha cuestionado por la edad tanto a Trump, de 77, como a Biden, de 81. Precisamente el domingo, criticó a Trump por confundirla con la demócrata Nancy Pelosi, la expresidenta de la Cámara de Representantes. “No se sorprendan si tienen a alguien con 80 años en la Casa Blanca, porque su estabilidad mental va a continuar en declive”, aseguró la candidata.
“¿Vamos en camino a una situación donde hay guerras alrededor del mundo, y estamos tratando de evitar la guerra, y tendremos a alguien del cual no podemos estar seguro si se confundirá o no? ¿Realmente queremos ir a una elección entre dos hombres que serán presidentes en sus ochenta? Esto no es una discriminación basada en la edad, solo tenemos que ver lo mucho que ha cambiado Biden en los últimos dos años”, aseguró Haley.
En general, Nikki Haley es vista como una “moderada” al interior del Partido Republicano. De todos modos, en los tres temas importantes de la política norteamericana –lo económico, lo social y la política exterior–, la exgobernadora de Carolina del Sur se ha mostrado profundamente conservadora: ha llegado a proponer intervenir México para detener los carteles de droga, y aumentar la edad en la que los estadounidenses puedan jubilar.
Orgullosa opositora de los sindicatos, aseguró incluso que la ley “no digas gay” del estado de Florida no va “lo suficientemente lejos”. También ha propuesto reducir los impuestos a los ricos y aumentarlos a las empresas de energía verde.
Ahora bien, donde sí se le ve “moderada” es en un cuarto tema: la democracia, donde no se alinea con los republicanos que siguen a Trump. En distintas ocasiones, ha asegurado que Biden sí ganó las elecciones de 2020, y atacado a Trump por negarlo, además de asegurar que el 6 de enero de 2021 –el día del ataque al Capitolio– “fue un día terrible”. En ese mismo contexto, apoya la persecución de quienes cometieron desmanes entonces, y llegó a sugerir que Trump debería ser indicado como responsable del ataque.
Según el medio norteamericano Vox, “Haley no ha hecho su campaña alrededor de estos temas, pero es muy claro que, si llega a ser electa, ella no empezará una guerra contra el sistema político estadounidense en el modo en que Trump lo haría”.