Por ahora, se cierra la polémica en torno al destino de la casa donde nació Adolf Hitler. Austria anunció que utilizará el recinto para brindar capacitación en derechos humanos a los agentes de policía, en lo que las autoridades esperan que sea el capítulo final de una larga saga sobre qué hacer con el edificio.
La elegante casa del siglo XVII en Braunau am Inn, cerca de la frontera con Alemania, fue comprada por el gobierno en 2016 bajo una orden de compra obligatoria después de una larga batalla legal. Hitler nació en una habitación arrendada en el último piso de la casa en 1889, recordó el diario británico The Guardian.
El desarrollo para convertir el edificio en un centro de formación que incorpore una comisaría, que se espera que cueste unos 20 millones de euros, comenzará en el otoño boreal, según las autoridades.
Según el diario local OEN, las obras se habían aplazado y pospuesto primero por la pandemia del coronavirus y ahora por la situación complicada en el sector de la construcción, ante la notable escasez de materiales.
La casa natal de Hitler permaneció envuelta en la polémica durante años. Como un intento de detener el turismo de extrema derecha y de neonazis, desde 1972 el gobierno arrendó el bloque a la ahora exdueña Gerlinde Pommer, señala la BBC.
Alguna vez fue un centro para personas discapacitadas, hasta que, en 2011, Pommer se opuso a los planes de reformar el inmueble y hacerlo accesible a personas en silla de ruedas. El gobierno expropió la casa en 2016 bajo una orden de compra obligatoria por un precio de US$ 896.000.
Luego siguió una disputa legal entre las autoridades y Pommer, que pedía una compensación de US$ 1,7 millones por el inmueble. Sin embargo, el Tribunal Supremo de Austria rechazó su solicitud en junio de 2019 y estableció la indemnización US$ 899.000.
Las autoridades habían decidido expropiar el edificio para que no cayera en manos que la utilizaran con fines propagandísticos y los tribunales tuvieron que ponerle un precio a la vivienda mucho mayor del que en principio se había pagado por ella, apenas 300.000 euros. Algunos pedían demolerlo, mientras que otros argumentaban que debía usarse para obras de caridad o como un lugar para la reconciliación.
En 2019, el entonces ministro del Interior de Austria, Wolfgang Peschorn, explicó que “el uso futuro de la casa por parte de la policía debería enviar una señal inequívoca de que este edificio nunca más evocará la memoria del nacionalsocialismo”.
En una encuesta reciente, la mayoría de los austriacos estaban en contra de convertirlo en una estación de policía. En cambio, el 53% dijo que debería convertirse en un establecimiento dedicado a tratar los temas del nacionalsocialismo, el antifascismo, la tolerancia y la paz. Un poco más del 20% señaló que debería ser derribado, mientras que solo el 6% favoreció su uso por parte de las autoridades.
Está previsto que la casa se inaugure como comisaría y centro de formación en 2026. Se mantendrá una piedra conmemorativa frente a la casa, grabada con las palabras “Por la paz, la libertad y la democracia, nunca más el fascismo, recordando las muertes de millones”, tras una decisión del cabildo local, que va en contra de las recomendaciones de la comisión de expertos, apuntó The Guardian.