El 2016 fue un año especialmente complejo para los votantes en dos países: mientras en Reino Unido tuvieron que decidir si querían abandonar la Unión Europea, en Colombia se pronunciaron sobre si aprobaban el acuerdo de paz con la guerrilla de las Farc. Un referendo nacional determinó cada uno de estos procesos y los electores escogieron lo contrario a lo que esperaban sus gobiernos, gatillando severas crisis políticas en ambos casos.
La permanencia de Reino Unido en la Unión Europea había estado en el debate público por años. Sin embargo, en 2015, el entonces primer ministro conservador, David Cameron, prometió celebrar una consulta si ganaba las elecciones parlamentarias. Así, se llevó adelante una intensa campaña tanto del gobernante, que apoyaba la permanencia en el bloque, como de los partidarios del Brexit.
La última encuesta de la firma Populus, publicada un día antes de la votación, indicaba que la opción de quedarse en la UE obtendría un 55% mientras que la opción de la salida tenía 45% de respaldo. Contra todos los pronósticos, la consulta del 23 de junio reveló que la opción de la salida se había impuesto con un 51,9% de los votos, versus los 48,1% del rival. Buena parte de los británicos quedaron atónitos.
En medio de este escenario, Cameron debió renunciar a su cargo, siguiendo la promesa que había hecho durante la campaña. Fue reemplazado por la conservadora, Theresa May, quien siguiendo la voluntad de los votantes, presentó la notificación de retiro del Artículo 50 a la UE el 29 de marzo de 2017.
La premier negoció un acuerdo de retiro con la UE que describía su nueva relación, pero no pudo obtener la aprobación del Parlamento, que se encontraba profundamente dividido.
Fue así que en julio de 2019, Boris Johnson sucedió a May como primer británico. Posteriormente, el Partido Conservador de Johnson obtuvo la mayoría durante las elecciones generales del 12 de diciembre de ese año. Eso le permitió obtener la aprobación del Parlamento al Acuerdo de Retiro que negoció con la UE.
El 23 de enero de 2020, la Ley de Acuerdo recibió la aprobación real legislativa necesaria, que es cuando la monarca acuerda formalmente convertir el proyecto en ley. Reino Unido abandonó formalmente la UE el 31 de enero de ese año, pero entró en un proceso de transición que finalizó el 31 de diciembre de 2020. El Acuerdo de Cooperación y Comercio UE-Reino Unido se alcanzó el 24 de diciembre de 2020 (y se firmó el 30 de diciembre).
El acuerdo de paz en Colombia
El conflicto armado colombiano duró medio siglo y las Farc llegaron a ser la guerrilla más antigua del continente. Durante estas décadas, las Farc nunca gozaron de un amplio respaldo de la población colombiana y despertaron una gran desconfianza. En este contexto, donde se pone de manifiesto que era casi imposible la victoria militar definitiva para alguno de los bandos, es que llega el acuerdo de paz.
En las elecciones de 2014, en las que ganó el candidato del Partido de la U, Juan Manuel Santos, el tema principal que marcó la agenda política fue la paz.
Un anterior proceso en la década de 1980, fue seguido del exterminio de Unión Patriótica, el partido político que recogía las ideas de la guerrilla y de diversos sectores de la sociedad. Después de seis años de negociación, se anunció el cese bilateral al fuego entre el gobierno y las Farc, que entró en vigencia en agosto de 2016. El acuerdo se firmó ante miembros de la comunidad internacional en septiembre de ese año, y Santos se comprometió a que sería el pueblo quien tendría la última palabra a la hora de refrendar los acuerdos con la guerrilla.
Con el mismo Presidente Santos liderando la campaña por el “Sí” y el exjefe de Estado Álvaro Uribe a la cabeza del “No”, los colombianos concurrieron a las urnas el 2 de octubre de 2016. Y tal como ocurrió con el Brexit, las encuestas le daban la victoria a la aprobación del acuerdo. Así, la consultora Datexco afirmaba que el 55% de los votantes apoyaría el acuerdo, mientras que sólo el 36,6% lo rechazaría.
Eso sí los estudios no tomaron en consideración la abstención, que para la consulta alcanzó un 62,6%. Finalmente, los resultados dieron a la opción del rechazo un triunfo con el 50,21% de los votos, mientras que un 49,78% lo aprobó.
El plebiscito puso de manifiesto una alta polarización en la sociedad colombiana y, para muchos, la posibilidad de que los líderes revolucionarios pudieran participar en política y no cumplieran condenas de cárcel por los crímenes cometidos, fueron los dos grandes motivos de la derrota del “Sí”.
Ante esto, Santos -que recibió el premio Nobel de la Paz en 2016 por su rol en el fin del conflicto- tuvo que volver a negociar e impulsó un nuevo acuerdo. Sin embargo, en esa oportunidad descartó cualquier posibilidad de llevar a cabo un nuevo referendo y, en cambio, decidió refrendar el acuerdo en el Congreso en diciembre de ese mismo año.
El gobierno colombiano dijo que se trataba de una refrendación popular indirecta, si se tiene en cuenta que los congresistas son elegidos por el pueblo cada cuatro años. Pero la oposición, encabezada por el expresidente Álvaro Uribe, se enojó y aseguró que era una trampa y que el nuevo acuerdo también debería ser sometido a plebiscito.
Tras la refrendación comenzó el proceso de desarme y desmovilización de las Farc. Y para la implementación de los acuerdos, el gobierno de Santos llevó adelante una serie de proyectos de ley y de reforma constitucional en el Legislativo.