Luego de la puesta en circulación del documental Un presidente, Europa y la guerra, del director Guy Lagache, la diplomacia rusa no tardó en mostrarse defraudada por lo que consideró una “falta a la ética”. El largometraje, dedicado a mostrar las gestiones del mandatario francés, Emmanuel Macron, y su círculo desde principios de año, cuando la guerra en Ucrania era una amenaza en ciernes y los distintos jefes de Estado europeos buscaban fórmulas para evitarla.
La falta alegada por el Kremlin tiene relación con 10 minutos del documental, en que se muestra una llamada telefónica entre el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, y su par francés. El registro tuvo lugar cuatro días antes de que la invasión a Ucrania empezara, y uno de los puntos que discutieron ambos mandatarios fue la posibilidad de un encuentro presencial, en Ginebra, con el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden. La reunión, aceptada “en principio” por Putin, nunca tuvo lugar.
Según Bloomberg, era posible que el Elíseo permitiese la grabación y divulgación de este material, con la idea de que ayudase a moderar las críticas que ha tenido Macron, acusado de haber sido “demasiado blando” con Putin. De hecho, en el intercambio, se le nota a veces exasperado con la actitud del presidente ruso. Por otro lado, “corre el riesgo de alimentar la percepción de que Macron fue ingenuo”, señaló el medio.
El documental de Guy Lagache se adentra en lo profundo de la diplomacia gala. En la escena de la polémica, lo que el largometraje muestra es al equipo consejero de Macron escuchando la conversación -en ruso y francés-, y enviándole mensajes de texto con apuntes instantáneos al presidente.
El corte, correspondiente al domingo 20 de febrero, parte con la aclaración de Macron: “Para empezar este diálogo, quisiera que me dieras tu lectura de la situación, y de manera bien directa, como es nuestra costumbre, me digas cuáles son tus intenciones”.
“¿Qué puedo decir? Tú mismo ves lo que pasa. Tú y el canciller (alemán, Olaf) Scholz me dijeron que (el Presidente de Ucrania, Volodymyr) Zelensky estaba dispuesto a hacer un gesto, que había propuesto un proyecto de ley para aplicar los acuerdos de Minsk”, respondió entonces el presidente ruso, extendiéndose en una queja de lo no hecho por el ucraniano para respetar lo acordado en 2015. “Él te miente”, le dice Putin a Macron en ese momento.
“No sé si escuchaste ya su declaración de ayer, donde dice que Ucrania debe tener acceso a las armas atómicas”, le cuenta el presidente ruso a Macron. Frente a la cámara, la frase es inmediatamente rechazada por el equipo consejero francés. Algo similar ocurre inmediatamente después, cuando Putin le recuerda a Macron haber dicho que “hay que revisar los acuerdos de Minsk, y te cito, ‘para que estos sean aplicables’”. Ahí mismo, una consejera asevera que “no, nunca dijo eso”, y otro dice que le recomendará al presidente no encerrarse en discusiones sobre detalles. La conversación telefónica prosigue con Macron diciendo que no, “ni en Berlín, ni en Kiev, ni en Moscú, nunca dije eso”.
Luego de discutir sobre la pertinencia de los grupos separatistas del Donbás en las negociaciones entre Rusia y Ucrania, y en diferentes posiciones sobre los acuerdos de Minsk, Macron le espeta a Putin: “Leí los artículos y no sé dónde habrá estudiado Derecho tu abogado, pero yo leo el texto e intento aplicarlo”.
En miras a la desescalada, en un momento en que cien mil soldados rusos estaban listos para entrar a Ucrania, el diálogo entre Macron y Putin se desarrolló en los siguientes términos: “¿Cómo va la evolución de los ejercicios de guerra?”. “Avanzan como estaba previsto”. “¿Entonces terminan esta noche?”. “Sí, probablemente esta noche, pero ciertamente mantendremos una presencia militar en la frontera”.
Luego vino la discusión del encuentro que no tuvo lugar con el mandatario estadounidense. “Les propongo organizar una reunión, en Ginebra, entre tú y el Presidente Biden. Ya le consulté si está disponible, y me dijo que te comunicara que está listo”, invitó Macron en un momento, y frente al ir y venir de Putin respecto al tema, le preguntó si estaba dispuesto, sí o no. “Bueno, es una proposición que amerita tenerse en cuenta, pero si quieres que estemos bien alineados en la manera de formularla, pídeles a nuestros consejeros que se llamen lo antes posible para ponerse de acuerdo”, respondió finalmente Putin. “Pero ten en claro que, en principio, estoy de acuerdo”, agregó.
Antes de despedirse, el mandatario ruso dejó en claro desde dónde hablaba: “Para no ocultar nada, quería ir a jugar hockey sobre hielo, porque acá, te hablo desde el gimnasio. Antes de empezar mis ejercicios, te aseguro, llamaré de inmediato a mis consejeros”. Para terminar, y en francés, Putin se despide con un “je vous remercie, monsieur le President” (le agradezco, señor presidente).
A causa de la divulgación de esta conversación, el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, se mostró indignado. Consultado en una conferencia de prensa en Hanoi, con su par vietnamita, el jefe de la diplomacia rusa declaró: “Creo que la ética diplomática, por supuesto, no implica una filtración de este tipo de grabaciones tan unilateral”.
De todos modos, Lavrov señaló que Rusia no tenía motivo por el cual avergonzarse del registro. “Siempre llevamos adelante negociaciones de una manera de la cual nunca tenemos que avergonzarnos. Siempre decimos lo que pensamos, estamos listos para responder por nuestras palabras y explicar nuestra posición”, declaró el ministro.
Esta no sería la primera vez que la diplomacia francesa incurre en este tipo de filtraciones: en 2020, el diario Le Monde hizo públicas otras conversaciones de los presidentes Macron y Putin, esa vez respecto del opositor ruso Alexei Navalni. El Kremlin se quejó esa vez con París, para un año después responder publicando parte de la correspondencia entre los ministros de Asuntos Exteriores de Francia, Alemania y Rusia.
Precisamente esto último, señaló Lavrov en su conferencia, advirtiendo que esa vez tanto París como Berlín habían quedado advertidos, en tres ocasiones, de lo que haría el Kremlin, y sin dar respuesta alguna. “Antes de publicar el contenido de mis conversaciones con colegas de Francia y Alemania, les advertimos tres veces que si no obtenemos explicaciones claras de por qué rechazan los documentos acordados con su participación directa, nos veremos obligados a hacerlos públicos” , indicó Lavrov.