Cuando parecía que una ventana se abría para ellos, maletas en mano y con sus niños acompañándolos, un portazo les golpeó en la cara. Y es que cientos de migrantes en la frontera de México con Estados Unidos, provenientes de países como Venezuela, Haití y Latinoamérica en general, quedaron varados luego de que citas esperadas durante meses para finalmente ingresar legalmente a territorio estadounidense habían sido canceladas.
La larga espera de muchos migrantes quedó en nada luego de que el nuevo presidente de la nación norteamericana, Donald Trump, declarara una emergencia nacional en la frontera sur, lo que anuló todas las citas previamente agendadas a la firma de la nueva ordenanza. Esto fue parte de la andanada de medidas que el magnate anunció el lunes, donde se incluye el declarar la inmigración ilegal como una emergencia nacional, el encargar al Ejército estadounidense que ayude a la seguridad fronteriza, la prohibición de asilo y la toma de medidas para restringir la ciudadanía a los niños nacidos en suelo estadounidense.
Según The New York Times, Trump declaró la emergencia nacional en la frontera para “eludir al Congreso y desbloquear fondos federales para la construcción del muro fronterizo y otras medidas coercitivas”, además de ordenar al Departamento de Defensa que elabore un plan “para sellar las fronteras y mantener la soberanía, la integridad territorial y la seguridad de Estados Unidos repeliendo formas de invasión”.
Este martes, en tanto, miles de migrantes que llegaban al lugar notaban cómo la aplicación del gobierno estadounidense para temas migratorios, conocida como CBP One, dejaba de funcionar. Era mediante esta herramienta que los migrantes solicitaban citas para pedir asilo en EE.UU. en los puertos de entrada en la frontera con México, tras una espera que muchas veces se tornaba de meses. La incertidumbre sobre lo que ocurrirá en el futuro próximo es lo que más aqueja a los migrantes que esperaban su reunión.
Sin aparente salida
Desesperadas, relató The Associated Press, muchas personas que ya estaban en la frontera empezaron a actualizar la aplicación con la esperanza de ver una respuesta positiva, hasta que apareció un mensaje que terminó por hundir esa ilusión: “Las citas existentes programadas a través de CBP One ya no son válidas”, se leía en los teléfonos. Algunos recibieron la alerta. Otros, simplemente no pudieron abrir la aplicación. Unas 280.000 personas habían iniciado sesión en la herramienta de manera diaria hasta el 7 de enero de 2025.
La Tercera habló con Igor García, coordinador de comunicación de Médicos Sin Fronteras (MSF) en México, quien relató de primera mano lo que han visto durante los últimos días y semanas. “Percibimos sentimientos de inquietud e incertidumbre entre algunas personas migrantes y el significativo incremento de caravanas migrantes en el sur de México en las últimas semanas y meses, que parece responder a estas preocupaciones acerca del futuro inmediato”, indicó durante este martes. Un video publicado por The Associated Press respaldaba la afirmación, donde se veía a más de 2.000 migrantes de varios países caminando desde el sur de México, a primera hora del lunes, con la esperanza de llegar a Estados Unidos pese a las amenazas del presidente Donald Trump.
Las imágenes de las reacciones al cierre de CBP One aparecieron en medios de comunicación y se viralizaron en internet. En una de ellas, se veía a una mujer llorando luego de enterarse de que la cita que tenía programada para este martes, ya no se concretaría, pese a haber esperado por meses en México para poder asistir a la reunión.
“No puedo creerlo”, dijo a Reuters Nidia Montenegro, quien huyó de Venezuela, sobrevivió a un secuestro mientras viajaba hacia el norte de México y llegó el domingo a Tijuana, ciudad fronteriza que divide a ambos países, para una cita de asilo. Buscaba reunirse con su hijo, quien vive en Nueva York.
Mientras asimilaba el impacto que la anulación significaba, la mujer de 52 años se lamentaba entre lágrimas: “No, Dios, no”. La citada agencia de noticias acompañó durante dos meses a Montenegro, desde el momento en que, emocionada, consiguió una cita para el miércoles 22 de enero, hasta la decepción final al ver cómo se caía esa chance.
“Hoy mi vida empieza de nuevo”, había dicho en la mañana, momentos antes de que las autoridades bloquearan CBP One, una medida implementada por el saliente mandatario, Joe Biden, y que ha permitido el ingreso de cientos de miles de inmigrantes de manera legal a Estados Unidos. Ahora, Montenegro no sabe qué hará, señaló a Reuters. Varada en una ciudad a miles de kilómetros de su casa, insistió en que llegará a la reunión. “Iré a mi cita”.
Otro hombre, también venezolano, dijo a Reuters que lamentaba que esto hubiera ocurrido “precisamente hoy, cuando tengo mi cita y debo entregarme a Migraciones de manera legal”. Añadió que “se siente injusto que me quiten el paso legal, aunque entiendo que el presidente Trump aplicará medidas fuertes”.
Sobre la cancelación de la medida, Médicos Sin Frontera argumentó que “nos mostramos muy preocupados por la suspensión de esta aplicación, pues había permitido a muchas personas conseguir citas para iniciar trámites en los últimos meses y años. Si bien CBP One estaba muy lejos de ser perfecta y podía implicar un proceso muy largo y arbitrario, su cierre, sin que de momento haya alternativas, crea un escenario de incertidumbre y marca un retroceso en materia de derechos humanos”, indicó Igor García a este periódico. Es más, la cancelación de las citas fue automática y sin derecho a apelación de ningún tipo.
“En nuestra experiencia, la ausencia de mecanismos legales, dignos y seguros, puede tener consecuencias graves en la salud y bienestar de cientos de miles de personas que cruzan la peligrosa ruta migratoria a través de América Latina, huyendo muchas veces de contextos de violencia, de persecución, de discriminación y de falta de oportunidades”, añadió el coordinador de comunicación de MSF.
La política de cancelar la aplicación se entremezcla con la petición de Trump -que retorna a la Casa Blanca tras cuatro años fuera del poder- a sus aliados de que respalden y restablezcan su programa “Permanecer en México”. Por su intermedio, Estados Unidos forzaba a los migrantes no mexicanos a no ingresar a su territorio hasta que hubiera una resolución oficial por parte de las autoridades de EE.UU., obligándolos a permanecer en México durante ese tiempo.
La tanda de medidas relativas a la migración incluyen, por ejemplo, que el Pentágono tenga que brindar apoyo para la construcción de su famoso muro fronterizo, pero también para la edificación de un espacio de detención y que asista en el transporte de migrantes, explicó el mismo medio. También autorizó al secretario de Defensa a enviar tropas a la frontera según fuera necesario.
Las deportaciones masivas son otro elemento que busca impulsar la nueva administración de Trump. Según los republicanos, esta medida es clave y necesaria debido al aumento de cruces ilegales durante el saliente gobierno. Si para principios de 2022 había unos 11 millones de inmigrantes en Estados Unidos cuyo ingreso se dio de forma ilegal o con un estatus temporal, analistas plantearon a Reuters que el número actual se ubicaría entre los 13 y los 14 millones.
Al respecto, MSF señaló que las deportaciones masivas son “un posible escenario para el futuro próximo, y nuestros equipos están monitoreando la situación en coordinación con organizaciones de la sociedad civil, con actores clave y con las autoridades y estamos muy atentos para evaluar las necesidades que puedan surgir”.
“Sabemos que las deportaciones y la separación de familias en los centros de detención imponen una carga significativa de estrés emocional, generando frustración, ansiedad y con frecuencia, una nueva exposición a la violencia”, añadió García.
“Las cambiantes dinámicas de las rutas utilizadas por las personas en movilidad a través de México nos están obligando en MSF a cambiar o adaptar constantemente las actividades y a priorizar los lugares de intervención y a desplazarnos a aquellos donde hay necesidades más urgentes para atender las consecuencias de los altos niveles de violencia y las adversidades que los migrantes enfrentan durante su travesía”, dijo.
Esa línea dura republicana quedó evidenciada en el discurso inaugural de Donald Trump, quien aseveró que “como comandante en jefe, no tengo mayor responsabilidad que defender a nuestro país de amenazas e invasiones, y eso es exactamente lo que voy a hacer”, en referencia a la migración. También señaló que “con estas acciones comenzaremos la restauración completa de Estados Unidos y la revolución del sentido común”.
La intención quedó respaldada por el nuevo “zar de la frontera”, Tom Homan, quien dijo el viernes pasado que las redadas a gran escala contra migrantes empezarían este mismo martes. En entrevista con Fox News, aseguró que Chicago será una de las ciudades objetivo. “El martes, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) saldrá por fin a hacer su trabajo. Vamos a quitarle las esposas al ICE”, aseveró.
Al respecto, CNN informó que las autoridades federales de inmigración podrán arrestar a personas y llevar a cabo acciones de control en lugares como iglesias y escuelas y sus alrededores, lo que marca un cambio con respecto a la política de larga data de evitar las llamadas áreas sensibles.
“Los delincuentes ya no podrán esconderse en las escuelas e iglesias de Estados Unidos para evitar ser arrestados. La administración Trump no atará las manos de nuestras valientes fuerzas del orden y, en cambio, confía en que usen el sentido común”, se lee en una declaración del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, a cargo de forma interina por Benjamine Huffman, quien “emitió dos directivas esenciales para poner fin a la invasión de la frontera sur de Estados Unidos y empoderar a las fuerzas del orden para proteger a los estadounidenses”.
En la misma línea, Trump “pidió a las agencias estadounidenses que se negaran a reconocer la ciudadanía de los niños nacidos en Estados Unidos sin al menos un progenitor ciudadano estadounidense o residente permanente, aplicando las restricciones en 30 días”, relató Reuters.
Pero llevar adelante dicha política no es sencillo. De hecho, rápidamente la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) y otros grupos presentaron una demanda ante un tribunal federal de New Hampshire, argumentando que la medida viola el derecho de cualquier persona nacida en Estados Unidos a ser considerada ciudadana consagrado en la Cláusula de Ciudadanía de la 14ª Enmienda de la Constitución estadounidense.
“Negar la ciudadanía a los niños nacidos en Estados Unidos no solo es inconstitucional, también es un repudio imprudente y despiadado de los valores estadounidenses”, apuntó en un comunicado Anthony Romero, director ejecutivo de la ACLU.
Los fiscales generales de 22 estados del país también presentaron una demanda el martes para detener la medida de Trump.
Según The New York Times, “Trump está interpretando el lenguaje jurisdiccional de la 14° enmienda para excluir a ‘los hijos de extranjeros ilegales nacidos en Estados Unidos’. Hasta ahora, el abrumador consenso académico y jurídico ha sido que esa interpretación tendría pocas o ninguna posibilidad de prevalecer en los tribunales”.
Desde MSF hicieron un llamado “a las autoridades tanto en México como en Estados Unidos, y a lo largo del corredor migratorio, a proporcionar vías seguras de migración y a reforzar los servicios básicos disponibles, incluida la atención en salud y espacios donde puedan los migrantes descansar dignamente”.
Según organización médica y humanitaria internacional, “los migrantes también se hallaban asfixiados por estrategias de desgaste por parte de las autoridades en México, como retornos forzosos. Estas estrategias no solo no consiguen detener el fenómeno migratorio a pesar del énfasis en la contención del flujo, sino que dejan a las personas migrantes desprovistas de protección y expuestas a más violencia aún”.