En los últimos días, Israel cortó el suministro eléctrico a Gaza, buscando presionar a Hamas a liberar a los rehenes israelíes que aún se encuentran bajo su poder. Esta acción repercutiría en la planta desalinizadora en Deir el-Balah, ubicada en el centro de Gaza, que ha reducido su producción de 18.000 metros cúbicos de agua potable diarios a 2.500 metros cúbicos, según informó la ONG israelí Gisha. La planta abastece a más de 500 mil palestinos.
Desde el ataque de Hamas a territorio israelí el 7 de octubre de 2023, los enfrentamientos entre ambas milicias han generado la muerte de más de 48 mil palestinos, según datos de las Naciones Unidas. Además, se ha generado el desplazamiento de casi dos millones de personas, esto es casi el 90% de la población de Gaza, con algunos debiendo cambiar de domicilio 10 o más veces, según reporta la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Medio Oriente (UNRWA).
El Dr. Refaat Alathamna y su familia forman parte de estas cifras, debiendo mudarse de residencia cinco veces, huyendo de los ataques israelíes, “Escapábamos de un lugar, y había otra incursión”, relató a La Tercera. “Nos debimos separar un tiempo, yo con mi hijo y mi esposa con nuestras niñas en un campamento de refugiados”, agregó. Luego del tercer desplazamiento, debieron separarse como familia, para reencontrarse recién siete meses después.
La historia de esta familia coincide con la de muchos otros palestinos que, desde la implementación del cese el fuego entre Israel y Hamas, han retornado a sus barrios con la esperanza de volver a sus casas. La realidad es que los que antes fueron barrios residenciales, hoy no son más que escombros y ruinas.
La ONU estima que el 70% de los edificios de la Franja de Gaza han sido destruidos, incluyendo 245 mil viviendas. Pascale Coissard, coordinadora de emergencias para Médicos Sin Fronteras (MSF), describe que el territorio es actualmente “un campo de ruinas gris”, a causa de los escombros y el polvo suspendido en el aire.
En estas condiciones, la mayoría de los gazatíes se encuentran viviendo en carpas sobre los vestigios de las que un día fueron sus casas. Según reportó la BBC, hoy hay más de 945 mil palestinos viviendo en tiendas de campaña y refugios improvisados a lo largo de Gaza, asentados sobre los escombros generados por el conflicto.
La ONU estima que los 15 meses de enfrentamiento generaron 50 millones de toneladas de desechos que podrían tardar 21 años en ser removidos, requiriendo el uso de personal y equipamiento especializado dada la presencia de restos humanos y de material bélico no detonado entre las ruinas de edificios.
En las últimas semanas, Israel ha bloqueado severamente el ingreso de ayuda humanitaria a Gaza, generando una falta de aprovisionamiento médico y de alimentos, según denuncia MSF.
Coissard explica a La Tercera que además de las heridas y daños propios de una guerra, las personas en Gaza se han debido enfrentar a otras afecciones generadas de forma indirecta debido a la falta de servicios higiénicos y suministros en el sector. “Durante el verano hubo un incremento en casos de sarna y otras afecciones a la piel dado que las personas no se pueden asear”. Agrega que, debido a la contaminación en el aire, combinado con las condiciones en campamentos de refugiados “hay gran presencia de enfermedades respiratorias y gripe”.
Por su parte, el Comité Internacional de la Cruz Roja, ha reportado aumentos en casos de infecciones respiratorias agudas y diarrea, que “resultan preocupantes en una población que presenta altos índices de desnutrición”.
MSF, al igual que la ONU y varios países como Egipto y Arabia Saudita, se han pronunciado en contra del bloqueo al ingreso de suministros y ayuda humanitaria a Gaza ejercido por Israel.