Cuando estaba en el hielo de la frontera, escuché a unos perros ladrando, me di la vuelta, vi personas con antorchas, a unos 150 metros de distancia, corriendo en mi dirección. Escuché dos disparos, las balas pasaron zumbando”. Este fue uno de los testimonios de Andrey Medvedev, excomandante del grupo de mercenarios ruso Wagner, quien desertó de la compañía militar y cruzó la frontera hacia Noruega de forma ilegal en busca de asilo. Arrestado en el acto por la policía fronteriza, fue llevado a un centro para infractores de leyes migratorias, ubicado en el aeropuerto local de Oslo.

La historia de Medvedev, de 26 años, es una llena de etapas oscuras. Huérfano, se alistó joven en el Ejército ruso y sirvió en el durante un tiempo breve. Después de su tiempo en las Fuerzas Armadas, fue arrestado y encarcelado por un crimen que a día de hoy se mantiene desconocido. Mientras se encontraba en prisión, la guerra entre Rusia y Ucrania llegaba a puntos críticos, momentos en los que el grupo de mercenarios Wagner, comenzó a reclutar en masa.

En julio de 2022, Medvedev se unió al grupo Wagner, quien firmó con ellos un contrato en el cual se establecía su unión a la organización durante cuatro meses, finalizando en noviembre de ese año. Por su experiencia en el Ejército, fue puesto al mando del primer escuadrón del cuarto pelotón del 7º destacamento de asalto, unidad que luchó en la región del Donbás, lugar donde se han llevado a cabo los conflictos más sangrientos de la guerra: las batallas en Soledar y Bakhmut.

Andrey Medvedev, en una imagen de un video hecho por él en el que cuenta su escape a Noruega.

El 6 de noviembre, Medvedev planeaba retirarse apenas terminado su contrato, sin embargo, el grupo liderado por el oligarca Yevgeny Prigozhin decidió prorrogarlo tiempo indefinido, sin darle mayores razones, lo que terminó con la paciencia del excomandante, quien decidió desertar del grupo Wagner. Tras esto, Medvedev se fue de Ucrania y regresó a Rusia, lugar en el que tuvo que esconderse, ya que era buscado por los agentes de seguridad de Wagner y temía las horribles represalias que el grupo de mercenarios aplica a los desertores.

En diciembre, Medvedev contactó con Vladimir Osechkin, fundador del grupo de defensa de derechos humanos Gulagu.net, quien lo ayudó a huir de Rusia, cruzando la frontera con Noruega. El 12 de enero, el excombatiente cruzó los límites fronterizos, escape en el que tuvo que sortear un terreno lleno de hielo, alambradas, perros guardianes que lo perseguían y disparos por parte de la policía fronteriza, según contó a Gulagu.net. Tras cruzar la localidad fronteriza de Nikel, en la región rusa de Murmansk, buscó el lugar más cercano para pedir ayuda, pero en ese momento los guardias fronterizos lo capturaron y fue llevado al centro de infractores de leyes migratorias del aeropuerto de Oslo, hecho que fue notificado por la Dirección de Inmigración de Noruega, que no dio mayores detalles sobre el caso, por temas de seguridad.

Actualmente, aunque no se sabe exactamente el paradero de Medvedev, su abogado, Brynjulf Risnes, declaró que el excomandante se mantiene en un lugar seguro, mientras se analiza su caso y su petición de asilo en Noruega, la cual, en caso de ser aceptada, lo eximiría de los cargos de traspaso ilegal de la frontera.

Después de su escape hacia el país nórdico, Medvedev grabó algunos videos que fueron difundidos por Gulagu.net, junto a entrevistas con la misma organización, en los cuales cuenta su experiencia dentro del grupo Wagner y accede a testificar y exponer a la compañía mercenaria, con el fin de llevar a cabo una investigación en su contra.

Centro del grupo militar privado Wagner, ubicado en San Petersburgo, en Rusia. Foto: Reuters

En las grabaciones, Medvedev relató que, durante su tiempo como comandante hasta su deserción, fue testigo de crímenes de guerra por parte de la agrupación de mercenarios en Ucrania. Entre los hechos que relató, destacó las ejecuciones extrajudiciales o “refuseniks” que realizaba el servicio de seguridad interna de Wagner a soldados que desobedecían las órdenes de luchar o eran catalogados como “desertores”.

Dentro de los casos de ejecución ilegal, se encuentra el de Yevgeny Nuzhin, convicto de 55 años que fue reclutado en agosto por el grupo Wagner, a quien se le había prometido un indulto por su condena y un salario a cambio de sus servicios. Además, fue compañero de Medvedev en su escuadrón. El recluso, al negarse a luchar contra los ucranianos, fue detenido y asesinado con un martillo, a manos de un hombre no identificado, hecho que fue grabado y difundido el canal de Telegram “Grey Zone”, vinculado a la compañía mercenaria, hecho al que se refirió el líder de Wagner como “una muerte de perro para un perro”.

Junto a esto, Medvedev denunció la práctica de Wagner de reclutar a personas privadas de libertad, quienes eran maltratados y llevados al campo de batalla como “carne de cañón”, los cuales, si se negaban a cooperar, eran ejecutados por “traición a la patria”, misma razón que se usó en el asesinato de Nuzhin. El excomandante afirmó que su escuadrón estaba compuesto casi en su totalidad por prisioneros, hecho que coincide con las cifras de la inteligencia occidental y grupos humanitarios rusos, que estiman que Wagner reclutó al menos a 40.000 presos.

“Espero que mis testimonios sean claves para la investigación sobre Wagner”, declaró Medvedev a Gulagu.net, mientras espera que su solicitud de asilo en Noruega sea aceptada.

Por su parte, el líder del grupo Wagner, Yevgeny Prigozhin, quien ha sido un aliado leal al Presidente ruso Vladimir Putin, trató al excomandante como una amenaza. “Tengan cuidado, es muy peligroso”, afirmó Prigozhin a través de su portavoz. Sin embargo, el oligarca no se refirió a los dichos de Medvedev sobre el maltrato de prisioneros y las ejecuciones sumarias a desertores dentro de la compañía, limitándose a mencionar el poder y potencial del grupo Wagner y su eficiencia en combate.