El dramático método al que recurren abuelas en Japón con el fin de sentirse acompañadas
Las personas de la tercera edad se sienten tan poco acompañadas en ese país asiático que algunas llegan al extremo de cometer delitos con tal de ir a la cárcel y tener compañía, gente con quien hablar y atención gratuita.
Una dramática realidad es lo que viven en Japón algunas adultas mayores. Además del envejecimiento de la población, se suma la soledad y la falta de acompañamiento adecuado a las personas de la tercera edad por parte de sus familias. Se trata de un escenario que ha llegado a provocarle a este grupo de la sociedad momentos de depresión y aislamiento.
Este último punto ha causado un fenómeno que en Occidente sería difícil de creer: mujeres de avanzada edad están delinquiendo con tal de entrar a la prisión y llevar una vida menos solitaria.
Así lo consigna CNN que visitó la mayor cárcel femenina de ese país, la prisión de Tochigi, ubicada al norte de Tokio, donde una de cada cinco reclusas tiene más de 65 años. La mayoría de ellas está ahí por el delito de robo.
Uno de esos casos es el de Akiyo, una mujer de 81 años, que hasta ahora ha sido detenida dos veces por robar comida en tiendas. Ella les contó a los periodistas de CNN que “hay muy buenas personas en esta prisión”. “Quizás esta vida sea la más estable para mí”, comentó.
“Realmente siento que si hubiera tenido más fuerza de voluntad, podría haber llevado una vida diferente, pero ahora soy demasiado mayor para hacer algo al respecto”, dijo Akiyo.
Esta mujer conoce muy bien lo que significa el aislamiento y la pobreza. Cuando fue detenida por segunda vez, vivía de una pensión bastante baja y que solo le llegaba cada dos meses. Después de quedarse con solo unos 40 dólares y faltando dos semanas para recibir su pensión, tomó la decisión de robar comida, razón por la que fue detenida. Según relató, a su hijo de 43 años con el que vivía no le importaba lo que pasara con ella y a menudo él le decía: “Desearía que te fueras”.
Akiyo agrega: “Sentí que ya no me importaba lo que pasara”. “Pensé: ‘No tiene sentido que viva’ y ‘sólo quiero morir’”.
Según cifras del gobierno japonés, el 80% de las personas mayores encarceladas en el país fueron detenidas por robar. Algunos de ellos dicen que lo hacen para sobrevivir. Un estudio de la OCDE destaca que el 20% de las personas mayores en Japón vive en la pobreza.
Takayoshi Shiranaga, un oficial de la prisión de mujeres de Tochigi, comentó que “incluso hay gente que dice que pagaría 20.000 o 30.000 yenes (130-190 dólares) al mes si pudieran vivir aquí para siempre”. Incluso, agrega, “hay gente que viene aquí porque hace frío o porque tienen hambre”.
Los funcionarios de la cárcel han tenido que adaptarse a esta realidad y de a poco han aprendido a cuidar de estas personas tan necesitadas: les cambian los pañales, las bañan y les dan de comer. Incluso, las reclusas más jóvenes han tenido que hacer el rol de cuidadoras, ya que no hay suficientes guardias capacitados para las adultas mayores.
“Realmente siento que si hubiera tenido más fuerza de voluntad, podría haber llevado una vida diferente, pero ahora soy demasiado mayor para hacer algo al respecto”.
Akiyo, mujer japonesa de 81 años que vive en la carcel de Tochigi
Uno de esos casos es el de Yoko, una reclusa de 51 años, pues obtuvo su título durante su última condena. Ahora, cuando no hay suficiente personal penitenciario para cuidar a los ancianos, ella ayuda a otros reclusos a bañarse, cambiarse de ropa y moverse.
Parte del problema de los exreclusos es la falta de apoyo una vez que se reincorporan a la sociedad, dijo Megumi, una guardia de prisión en Tochigi. “Incluso después de que son liberadas y vuelven a la vida normal, no tienen a nadie que las cuide”, señala. Además, añade otro problema y es que “también hay personas que han sido abandonadas por sus familias después de cometer delitos en reiteradas ocasiones, no tienen un lugar al que pertenecer”.
Shiranaga agrega que las que se enferman “pueden recibir tratamiento médico gratuito mientras están en prisión, pero una vez que salen, tienen que pagarlo ellas mismas, por eso algunas personas quieren quedarse aquí el mayor tiempo posible”.
La población de edad avanzada está creciendo tan rápido que Japón necesitará 2,72 millones de cuidadores para 2040, según el gobierno, que ahora está luchando por alentar a más personas a ingresar a la industria y por “importar” trabajadores extranjeros para llenar esos vacíos.
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