Una nueva polémica se instauró en el seno la familia real de Inglaterra, esta vez concerniente a los duques de Sussex, el príncipe Harry y Meghan Markle, y a la fallecida reina Isabel II. En un nuevo libro biográfico sobre el rey Carlos III, el autor afirma haber hablado con uno de los miembros del personal de la monarca fallecida en septiembre de 2022, quien le dijo que la nonagenaria reina estaba “enojada como nunca la había visto” luego de que el duque y la duquesa de Sussex aseguraran que contaban con su bendición para utilizar Lilibet como el nombre de su bisnieta.

La historia data de 2021 y fue relatada en el libro “Carlos III: Nuevo Rey, Nueva Corte”, del autor real Robert Hardman. En él, se cuenta la Reina Isabel no aprobaba el uso de su supuesto sobrenombre cuando niña, Lilibet –cuando no podía pronunciar bien su nombre–, para la hija de Harry y Meghan.

“Una persona recordaba en privado que Isabel II estaba ‘enfadada como nunca la había visto’ en 2021, después de que los Sussex anunciaran que ella les había dado su bendición para llamar a su hija ‘Lilibet’, el apodo de infancia de la Reina”, se lee en un pasaje del libro.

El príncipe Harry y Meghan, duquesa de Sussex, abandonan Westminster Hall en Londres, el miércoles 14 de septiembre de 2022. Foto: REUTERS.

El apodo también era usado de forma cariñosa por su marido, el príncipe Felipe, durante su relación, aseguró el medio británico The Standard. Más aún, la monarca se habría enojado cuando el hijo de la princesa Diana y su pareja señalaron que había sido aprobado por la matriarca.

Según Hardman, ella amenazó con acciones legales si aparecían publicaciones afirmando que bendijo el nombre de su bisnieta, consignó Yahoo News, pero no fueron los únicos. BBC informó que una fuente del Palacio de Buckingham había dicho que la reina no fue consultada, y la respuesta de los duques de Sussex fue el envío de cartas legales contra el medio y editores, alegando que la información era falsa y difamatoria.

En aquel momento, un portavoz de la familia insistió en que Harry lo había hablado con su abuela, y que jamás hubiera utilizado el apodo como el nombre de su hija si no hubiera contado con el apoyo de Isabel II. “El duque habló con su familia antes del anuncio; de hecho, su abuela fue el primer miembro de la familia al que llamó”, señaló en la ocasión. Informes anteriores de la época aseguraban que efectivamente la reina fue consultada, pero no se sintió capaz de decir que no, detalló The Standard.

“Esas ruidosas amenazas de acciones legales se evaporaron debidamente y las acciones por difamación contra la BBC nunca se materializaron”, escribió el autor de la biografía de Carlos III. También agregó que el Palacio de Buckingham “rechazó” los intentos de Harry y Meghan Markle de reafirmar su versión de los hechos, donde supuestamente la reina Isabel habría entregado su bendición para la utilización del apodo.

La familia real británica. Archivo.

“Sin embargo, cuando los Sussex trataron de cooptar el Palacio para apoyar su versión de los hechos, fueron rechazados”, explicó Hardman la biografía.

En el libro también se relatan algunos de los acontecimientos que contribuyeron a la separación de la familia real, así como las opiniones de amigos y del personal real. Uno de esos hechos fue la renuncia a la familia real de manera activa del príncipe Harry y Meghan en enero de 2020, cuando se mudaron al sur de California, en Estados Unidos, a vivir en el lugar de nacimiento de la actriz norteamericana.

“Una vez más, fue un caso de que ‘los recuerdos pueden variar’ –la reacción de la difunta monarca durante una entrevista con Oprah Winfrey– en lo que respecta a Su Majestad”, añade el texto.