En la séptima semana de cierre en el estado de Nueva York, la zona más golpeada por el Covid-19 en Estados Unidos debido a que concentra 333.491 casos positivos y 25.956 fallecidos del total a nivel nacional -que asciende a más de 1,26 millones de contagios y 74.804 muertos-, el gobernador, Andrew Cuomo, presentó un plan para reiniciar la economía desde el 15 de mayo. En base al cumplimiento de “siete criterios específicos”, las 10 regiones del estado podrán ir levantando las restricciones, aunque hasta el momento ninguna ha logrado más de cinco de las exigencias.
“Esta no es una situación sostenible. Cierra todo, cierra la economía, enciérrate en el hogar. Puedes hacerlo por un corto período de tiempo, pero no puedes hacerlo para siempre”, señaló Cuomo, tras apuntar a que la reapertura se debe a los coletazos económicos de la pandemia para el estado, que ha gastado casi US$ 3 mil millones en la emergencia sanitaria.
Después de que expire el decreto de confinamiento el 15 de mayo, el gobernador demócrata busca regresar a la “normalidad” de manera gradual bajo una “compleja fórmula que determinará que partes del estado son elegibles para reabrir”.
Las directrices para la reapertura tienen “influencia” de las pautas de la Casa Blanca y del Centro de Control y Prevención de Enfermedades. Entre los requisitos está: tener al menos un 30% de camas hospitalarias disponibles; un promedio semanal de 30 test de coronavirus por cada mil habitantes; una disminución continua de 14 días en las tasas de hospitalización y de muertes por virus.
Una vez que una región cumpla con la normativa, deberá presentar un documento de trabajo para determinar cómo las personas regresarán a sus labores, que incluye: las medidas de las empresas para asegurar el distanciamiento social y uso de mascarillas. Luego de esto se iniciará la primera fase, que permite la reanudación de los sectores de construcción, fábricas y algunas tiendas minoristas con pick up en la vereda el 15 de mayo.
Desde ese momento, las autoridades estatales “evaluarán durante dos semanas” los efectos de la ordenanza en la población. Si los indicadores del virus siguen positivos se daría paso a la segunda fase, que permitirá a finales de mayo activar “servicios profesionales, más tiendas minoristas y finanzas, entre otros”.
Posteriormente, sería el turno de la apertura de restaurantes, bares, hoteles y otros alojamientos, lo que dará inicio a la cuarta y última fase, que permitirá el funcionamiento de “cines, teatros, incluyendo Broadway” y educación, aunque todas las escuelas permanecerían cerradas.
Por el momento, no hay fecha de regreso a parques, playas y atracciones. En el caso de que una región registre un aumento de las tasas de infección o muertes por coronavirus, se volverá a una cuarentena.
Sin embargo, debido a la diversidad de la población y de contagio en las zonas urbanas en comparación con la rural es que las primeras en salir del “confinamiento económico” sería la zona norte del estado de Nueva York, que no registra altas tasas de casos y acusa un trato diferenciado.
Según Politico, las regiones del norte tienen una creciente inquietud por volver a sus trabajos ya que no tienen la misma realidad que ciudades como Nueva York. En ese marco es que el condado de Lewis tiene 21 personas por “milla cuadrada” en comparación a los casi 50 mil en Manhattan, por lo que el distanciamiento social no es un “desafío”.
Así, Cuomo sugirió que la ciudad de Nueva York y sus suburbios podrían ser los últimos en levantar las medidas sanitarias.
A pesar de que el estado de Nueva York ya habría pasado el peak de contagios y las hospitalizaciones van en caída, una de las mayores preocupaciones es que el levantamiento de restricciones genere un rebrote. Ante esto, la semana pasada el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, autorizó enviar mayores suministros para aumentar la capacidad de testeo que sigue estando lejos de cumplir las 40 mil pruebas diarias que los expertos recomendaron para reabrir.
Tal como los exitosos planes de rastreo de contactos de pacientes de coronavirus en Singapur, Corea del Sur, Taiwán y Nueva Zelandia, Nueva York anunció la semana pasada que está formando un programa de pruebas y rastreo que necesitará entre 6.400 y 17 mil “rastreadores de contacto”.