¿El fin del correísmo en Ecuador?: segunda derrota consecutiva del partido del expresidente en el exilio

Rafael Correa

La victoria del empresario Daniel Noboa por sobre Luisa González muestra que, a pesar de dominar el Parlamento y los gobiernos locales, los votos de Revolución Ciudadana tienen un techo.


No sorprendió a nadie, a pesar de que fuera una remontada: el segundo candidato en llegar al balotaje, Daniel Noboa, triunfó en las elecciones de este domingo contra Luisa González, la candidata del correísmo, luego de llevar semanas liderando las encuestas. El empresario, que se define como “socialdemócrata moderado”, obtuvo el 52,01% de los votos, contra el 47,9% de González.

Pero a pesar de ser el presidente más joven de la historia ecuatoriana, el día de hoy todos los expertos están discutiendo sobre la figura de Rafael Correa, el expresidente que sufre la mayor derrota, luego de haber elegido directamente a González para devolver el poder a su Movimiento Revolución Ciudadana.

Correa no solo nombró a González, apostando por su fidelidad para evitar una traición como la que le acusa a Lenin Moreno, sino que impulsó la estrategia electoral desde Bélgica y México, marcando un plan para poder volver a Ecuador. Pero a pesar de pertenecer a la izquierda, en algunos momentos Luisa González se vio más conservadora que Noboa, sobre todo cuando este último sí se mostró respaldando la idea de que las mujeres decidan en los casos de aborto.

daniel noboa
El nuevo mandatario ecuatoriano.

De Luisa González, hace unos meses, no se sabía mucho: era una abogada de 45 años, que de vez en cuando aparecía en los medios por sus declaraciones como asambleísta. Los focos se pusieron en ella cuando Guillermo Lasso activó la “muerte cruzada”, y el mismo expresidente Rafael Correa le pidiera candidatearse.

Con el 33,61% de los votos, González triunfó en la primera vuelta, pero con una victoria que dejaba muchas dudas si es que pretendía ganar la Presidencia. Rápidamente las encuestas dieron cuenta de ello: la candidata identificada como “la delfín de Correa” cargaba con su impopularidad, dejándole un techo de votos que intentó romper alejando su discurso al del expresidente. Por cuatro puntos, finalmente, el “outsider” Daniel Noboa convenció más, y será el mandatario ecuatoriano durante los próximos 18 meses.

Desde el correísmo se trata de un fracaso que, entre otras cosas, retrasa los planes de Correa de volver al país. Incluso durante el día de ayer, si en un principio se pretendía celebrar tomándose la avenida de Los Shyris, al centro norte de Quito, los mandamases de Revolución Ciudadana cambiaron el plan y esperaron los resultados en un salón de hotel.

Luisa González luego de conocer los resultados de las elecciones. Foto: Reuters.
Luisa González, luego de conocer los resultados de las elecciones. Foto: Reuters.

Frente a quienes piensan que esta derrota del correísmo es definitiva, el analista de la Fundación Ciudadanía y Desarrollo, Mauricio Alarcón, comentó al diario La Nación: “El correísmo nunca se ha ido, ha sido la primera fuerza en los últimos procesos electorales. El hecho de que no haya ganado en 2021 por haber presentado a un mal candidato no quiere decir que haya quedado severamente afectado”.

La derrota presidencial no refleja, en tanto, los resultados locales de la formación, tanto en las alcaldías como en la Asamblea Nacional. En febrero, el correísmo se impuso en Quito y en Guayaquil, las dos alcaldías más importantes de Ecuador, quitándole esa segunda ciudad al Partido Social Cristiano, que llevaba 30 años en el poder.

En la Asamblea Nacional, en tanto, el movimiento de Correa sigue siendo la bancada más grande, con cerca de 53 legisladores, aunque aún falta contarlos votos del exterior. Así, la izquierda del expresidente tendrá peso en la Cámara, aunque no el suficiente para lograr una mayoría.

El presidente Guillermo Lasso votando en Guayaquil. Foto: AP.
El Presidente Guillermo Lasso, votando en Guayaquil. Foto: AP.

Así las cosas, quien más pierde en este balotaje es el líder del movimiento, que se quedará entre Bélgica y México. “Rafael Correa, el hombre detrás de la candidata y el nombre sobre el que ha girado la política en el país en las últimas dos décadas, ha sido el destinatario final de esta derrota que exilia aún más su figura de la vida de los ecuatorianos. Estas elecciones anticipadas eran su billete de vuelta al poder”, indica El País.

Él mismo reaccionó a través de X la derrota de Luisa González. “Patria querida, Patria Grande: Esta vez no lo logramos. Enfrentamos poderes enormes. Hasta se asesinó a un candidato para evitar nuestra victoria. La traición de Lenín Moreno sigue causando estragos, pero que nadie dude de que, al final, Ecuador volverá a la senda del desarrollo e integración latinoamericana. ¡Hasta la victoria siempre!”, indicó el expresidente.

Desde El País especulaban con el plan frustrado del expresidente. “Este revés da al traste con un plan minuciosamente trazado por el expresidente, que lleva desde 2017 viviendo en Bélgica para evitar la cárcel en Ecuador por una condena por corrupción en 2020 que él considera un montaje. Esa ruta pasaba por colocar a una fiel escudera en la Presidencia, en este caso González, para una vez en el poder convocar una Asamblea Constituyente y declarar inválido el referéndum de 2018 que impide la reelección. Entonces, él podría volver a presentarse. Quizás incluso le podría dar tiempo a llegar a la Presidencia en 2025, año en el que Ecuador volverá a las urnas después de un mandato corto de 16 meses para concluir la legislatura inacabada de Lasso”.

Rafael-Correa

Correa está en el “exilio”, según él mismo indica, porque está condenado a ocho años de prisión y 25 de inhabilitación para ejercer cargos públicos. Habiendo gobernado entre 2007 y 2016, la Corte Nacional lo sentenció a él y a los miembros de su gobierno por el “Caso Soborno 2012-2016″, en el que se comprobó que su partido había recibido financiamiento a través de los fondos de empresas que recibieron cargos estatales.

En el diario La Nación consideran esta derrota del correísmo como un traspié de la izquierda latinoamericana, ya que siguen siendo seis los presidentes más alineados en esa dirección política (Brasil, Colombia, Chile, Bolivia y Venezuela, más Argentina), y siendo probable que las elecciones transandinas le den la Casa Rosada a la derecha.

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