En 2011, las protestas contra el presidente de Siria, Bashar al-Assad se convirtió en una guerra civil a gran escala que ha devastado el país y ha involucrado a potencias regionales y mundiales. Y hace ocho años, esa guerra civil giró a favor del presidente al-Assad después de la participación de Rusia en 2015.
No obstante, el miércoles pasado, una coalición de grupos rebeldes armados sirios capturaron Alepo en un ataque sorpresa, asestando un golpe significativo a Assad. Los grupos rebeldes afirmaron haber tomado rápidamente el control de una base militar y 15 aldeas en poder de las fuerzas gubernamentales en esa provincia noroccidental.
Los rebeldes, liderados por el grupo yihadista Hayat Tahrir al-Sham (HTS), cortaron la principal carretera que une la capital siria Damasco, con Alepo. Dos testigos confirmaron a la agencia AFP que vieron hombres armados y escenas de pánico en la ciudad. El director del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), Rami Abdel Rahman, afirmó que los milicianos “tomaron el control de cinco barrios” de Alepo y que las fuerzas del régimen “no opusieron gran resistencia”.
El viernes por la noche, los combatientes del grupo yihadista HTS habían avanzado desde su base en el campo hasta las afueras de Alepo, y el domingo parecían tener el control total de la ciudad. El ejército sirio estaba enviando refuerzos y equipo a la provincia de Hama en medio de intensos combates mientras los rebeldes intentaban avanzar hacia el sur, hacia la capital regional.
¿Quiénes son los rebeldes?
Los combatientes que se oponen al régimen de Assad siempre han incluido un mosaico heterogéneo de facciones rebeldes que a menudo estaban enfrentadas entre sí. Pero esta vez, los rebeldes se unieron bajo el liderazgo del grupo yihadista, una antigua filial de Al Qaeda que rompió con el grupo anterior hace años y llegó a dominar el último bastión de la oposición siria.
Ahora, la coalición rebelde está formada por facciones islamistas armadas bien establecidas que, a pesar de tener diferencias, están unidas en la lucha contra Assad, ISIS y las milicias respaldadas por Irán. El grupo, considerado en un tiempo una de las facciones extremistas más poderosas de la rebelión, más tarde intentó restar importancia a sus aspectos radicales y se concentró en construir algo parecido a un gobierno civil (aunque autoritario y extremista) en su porción de territorio.
La intervención de Rusia, Irán y Hezbolá (aliado de Irán) y otros grupos ha permitido a Assad permanecer en el poder, dentro del 70% de Siria que está bajo su control. El 30% del territorio que no está bajo el control de Asad está controlado por una serie de fuerzas de oposición y tropas extranjeras, explica la agencia The Associated Press (AP).
Tras la reciente ofensiva, las Fuerzas Armadas rusas confirmaron este viernes su apoyo a Assad. Se “están llevando a cabo bombardeos” contra “materiales y efectivos de grupos armados ilegales, contra puestos de control y contra arsenales y posiciones de artillería”, dijo el Ejército, citado por agencias estatales rusas.
Así, el país aliado del presidente Bashar Assad, ha azotado las zonas controladas por la oposición con ataques aéreos en respuesta. Mientras que Irán, otro respaldo militar del régimen desde el inicio de la guerra civil, reiteró el viernes su “apoyo continuo” al gobierno autocrático, según la cadena Deutsch Welle.
La ofensiva del miércoles provocó los combates más violentos desde 2020 en el noroeste del país, con un balance provisorio de 54 muertes en un día, según indicó el OSDH, una ONG radicada en Reino Unido, pero con una amplia red de contactos en el terreno. En tanto, seis días de hostilidades entre fuerzas gubernamentales y grupos rebeldes armados han dejado alrededor de 500 muertos, decenas de ellos civiles, incluidos niños y mujeres, y más de 40.000 desplazados, según datos de la ONU y una ONG.
Los orígenes del grupo HTS
Hayat Tahrir al-Sham, cuyo nombre significa Organización para la Liberación del Levante, comenzó aproximadamente al mismo tiempo que la guerra civil siria, que estalló en 2011 después de que las tropas de Assad reprimieran violentamente las protestas generalizadas contra el gobierno.
Fue fundado por Abu Mohammad al-Jolani, un comandante militar que adquirió experiencia como joven combatiente de Al Qaeda contra Estados Unidos en Irak durante la invasión estadounidense antes de ser capturado y encarcelado en Irak. Tras su liberación, viajó a Siria para crear Jabhat al Nusra, la filial siria de Al Qaeda, y dirigió el grupo hasta que en 2016 se produjo una ruptura pública con Al Qaeda debido a diferencias ideológicas y oposición al ISIS.
Al-Jolani formó HTS a principios de 2017, tras la unión de varios grupos rebeldes y cuenta con entre 12,000 y 30,000 combatientes. Aunque no es el ISIS, tanto Naciones Unidas como la organización Human Rights Watch han acusado al grupo armado de detenciones arbitrarias, abusos y torturas, pero también ha establecido estructuras de gobierno en la región que controla, según explica el diario El País. Estados Unidos lo califica como una organización terrorista.
HTS es ahora la facción rebelde más poderosa y controla la provincia de Idlib, a pesar de ser considerado un grupo terrorista por Estados Unidos. En una entrevista de abril de 2021, al-Jolani afirmó que esa provincia no representaba una amenaza para Europa y Estados Unidos, a modo de distanciarse del extremismo del Estado Islámico (ISIS). En ese entonces, el líder de HTS dejó claro que su objetivo era combatir al régimen de Bashar al Asad, y desde entonces, HTS ha liderado grandes avances en el noroeste de Siria.
En mayo de 2023, al-Jolani declaró que estaban listos para avanzar hacia Alepo. La ofensiva reciente fue en colaboración con el Ejército Nacional Sirio (ENS), una coalición de grupos rebeldes respaldada por Turquía. El ENS, que cuenta con alrededor de 25,000 efectivos, ha sido clave en las operaciones contra el ISIS y las milicias kurdas.
El avance del grupo en Alepo se debe a una combinación de preparación militar por parte del HTS y la percepción de que los aliados de Assad están debilitados, como Hezbolá -debilitado por el Ejército de Israel- y el Ejército ruso -que está enfocado en la guerra en Ucrania-, según explica el periódico The Guardian.
A pesar de los éxitos iniciales de los rebeldes, se prevé que el régimen sirio liderado por Assad contraataque utilizando tácticas de reagrupamiento y apoyo aéreo intensificado. Muchos expertos temen que Al-Assad recurra a las armas químicas, como hizo con efectos devastadores en los días más oscuros de la guerra civil. De ser así, cualquier éxito que logren consolidar los rebeldes podría tener un costo humano y material inmensurable.
No está claro si los rebeldes pueden capturar más territorio o conservar lo que ya tienen. Si mantiene el control de Alepo, el grupo podría tener que ajustar su estrategia de gobierno, dijo Dareen Khalifa a The New York Times, experto en Siria del International Crisis Group.
Alepo es menos conservadora que Idlib, donde el gobierno del grupo ya genera resistencia. “Saben muy bien que no pueden gobernar Alepo como gobiernan Idlib”, afirmó Khalifa. “Tendrán que adoptar otras medidas y cambiar su tono y la forma en que imponen las cosas”, añadió el experto en Siria.