Sergio Fajardo, la otrora carta fuerte del centro político en el escenario colombiano, estuvo lejos del paso a la segunda vuelta. Luego de salir en el cuarto lugar de las elecciones presidenciales de Colombia realizadas este domingo y quedando a mucha distancia de los tres primeros, el futuro político de Fajardo entró en un limbo donde no se sabe si continuará en la búsqueda de una futura presidencia o apoyará abiertamente a las candidaturas de Gustavo Petro o Rodolfo Hernández.
El panorama para el presidente profesor, como le dicen por su profesión de origen, parecía prometedor. Hace cuatro años, en la elección de 2018, había logrado el tercer lugar, con 4,5 millones de votos, quedando a solo 250.000 de Gustavo Petro. Pero el balotaje de este domingo probó que ese apoyo se había desplomado, pues solo obtuvo 888.585 respaldos, equivalentes a menos del 5% del total.
La caída de una coalición
Un día después de la estrepitosa derrota del candidato centrista, la coalición Centro Esperanza, asociación política que respaldaba a Fajardo, anunció la desarticulación de sus miembros. “La coalición Centro Esperanza ha cumplido con los fines políticos para los que fue constituida, por lo que cada uno de sus sectores y movimientos decidirá sobre su futuro dentro de las más cordiales relaciones entre nosotros”, anunciaron en un comunicado público.
“Con su voto, los colombianos decretaron el fin de la era del uribismo, al igual que ratificaron su deseo de cambio para Colombia y su rotundo rechazo al gobierno de Iván Duque y a los partidos políticos que lo acompañaron”, afirmaron en el comunicado, celebrando la caída de Federico “Fico” Gutiérrez en el tercer lugar.
Sin embargo, la cruz que los colombianos hicieron al uribismo -afirman desde la coalición- también parecen haberla hecho a la moderación representada por el centro y Fajardo.
Así lo cree el analista Ricardo Galán, quien dijo a CNN en Español que “los colombianos quieren un cambio y optaron por las dos personas que, de acuerdo con las edades de los votantes, consideran que es un cambio”.
León Valencia, analista y director de la Fundación Paz y Reconciliación, planteó al mismo medio una perspectiva similar al afirmar que “hay un enojo enorme en la población y votaron a dos opciones de cambio”. Para ambos analistas, Fajardo no estaba dentro de esa categoría.
El descalabro de las cifras va más allá, y dos de ellas son esclarecedoras al respecto. Cuando el 13 de marzo la coalición Centro Esperanza eligió a su representante, 723.084 de ellos apoyaron a Fajardo. Por su parte, la candidatura de Gustavo Petro también se validó en una primaria. Pacto Histórico, la alianza que logró el primer lugar de la primera vuelta, tuvo como contendores a Petro y a la actual candidata a la vicepresidencia, Francia Márquez. Saliendo segunda Márquez, superó en votación a Fajardo, lo que ya anticipaba una diferencia importante.
Pero un segundo dato grafica mucho mejor la profundidad del desfonde en la postulación del profesor de matemáticas, quien también tiene un máster y un doctorado en matemáticas. Fueron 2,1 millones de personas las que votaron para elegir al representante de Centro Esperanza. Sin embargo, en la primera vuelta realizada el domingo obtuvo 888.585 apoyos, lo que significa que los votos de la coalición no se traspasaron al ganador de la primaria interna.
Los problemas internos
Parecía que los movimientos de centro habían aprendido la lección. Corrían las elecciones presidenciales de 2018 y Humberto de la Calle, uno de los pilares del proceso de diálogos entre el Estado colombiano y las Farc, iba en una línea centrista similar a la de Fajardo. Según analistas, la división de fuerzas fue una de las razones de que el matemático no pasara a segunda vuelta en dicha ocasión.
Esta vez la coalición Centro Esperanza fue con una lista unificada, incluso con una primaria interna. Sin embargo, la excandidata presidencial que fue secuestrada por las Farc, Ingrid Betancurt, golpeó el panal cuando bajó su postulación, instó al resto de los candidatos del centro a que también lo hicieran y se unió a la campaña de Rodolfo Hernández.
“Es un llamado a Fajardo y a todos los de la coalición de centro. Rodolfo y yo duramos muchas semanas hablando de eso. Sé que ha sido difícil para los líderes de la coalición Centro Esperanza, pero que no se equivoquen, esta es la única decisión que vale la pena tomar en este momento, no puede haber consideraciones jurídicas ni económicas”, dijo en aquel entonces.
Estudios de opinión afirman que Colombia es un país con votantes que tienden al centro, afirmó el diario El País. Sin embargo, la realidad ha demostrado lo contrario en esta elección presidencial. Al comando de Fajardo se integró como compañero de fórmula el exministro de Ambiente, Luis Gilberto Murillo; el estratega digital de las campañas presidenciales de Barack Obama y Hillary Clinton, Teddy Goff, y la exministra de Relaciones Exteriores de Colombia María Ángela Holguín. Ninguno de esos nombres logró hacer repuntar a Fajardo.
Con miras a la segunda vuelta
La pregunta que surge ahora es dónde irán a parar los votos de quienes creyeron en el proyecto político del doctor en matemáticas, y si es que estos definirán la segunda vuelta presidencial el domingo 19 de junio.
En 2018, el profesor anunció públicamente que votaría en blanco. Según el comunicado de la coalición Centro Esperanza, cada movimiento que lo compone definirá su postura frente al proceso. Lo concreto es que Rodolfo Hernández fue el primero en llamar a Fajardo una vez que los resultados fueron públicos.
“He construido una propuesta de ser y actuar en la política, ahora en términos personales con Rodolfo Hernández tengo una buena relación personal, es lo que puedo decir, y por el lado del señor Petro, evidentemente, ninguna relación personal, esa es la realidad”, dijo a la radio La W.
Sin embargo, durante el martes fue su compañero de fórmula quien quebró el hielo tras el anuncio de que Luis Gilberto Murillo, excandidato a la vicepresidencia, se unió a la campaña de Petro. El futuro político de Sergio Fajardo está por verse. Aún no anuncia si se retirará de la búsqueda por la presidencia, si se unirá a uno de los comandos que quedan como contendientes o buscará aportar desde otra trinchera luego de los pésimos resultados de su campaña electoral.