Bajo el título “La elección de George Floyd”, el destacado profesor de periodismo político en la Universidad de Columbia, Thomas B. Edsall, se pregunta en una de sus últimas columnas en The New York Times sobre el efecto que la muerte del exguardia seguridad afroamericano a manos de la policía en Minneapolis tendrá en las próximas elecciones de noviembre en EE.UU. “La narración que prevalezca después de esto (...) jugará un papel clave para determinar quién es nuestro próximo Presidente”, postula.
Según Edsall, “lo que más temen” los demócratas es una repetición de la reacción de los votantes a los disturbios urbanos en los años 60, que puso fin a décadas de hegemonía demócrata en todos los niveles de gobierno, ya que los republicanos pudieron establecer gran parte de la agenda federal, estatal y local por los próximos 52 años.
Sin embargo, los votantes blancos, el segmento del electorado con mayor probabilidad de volverse más republicano en reacción al aumento de la tensión racial, son muchos menos de lo que eran hace 52 años. El censo estimó que en 1968, el año en que fue asesinado Martin Luther King, el activista de los derechos civiles, el 89,7% de todos los votantes eran blancos. En cambio, en 2020, el Pew Research Center proyecta que la participación blanca del electorado cayó en 23 puntos, a 66,7%.
Por su parte, John Zogby, presidente de Zogby International, una de las encuestadoras con más prestigio en EE.UU., recuerda que la candidatura de Barack Obama en 2008 marcó un hito en la participación de los votantes negros. “Antes representaban el 10% del total de votos emitidos, pero cuando Obama se postuló, eran el 12,9% del total en 2008 y el 13,1% en 2012. Casi todos estos votantes adicionales lo eligieron a él”, explica a La Tercera .
“En 2016, uno de los problemas de Hillary Clinton fue que la participación negra se redujo al 11% del total y ganó solo el 89% de su apoyo”, destaca el encuestador, quien sostiene que la baja participación afroamericana en 2016 fue un “factor importante” en los estados de Hillary, como Michigan, Wisconsin y Pennsylvania. “Ese fue un gran problema”, apunta.
Hoy, según Zogby, las condiciones parecen dadas para que el candidato presidencial demócrata, Joe Biden, concite el apoyo del electorado afroamericano dada su cercanía con Obama, de quien fue su vicepresidente. “El caso Floyd puede ayudarlo mucho, especialmente con la respuesta negativa de Donald Trump” a las protestas, afirma.
“Este evento puede proporcionar un gran impulso a Biden, especialmente con el vigoroso apoyo de Barack y Michelle Obama, la selección de un compañero de fórmula afroamericano y la creciente angustia e intensidad de los votantes más jóvenes de todas las razas”, dice Zogby. Si bien reconoce que Biden “es muy popular entre los negros”, advierte que” tiene un problema de entusiasmo entre los negros más jóvenes”.
Con todo, las últimas encuestas muestran que la muerte de Floyd y las protestas -además del desempleo y el coronavirus- tienen implicaciones para las elecciones de 2020. Y Biden parece ser el más beneficiado. Así, al menos, lo revela un sondeo de Morning Consult, en el que el 45% de los encuestados asegura que ahora es más probable que vote por Biden como resultado de las protestas, mientras que el 31% dice que es más seguro que se incline por Trump. Entre los afroamericanos, el 70% afirma que es más probable que vote por Biden. Solo el 6% dice que podría definirse por Trump.
En ese sentido, The New York Times destaca que en las últimas semanas los sondeos muestran que Trump ha caído unos 10 puntos porcentuales detrás de Biden. O, incluso, 12 puntos, como revela una encuesta de Fox News. ¿Por qué? En parte porque algunos votantes blancos de la clase trabajadora se han agriado, al menos por ahora, con el Presidente, según Nate Cohn, experto en encuestas del Times. El liderazgo de Trump entre los votantes blancos se redujo en cerca de cinco puntos porcentuales, en comparación con su margen de 13 puntos en 2016, según el diario.
Pese a ello, el camino no está allanado para Biden. Incluso, las actuales tensiones en EE.UU. pueden ser una trampa para el demócrata, que cuenta con un pasado “oscuro” en el tema racial que tanto se ha dedicado a defender en los últimos años. Como senador en 1975, se opuso a la desegregación racial de los colegios a través de un proyecto que trasladaba en buses a los estudiantes afroamericanos a escuelas en barrios de mayoría blanca. Entonces dijo que había sido tergiversado. Y, a fines de mayo, se vio obligado a ofrecer disculpas luego que en una entrevista en el programa de radio The Breakfast Club, popular entre los jóvenes afroamericanos, dijera que los miembros de esa comunidad que apoyan a Trump “no son negros”. Tras una ola de críticas, admitió que “no debería haber sido tan arrogante”.