Antes del 19 de enero, el día en que lanzó su candidatura a la Presidencia, Luis Arce Catacora era reconocido como el principal gestor del “milagro económico” en Bolivia. Con ese pergamino, el exministro de Economía de Evo Morales se presentó como la carta presidencial del Movimiento Al Socialismo (MAS), en las elecciones del domingo. De bajo perfil y reservado, Arce debió en apenas 13 semanas desplegar su artillería para conquistar a los votantes en medio de la pandemia de Covid-19 y, de alguna manera, hacerse conocido por sus propios méritos y no solo como “el candidato de Evo”. Pese a su gestión económica (2006-2017 y 2019), reconocida por seguidores y detractores, poco se conoce de este economista, contador y docente a quien los sondeos a boca de urna dieron por ganador en primera vuelta.
“Es muy reservado con su familia, nunca los ha involucrado. Es tímido y muy modesto”. De esa manera, un alto cargo del MAS describe a Luis Arce, que en un lapso de menos de dos meses y estando autoexiliado en México tras la renuncia de Evo en 2019, vio de golpe su nombre como protagonista de portadas internacionales.
A pesar de que no era una de las principales cartas para transformarse en el “delfín de Evo”, una mayoría al interior del partido habría coincidido en que Arce era la mejor carta para las elecciones presidenciales -originalmente convocadas para mayo y luego aplazadas en dos ocasiones por el coronavirus- tras la convulsión social que vivió el país hace un año. En octubre de 2019 los bolivianos acudieron a las urnas en unas elecciones que suponían la tercera reelección consecutiva de Evo Morales, pero derivaron en acusaciones de fraude electoral.
Tras la debacle que significó la salida de Evo, autoexilio incluido, el MAS concluyó que el candidato del partido debía tener características de mediador, provenir de clase media, profesional con experiencia y un rostro familiar para los bolivianos. Todos esos requisitos son reconocidos en Arce, quien llevó como compañero de fórmula al excanciller David Choquehuanca, otro miembro clave del círculo de Evo Morales.
Orígenes socialistas
Hijo de profesores de escuelas públicas -Olga y Carlos-, el exministro creció en La Paz. En el hogar familiar que compartió con su único hermano eran comunes las mascotas y el amor por los animales los llevó durante este período a tener alrededor de 15, aunque el más significativo para “Lucho” es un dálmata que le regalaron cuando trabajó en el Banco Central de Bolivia (1987-2005).
En la sobremesa era cotidiano que se debatieran distintas posturas sobre política. Ahí, los tíos maternos tuvieron un rol principal en la educación cívica y en los primeros pasos que los jóvenes dieron en política. Uno de sus principales mentores y aliados en esta época juvenil fue su tío Serafín.
En una entrevista con Nueva Economía, Arce recordó que en su etapa escolar su tío le prestó un libro de Óscar Únzaga, líder de la Falange Socialista Boliviana y padre de la ideología del nacionalismo y socialismo “bolivianista”, texto que marcó un antes y un después en su futuro. A su vez, el primer escrito sobre política en el que incursionó fue uno del abogado, escritor y periodista boliviano Alipio Valencia Vega.
Sin embargo, los orígenes de este intelectual, que hace dos semanas cumplió 57 años, se remontan a la escuela pública México, uno de los establecimientos educacionales paceños más antiguos del país.
En su etapa escolar recibió el “flechazo” por la política cuando vio por primera vez hablar de cerca a Marcelo Quiroga Santa Cruz, líder del Partido Socialista 1 (PS-1) y quien fue asesinado en 1980 durante un golpe de Estado, en una charla en su escuela. Desde ese momento, quedó prendado por la ideología socialista, que nunca más soltó.
Fue tal el impacto en la vida de Arce que de los tres hijos que tiene (dos hombres y una mujer), el mayor se llama Rafael Ernesto, en homenaje al “Che” Guevara, y el segundo, Luis Marcelo, por el líder del PS. “Y a mi hija le puse Camila, por Camilo (Cienfuegos, revolucionario cubano)”, respondió entre risas en una entrevista con La Tercera en marzo.
En esa conversación, Arce recordó también que “en mi época juvenil siempre sentí la necesidad de una imagen o persona a quien admirar. En el caso boliviano me tocó estar en lo que para mí fue la mejor época de la vida política de la izquierda en el país, entre los años 70-80. Las ideas de Marcelo Quiroga Santa Cruz me obligaron a leer bastante y junto a la literatura socialista que me daba mi tío. De pronto, ahí a mis 14 años, ya era un militante socialista. Pero entre mis arraigos de la izquierda latinoamericana por supuesto aparecen el “Che” Guevara y Fidel Castro. En Chile tenemos a (Salvador) Allende y Víctor Jara, tantos revolucionarios”.
Además de la política, una parte importante de la familia Arce Catacora son los números. Tras salir de la primaria, estudió Contabilidad en el Instituto de Educación Bancaria y en paralelo asistió a clases en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), donde se graduó de economista, mientras que su hermano es profesor de Matemáticas en un colegio en el sur de La Paz.
Zampoña y charango
Muchos en Bolivia definen a Arce como un “autodidacta”, ya que aprendió por su propia cuenta a tocar guitarra, zampoña y charango. Además, habla fluido inglés y portugués. Entre fútbol y básquetbol, el político prefiere este último deporte, que se transformó en una de sus mayores pasiones desde su etapa escolar, cuando jugaba como armador en el equipo, posición “de honor” que dejó recién en 1987, cuando ingresó al mundo laboral. Sin embargo, hasta hoy juega partidos de manera esporádica.
El Banco Central fue la cuna de Arce, ya que además de ser su primer trabajo fue aquí donde desempeñó distintos cargos durante 18 años. Una de las personas que lo conocieron en esos años fue Juan Antonio Morales, entonces presidente del Banco Central.
“Es un hombre de gran discreción. No hablaba demasiado, pero cuando lo hacía sus comentarios eran correctos. Era estimado por sus colegas y superiores. Eso sí, nos sorprendió cuando fue nombrado ministro de Economía, porque no había ascendido más allá de una subgerencia. Me sorprendió todavía más cuando fue nombrado candidato a Presidente, porque él tiene un perfil tecnocrático”, cuenta Morales a La Tercera.
Cuando Evo llegó a la Presidencia, en enero de 2006, Luis Arce recibió una breve llamada en la que sin más detalle le ofrecieron dirigir la cartera de Economía. La respuesta fue un rotundo sí. Horas antes de asumir como ministro, Arce conoció por primera vez al nuevo Mandatario.
Para el economista no había dudas de la decisión, ya que formaba parte de un grupo de intelectuales bolivianos llamado “Los Duendes”, en el que participaba ocasionalmente Álvaro García Linera, quien años después se desempeñó como vicepresidente durante toda la era de Evo Morales.
Justamente ellos fueron los encargados de delinear la estrategia económica que ejecutó Morales durante su mandato y que le valió a Arce la fama de ser el hombre detrás del “milagro económico”. Gracias a los hidrocarburos, al ahorro y la estabilidad, Bolivia llegó a crecer un 5,5% en 2014. A su vez, la pobreza bajó a 34,6%, entre 2006 y 2019.
Después de 11 años en el gabinete, Arce renunció al cargo abruptamente en 2017, cuando le detectaron cáncer. En este período recibió críticas por su gestión, que lo llevaron a ser catalogado como “arrogante” por algunos columnistas.
A pesar de las extensas jornadas en el ministerio, Arce no solo daba “clases de economía” a Evo Morales en sus momentos libres o cuando era necesario ahondar en alguna explicación, sino que desde 1990 a la fecha es docente en la UMSA.
En años anteriores, el “licenciado Arce”, como lo llaman sus alumnos, impartía tres asignaturas, pero dada la intensa campaña electoral que a veces lo lleva a viajar a Buenos Aires, donde está asilado el expresidente, además del escaso tiempo para su familia, este año solo se propuso dirigir el curso de Economía Monetaria I, que hasta antes de la suspensión de clases por la pandemia realizaba dos veces a la semana durante su hora de almuerzo.
“Los estudiantes mayores nos decían que el ‘licenciado Arce’ era bastante exigente. Yo estaba temeroso y emocionado. Era muy estricto, pero se desenvolvía bien con nosotros. Es uno de los mejores docentes de la carrera, porque nos intentaba explicar la materia con la realidad de uno o con la economía nacional”, señala a La Tercera Ángel Surco, estudiante y ayudante de Luis Arce en la UMSA.
El mar
Los politólogos bolivianos apuntan que Arce debería ahora distanciarse de la imagen de Evo, algo que podría ser imposible para él.
Producto del Covid-19 la campaña fue atípica. Ejemplo de esto es que si en contiendas anteriores el tema Chile estaba siempre presente, ahora brilló por su ausencia. Respecto de la reivindicación marítima boliviana, el MAS defiende que “el retorno soberano al mar es una política de Estado con total apoyo nacional y muchos respaldos internacionales, que debe ser sostenida e impulsada por las generaciones futuras. La reivindicación está más vigente que nunca, las bolivianas y los bolivianos jamás renunciaremos a nuestro derecho soberano de acceso soberano al océano Pacífico”. Esto fue manifestado en la conmemoración del Día del Mar, en marzo pasado.
A su vez, en la entrevista de ese mismo mes con este diario, Luis Arce dijo: “Vamos a continuar con nuestra política exterior. Tenemos temas delicados con Chile. Los conocemos, porque nuestro (candidato a) vicepresidente, David Choquehuanca, fue canciller del hermano Evo. Vamos a actuar sobre la agenda y temas que se abordaron durante nuestro gobierno”. Además, Arce fue más allá, al cerrar la puerta a un eventual diálogo sobre este tema con el gobierno de Sebastián Piñera. “No sé si es necesario acercarse. La relación la ha marcado La Moneda, no nosotros”, dijo. Y fiel a su estilo pragmático y “matemático”, señaló que “en el tema económico queremos complementariedad, no competitividad”.