El médico del Papa afirma que “nunca se expuso a ningún peligro” al volver al trabajo: “El sábado estaba muy bien”
Sergio Alfieri asegura que el Papa Francisco "quería morir en casa" y la hospitalización "habría sido inútil".

Sergio Alfieri, coordinador de los médicos del Papa Francisco durante su hospitalización y su cirujano personal, ha afirmado que el Pontífice “nunca se expuso a ningún peligro” con su vuelta al trabajo.
El médico vio al Papa Francisco por última vez el pasado sábado, en vísperas de Pascua: “Puedo decir que estaba muy bien, él también me lo dijo. Le traje una tarta oscura, tal como a él le gusta, y charlamos un rato. Sabíamos que al día siguiente daría el Urbi et Orbi y quedamos en encontrarnos el lunes”.
Alfieri ha detallado en una entrevista a el Corriere della Sera, recogida por Europa Press, cómo fueron los últimos minutos en la habitación del Papa el día de su fallecimiento: “Tenía los ojos abiertos, no me respondió. No había nada que hacer”.
A pesar de que le había prescrito 60 días de convalecencia tras su hospitalización, el médico no le aconsejó que evitara trabajar porque “él es el Papa” y “era por aquí”.
“Regresar al trabajo fue parte de la terapia y nunca se puso en peligro. Es como si, al acercarse al final, decidiera hacer lo que tuviera que hacer. Tal como ocurrió el domingo, cuando aceptó la propuesta de su asistente sanitario personal, Massimiliano Strappetti, de pasear por la plaza entre la multitud. O como lo hizo hace diez días”, ha relatado.
Francisco pidió a Alfieri que organizara una reunión con todas las personas que lo habían tratado en el Hospital Gemelli de Roma. “Le dije que éramos 70 personas, quizá sería mejor hacerlo después de Pascua, al final de la convalecencia. Su respuesta fue clara: ‘Me reuniré con ellos el miércoles’. Hoy tengo la clara sensación de que él sentía que tenía que hacer una serie de cosas antes de morir”, ha apuntado el médico.

Alfieri fue advertido sobre el estado de salud del Papa alrededor de las 05.30 horas, cuando le llamo Massimiliano Strappetti, enfermero personal de Francisco, y le dijo que estaba muy enfermo y tenían que volver a Gemelli.
“Prealerté a todos y 20 minutos después estaba allí en Santa Marta, pero parecía difícil pensar que fuera necesaria la hospitalización. Entré en su habitación y tenía los ojos abiertos. Me di cuenta que no tenía problemas respiratorios y luego intenté llamarlo pero no respondió. No respondía a los estímulos, ni siquiera a los dolorosos. En ese momento me di cuenta que no había nada más que hacer. Estaba en coma”, ha lamentado.
El médico explicó a Strappetti que la hospitalización “habría sido inútil” y que corrían el riesgo de dejarlo morir durante el traslado y el Papa “quería morir en casa”.
“Falleció poco después. Me quedé allí con Massimiliano, Andrea, las otras enfermeras y las secretarias; Entonces todos llegamos y el cardenal Parolin nos pidió que rezáramos y rezamos el rosario con él. Me sentí privilegiado y ahora puedo decir que lo fui. Esa mañana le di una caricia como última despedida”, ha recordado.
Sobre la última hospitalización del Papa Francisco, el médico ha reconocido que pensó que no sobreviviría. “Los procedimientos se iniciaron una noche y luego se llevaron a cabo el lunes. Temíamos lo peor y en cambio sorprendió a todos. Sabíamos hasta el último momento que quería volver a casa para ser Papa. Y no nos decepcionó”, ha aseverado.
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