El Papa criticó las nuevas normas que han ilegalizado a la Iglesia ortodoxa rusa en Ucrania y solicitó explícitamente que “ninguna Iglesia cristiana sea abolida”.
“Si alguien comete el mal contra su pueblo, será culpable por ello, pero no puede haber cometido el mal porque rezaba. Entonces, que a los que quieran rezar se les permita rezar en la que consideren su Iglesia. Por favor, que ninguna Iglesia cristiana sea abolida directa o indirectamente: las Iglesias no se tocan”, señaló el Papa.
La autoridad eclesiástica arremetió de esta forma contra el proyecto de ley aprobado por el gobierno de Kiev el 20 de agosto que da a las parroquias afectadas un plazo de nueve meses para romper lazos con la Iglesia ortodoxa rusa, lo que provocó una reacción inmediata de Moscú, que comentó la intención de “destruir la verdadera ortodoxia canónica” y “sustituirla por un sucedáneo, una falsa Iglesia”.
“Sigo con dolor los combates en Ucrania y en la Federación Rusa, y pensando en las leyes aprobadas recientemente en Ucrania, temo por la libertad de los que rezan, porque los que rezan de verdad rezan siempre por todos. No se comete el mal porque se reza”, ha afirmado el Pontífice al final del Ángelus.
El Papa pidió también por los fieles nicaragüenses perseguidos por el régimen de Daniel Ortega y dijo que el “Espíritu Santo guía siempre la historia hacia proyectos más grandes”. También instó a que se encomienden a María en el “momento de la prueba”.
Asimismo, mostró su dolor por los miles de infectados por la viruela del mono, especialmente en la República Democrática del Congo. En este sentido, Francisco pidió que se compartan herramientas y tecnologías para frenar esta nueva epidemia, cada vez más peligrosa .