El Papa Francisco llamó a la Iglesia a explorar los “senderos abiertos” en China tras recordar los “tiempos de paciencia y de prueba” que se vivieron a lo largo de la historia en un videomensaje enviado al congreso ‘100 años del Concilium Sinense: entre historia y presente’. Este encuentro, que se celebra este martes en la Universidad Urbaniana, analiza la reunión eclesial que tuvo lugar en Shanghai entre mayo y junio de 1924.
Así, pidió mirar directamente al Concilio de Shanghai porque puede “sugerir a toda la Iglesia de hoy nuevos caminos y senderos abiertos que recorrer con audacia para anunciar y testimoniar el Evangelio en el presente”.
“Todos juntos encomendamos a María, Auxilio de los cristianos, a nuestros hermanos y hermanas en la fe que están en China, a todo el pueblo chino y a todo nuestro pobre mundo, pidiéndole su intercesión, para que la paz siempre triunfe por doquier”, insistió.
Además, recalcó que el camino de la Iglesia a lo largo de la historia ha pasado y pasa por “senderos imprevistos, atravesando también tiempos de paciencia y de prueba”.
“El Señor en China ha guardado la fe del pueblo de Dios a lo largo del camino. Y la fe del pueblo de Dios ha sido la brújula que ha mostrado el camino a lo largo de todo este tiempo, antes y después del Concilio de Shanghai, hasta hoy”, señaló.
Para el Papa, el testimonio de la fe y con las obras de misericordia y de caridad de los católicos en China “contribuyen efectivamente a la armonía de la convivencia social, a la construcción de la casa común”. “Quienes siguen a Jesús aman la paz, y están junto a todos los que trabajan por la paz, en un tiempo en el que vemos actuar fuerzas inhumanas que parecen querer acelerar el fin del mundo”, manifestó.
De este modo, Francisco vinculó el presente de la Iglesia en China con el testimonio de fe de los católicos chinos, “en comunión con el obispo de Roma”, y su “contribución real” a la paz.
En este sentido, destacó que esa reunión eclesial fue un “importante paso en el camino de la Iglesia católica en el gran país que es China”. Según aseguró, en Shanghai, hace 100 años, los Padres reunidos en el Concilium Sinense vivieron una experiencia “auténticamente sinodal y tomaron decisiones importantes juntos”.
Así narró cómo recorrieron “caminos que muchos de ellos no habrían imaginado, superando perplejidades y resistencias”, tras las huellas de grandes misioneros jesuitas como el padre Matteo Ricci, Li Madou.
Además, recalcó que el Concilio de Shanghai no sólo sirvió para hacer “caer en el olvido planteamientos erróneos” que habían prevalecido en épocas anteriores. “No se trataba de cambiar de estrategia, sino de seguir caminos más acordes con la naturaleza de la Iglesia y su misión, confiando sólo en la gracia de Cristo mismo, y en su atracción”, aseguró.