El Comité Disciplinario del Partido Comunista de China ha actualizado recientemente su reglamento interno ampliando los “delitos graves” que llevan a la expulsión del partido de aquellos miembros que critiquen o no apliquen decisiones de partido, o bien que consuman droga o prostitución. También se castiga a quienes viajen al extranjero por motivos privados y cambien de ruta sin autorización o retrasen su regreso sin razones justificables.
Este endurecimiento de la disciplina interna llega tras escándalos en los que altos funcionarios del partido se han visto involucrados en asuntos turbios de malversación, infidelidad en el matrimonio, o vínculos privados con extranjeros, entre otros.
A pesar de los esfuerzos de Beijing por mantener intachable la reputación del Partido Comunista de China, no logra evitar que ciertos escándalos salpiquen a esta organización con casi 100 millones de afiliados y se conviertan en virales en las redes.
Escándalos por “problemas de estilo de vida”
Los escándalos más recientes terminaron en destituciones de dos ministros del último gabinete nombrado por Xi Jinping, quienes apenas duraron en sus cargos 7 meses, algo histórico.
El exministro de Relaciones Exteriores, Qin Gang, fue cesado en septiembre por “problemas de estilo de vida” según el partido, aunque se sabe que mantuvo relaciones sexuales extraconyugales con una mujer estadounidense con la que tuvo un hijo. Y en octubre, llegó la destitución del ministro de Defensa Li Shangfu, sin motivo público aparente, aunque las redes sociales desvelaron estar involucrado en temas de corrupción.
El South China Morning Post, un diario de Hong Kong, levantaba la alerta de corrupción entre miembros del Ejército que mantenían cenas con empresarios y tratos con extranjeros.
Cuidar la imagen del partido
Una lluvia fina de investigaciones abiertas y destituciones de altos funcionarios bajo la acusación de ser “graves violadores de la disciplina y la ley” pone en riesgo el reconocimiento popular del partido gobernante. Además, el país vive una crisis de patriotismo entre las nuevas generaciones de chinos, que crecen distantes y ajenos al espíritu revolucionario.
Estos son los antecedentes de este nuevo reglamento disciplinario y de otras medidas aplicadas en diferentes ámbitos, como el educativo. Reforzar el turismo rojo, clases de patriotismo en las escuelas, prohibición en universidades de celebraciones de festividades extranjeras (como la Navidad o el Diwali).
A la par que China avanza a pasos agigantados hacia una apertura mayor al mundo, Beijing se enfrenta a la complejidad de mantener las ideas del socialismo chino entre su pueblo.