Los disturbios del miércoles en el Capitolio, instigados por el Presidente Donald Trump, la derrota en la carrera senatorial de Georgia -que los hizo perder el liderazgo en la Cámara Alta del Congreso-, sumado a los resultados en las elecciones de noviembre, que el mandatario se ha negado a reconocer y que hizo que se separaran en bandos, tienen al Partido Republicano sumido en una crisis que no veía desde hace años, con una división que cada día se hace más grande a medida que aumentan las recriminaciones.
La fragmentación, recordó el diario The New York Times, cobró especial relevancia cuando decenas de republicanos de la Cámara se pusieron del lado de Trump al votar para bloquear la certificación de las elecciones de noviembre en las que ganó el demócrata Joe Biden, quien asumirá el cargo el 20 de enero.
En este sentido, las tensiones se volvieron más evidentes cuando los senadores republicanos Josh Hawley (Missouri) y Ted Cruz (Texas), consideraron que era algo ventajoso unirse a la demanda de Trump de anular los resultados de las elecciones.
“Los republicanos que pasaron años postergando un ajuste de cuentas con Trump por su comportamiento peligroso ahora se enfrentan a una perspectiva inquietante: que el episodio de violencia del miércoles podría persistir durante décadas como una mancha en el partido, tanto como el robo de Watergate y la Gran Depresión ensombrecieron a las generaciones anteriores de republicanos”, escribió The New York Times.
El malestar en ciertos sectores de la colectividad es innegable. De hecho, un puñado de políticos republicanos que han criticado al mandatario en el pasado, incluido el representante Adam Kinzinger de Illinois y dos gobernadores, Phil Scott de Vermont y Larry Hogan de Maryland, pidieron la destitución de Trump. Aunque hasta ahora no han tomado mayores acciones y el vicepresidente Mike Pence, que rompió su lealtad con el mandatario al certificar la victoria de Biden, aún no da el paso de invocar la Enmienda 25 para removerlo del cargo.
Pese a todo lo anterior, los líderes republicanos tienen otro problema, que es muy significativo y tiene relación con los millones de votantes del partido que no quieren una separación con Trump. Si el Presidente parece haber perdido el control sobre Washington, hay pocas señales de que su base lo pueda abandonar. Es más, el 45% de los votantes republicanos aprueba el asalto al Capitolio, según una encuesta de YouGov .
Como si fuera poco, al menos seis legisladores estatales republicanos, dice el portal Politico, formaron parte de la multitud en el Capitolio el miércoles. Un legislador de Virginia Occidental, vestido con un casco, se filmó a sí mismo corriendo por el edificio con otros participantes de la turba . Y en Arizona, los republicanos estaban expresando tanta lealtad al Presidente que discutían abiertamente la posibilidad de formar un nuevo partido a su alrededor, a pesar de su incapacidad para ganar el estado en las elecciones del año pasado, una novedad para un candidato presidencial republicano desde 1996.
Según el diario The Washington Post, antes del terremoto que sacudió al partido, muchos de sus miembros estaban convencidos que en las elecciones de medio mandato de 2022 podrían tomar el control de la Cámara y recuperar el Senado. Sin embargo, ahora el futuro se ve más oscuro y temen que los candidatos del partido tengan que ponerse del lado de un Presidente cuyo enfoque político ha resultado tóxico en partes del país.
Por otro lado, la Cámara de Representantes planea presentar el lunes artículos para hacer un impeachment a Trump por incitar a la insurrección. Una situación que pondrá nuevamente a prueba a la colectividad.