Miles de personas del mundo de la industria energética, activistas climáticos y autoridades se están preparando para ir a Dubái esta semana, para tomar parte en la COP28, la cumbre climática internacional que todos los años convoca la ONU.
A medida que se agota el tiempo para evitar que la contaminación por combustibles fósiles cause daños irreversibles, las discusiones entre líderes globales, negociadores, defensores del clima y representantes de la industria se han centrado en cómo el mundo debería adaptarse a futuras olas de calor más mortales, tormentas más fuertes y un aumento catastrófico del nivel del mar.
En ese sentido, algunos acusan que la organización de la COP28 por parte de los Emiratos Árabes Unidos, conocida potencia petrolera, sería algo así como “el lobo cuidando a las ovejas”. Sobre todo, luego de que a la cabeza de la reunión, Abu Dhabi eligiera al Sultán Al Jaber, director ejecutivo de la empresa nacional de petróleo.
El origen de las reuniones COP data de los 90, cuando en una primera reunión en Berlín, más de 150 países firmaron un tratado de la ONU, para limitar la contaminación en miras a detener el calentamiento global. En esos tiempos, los científicos ya sabían que los efectos causados por la acción humana en el clima podrían cambiar la vida de las personas en el futuro.
Así, desde la primera COP –Conferencia de las Partes del acuerdo–, los Estados miembro se han venido reuniendo cada año, y en la histórica COP21 de 2015, más de 190 países apoyaron el Acuerdo de París, para mantener el calentamiento global por debajo de los 2 °C, pero ojalá, en 1,5 °C.
Todos los años, la cumbre tiene lugar en distintas partes del mundo. Aún cuando muchos de los países que han recibido las reuniones han vivido controversias, la polémica de este año por el país anfitrión ha sido particularmente fuerte: no solo porque Emiratos Árabes Unidos es una de las naciones con mayor producción de petróleo, sino porque nombraron al director ejecutivo de Abu Dhabi National Oil Company (ADNOC), la cuarta mayor empresa de combustibles fósiles del planeta, como presidente de la COP28.
Muchos críticos señalan que el Sultán Al Jaber, en cuanto presidente de la COP28, tendría un conflicto de interés no compatible con su cargo como director de la compañía nacional de petróleo. Como respuesta a esas criticas, señaló CNN, Emiratos Árabes Unidos se han embarcado en una fuerte campaña de relaciones públicas, en miras a limpiar el nombre de Al Jaber.
Ya en mayo, 100 miembros del Congreso norteamericano y del Parlamento Europeo habían denunciado la situación de Al Jaber, solicitando que renunciara al cargo de presidente de la cumbre. Según los firmantes, su rol podría arruinar las negociaciones, sobre todo considerando que en estas cumbres se reúnen tanto líderes nacionales como representantes de la industria energética.
Algunos actores clave –incluido el enviado climático de Estados Unidos, John Kerry– elogiaron en cambio el nombramiento de Al Jaber. Emiratos Árabes Unidos ha rechazado las críticas de que el país no es apto para albergar la cumbre climática más grande del mundo, y el equipo de la COP28 se ha defendido a través de CNN, diciendo que Emiratos Árabes Unidos fue de los primeros países en Medio Oriente en establecer objetivos de reducción de emisiones para 2030 y 2050.
Pero Al Jaber no es el único problema de la COP28 en Emiratos Árabes Unidos. Más de 200 grupos de la sociedad civil firmaron una carta a la nación y a todos los países participantes de la cumbre, con una serie de solicitudes relativas al historial en derechos humanos del país. Protagonista en el comercio y el turismo, además de gran productor de petróleo y aliado de Estados Unidos, en Emiratos Árabes Unidos no se permite la existencia de partidos políticos, y hay poca tolerancia a la disidencia. Los medios locales, en tanto, están fuertemente controlados y la libertad de expresión está restringida.
Grupos regionales y globales como Amnistía Internacional hicieron siete demandas en su carta, incluidos llamados a derogar las leyes que, según indican, criminalizan a las personas LGBTQ. También se pide liberar a los “presos de conciencia”, incluidos aquellos que se encuentran detenidos más allá de sus sentencias.
Otro de los temas que toca la carta es el pago de reparaciones a los trabajadores inmigrantes que ayudaron a construir las instalaciones de la COP28, y pidieron no espiar a los delegados de la cumbre.
CNN detectó, en tanto, una gran campaña de relaciones públicas para mejorar la imagen ecológica de la nación. Los investigadores han estado levantando señales de alerta sobre acusaciones de campañas de influencia más encubiertas, ya que desde el Center for Climate Reporting y The Guardian se descubrió que miembros del equipo de la COP28 habían estado editando páginas de Wikipedia sobre el jefe de la conferencia, y un ejército de cuentas falsas de redes sociales había estado promoviendo el historial climático del país.
Sin embargo, apunta la cadena de televisión estadounidense, la popularidad del Sultán Al Jaber en el mundo en desarrollo está aumentando a pesar de las críticas de Occidente por su vínculo con petroleras. La razón: bajo su dirección, en la conversación previa al evento, los países han acordado ejecutar fondos de pérdidas y daños para pagar los impactos desmesurados del cambio climático que han experimentado los países en vías de desarrollo.
“El dinero debe fluir fluida y rápidamente hacia donde necesita ir para que el Sur Global no tenga que elegir entre la acción climática y el desarrollo”, dijo Al Jaber a los delegados en una ceremonia de apertura previa a la COP en Dubái, en octubre. Para algunos líderes, esto contrasta con una serie de promesas incumplidas sobre las finanzas de los países desarrollados, señaló CNN
En entrevista con AFP, el Sultán Al Jaber se mostró “prudentemente optimista” sobre el éxito de la cumbre anual organizada por Naciones Unidas, “la más importante desde el Acuerdo de París de 2015″, según el también director de la gigantesca petrolera ADNOC.
Entre otras cumbres que han estado en controversia previamente, se puede contar la de 2018, que tuvo lugar en Katowice, una ciudad en el corazón del sector carbonífero de Polonia. En 2021, a su vez, Reino Unido recibió la COP en Glasgow, aún siendo un gran productor de petróleo y gas.
Los asistentes de más alto perfil a la COP28, que tendrá lugar entre el 30 de noviembre y el 12 de diciembre, serán el rey Carlos III, quien pronunciará un discurso en la ceremonia de apertura de la cumbre, y el Papa Francisco, quien será el primer pontífice en asistir a una COP.
Hasta el momento, ausentes de la lista de oradores, están el presidente estadounidense Joe Biden y el chino Xi Jinping, los líderes de los países más contaminantes del mundo. A mediados de noviembre, Biden y Xi se comprometieron a aumentar significativamente la energía renovable en lugar de los combustibles fósiles que calientan el planeta, y acordaron reanudar un grupo de trabajo sobre cooperación climática.