El Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, habló por primera vez por teléfono con su homólogo de Rusia, Vladimir Putin, tras asumir en el cargo y en uno de los diálogos bilaterales más esperados por la comunidad internacional. La nueva portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, reveló que en la conversación el demócrata “presionó” al Kremlin por una serie de temas, pero otorgó un mayor interés por el reciente arresto del opositor ruso, Alexei Navalny.
El 17 de enero, Navalny regresó a territorio ruso después de casi cinco meses de recuperación en Alemania tras sufrir una intoxicación por novichok, arma química que habría sido utilizada en su contra por agentes enviados por el Kremlin.
El activista y crítico de Putin fue detenido horas después de su arribo, lo que desencadenó protestas en más de 100 ciudades rusas durante el fin de semana en respaldo a Navalny. Ante esto, el gobierno de Biden rechazó la represión en las manifestaciones, en las que casi cuatro mil personas fueron apresadas.
De acuerdo con funcionarios estadounidenses, Moscú se acercó la semana pasada para solicitar el encuentro telefónico, que fue aceptado por Biden, quien pidió un tiempo para una preparación junto a su equipo y para antes hablar con los aliados europeos, como los líderes de Francia, Alemania y Reino Unido. Justamente, este martes y tan solo horas antes, el jefe de Estado norteamericano conversó con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.
Mediante un comunicado, el Kremlin informó que Putin felicitó a Biden y destacó la “normalización de relaciones” que se da “teniendo en cuenta su responsabilidad especial por el mantenimiento de la seguridad y estabilidad en el mundo”.
A pesar de la diplomacia, Biden estableció una ruptura brusca en comparación a la “cálida retórica” que mostró en los últimos cuatro años el expresidente republicano Donald Trump frente a Putin, según consigna la agencia The Associated Press.
Durante la campaña, el demócrata acusó a Trump de ser “débil” frente al Kremlin, y en un debate presidencial tildó al republicano de “cachorro de Putin”.
Según CNN, ambos mandatarios se conocieron cuando Biden era vicepresidente de Barack Obama y visitó Moscú. En esa oportunidad, Putin -entonces primer ministro-le dio un recorrido por el Kremlin; más tarde, el propio Biden afirmó que le dijo al líder ruso que “no creía que tuviera alma”.
El Mandatario demócrata ahondó en otros temas ásperos junto a su par ruso, generando uno de los primeros “roces”. Uno de ellos, fue el aviso de que la Casa Blanca evalúa el ciberataque realizado por hackers “probablemente de origen ruso” a través del software SolarWinds al Departamento de Justicia de EE.UU., en diciembre pasado.
Además, Biden puso sobre la mesa las acusaciones de algunos medios sobre que Rusia “ofreció recompensas” a talibanes para matar a soldados estadounidenses en Afganistán y aseguró a Putin que EE.UU. “está dispuesto a defenderse y tomar medidas”, que podrían incluir sanciones.
Tratado nuclear
“(El Mandatario de EE.UU.) llamó al Presidente Putin esta tarde con la intención de discutir nuestra voluntad de extender el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START III) por cinco años, y también para ratificar nuestro firme apoyo a la soberanía de Ucrania. La intención (de Biden) también era dejar en claro que Estados Unidos actuará con firmeza en defensa de nuestros intereses nacionales en respuesta a las acciones malignas de Rusia”, sentenció Jen Psaki.
Con la mirada puesta en el 5 de febrero, fecha en que expira el acuerdo que limita la cantidad de armas nucleares estratégicas (como misiles balísticos intercontinentales) entre ambos países, el gobierno estadounidense habría intentado asegurar una extensión del tratado.
Biden cumple este miércoles una semana a la cabeza del Despacho Oval y durante este período enfoca sus esfuerzos en revertir las políticas de su antecesor. En esa línea en la jornada de martes el mandatario dio a conocer parte de la denominada “agenda de equidad racial” recordando el caso de George Floyd, un afroamericano, de 46 años, asesinado bajo custodia policial en mayo pasado, lo que desató masivas movilizaciones en Minneapolis y el resto del país.
“La rodilla en el cuello de la justicia. Marcó un punto de inflexión en la actitud de este país hacia la justicia racial”, apuntó Biden antes de firmar un grupo de órdenes ejecutivas sobre este tema, y tras afirmar que EE.UU. está listo para tratar el racismo sistemático y arraigado.