“Hace un año te expresé mi voluntad y deseo de dejar de desarrollar actividades institucionales. Ahora, guiado por el convencimiento de prestar el mejor servicio a los españoles, a sus instituciones y a ti como Rey, te comunico mi meditada decisión de trasladarme en estos momentos fuera de España”. A través de esta carta enviada a su hijo Felipe VI, el rey emérito Juan Carlos I anunció su decisión de mudarse al extranjero para que el jefe de Estado español pueda cumplir su cargo con “la tranquilidad y el sosiego” que necesita.
En la carta, el rey emérito explica que tomó la decisión con “el mismo afán de servicio a España que inspiró” su reinado y “ante la repercusión pública que están generando ciertos acontecimientos pasados de mi vida privada”. “Mi legado, y mi propia dignidad como persona, así me lo exigen”, agrega Juan Carlos.
“He sido Rey de España durante 40 años y durante todos ellos siempre he querido lo mejor para España y para la corona”, concluye el rey, que a finales de mayo del año pasado decidió dejar de participar en actividades institucionales y alejarse de la vida pública.
“Con mi lealtad de siempre. Con el cariño y afecto de siempre, tu padre”, se despide Juan Carlos, que ascendió al trono en 1975 tras la muerte del dictador Francisco Franco y gobernó durante 38 años, hasta su abdicación en junio de 2014.
El comunicado, que se hizo público unas horas después de que el rey emérito abandonara el Palacio de La Zarzuela -donde residió los últimos 58 años- no especifica dónde vivirá su “exilio” a partir de ahora, pero aclara que fue una decisión voluntaria. La reina Sofía no lo acompañará.
Felipe VI, por su parte, expresó su “sentido respeto y agradecimiento” por el gesto de su padre. “El Rey desea remarcar la importancia histórica que representa el reinado de su padre, como legado y obra política e institucional de servicio a España y a la democracia; y al mismo tiempo quiere reafirmar los principios y valores sobre los que esta se asienta, en el marco de nuestra Constitución y del resto del ordenamiento jurídico”, dice el comunicado.
Blanqueo de dinero
La fiscalía suiza está investigando la existencia de una “comisión” de US$ 100 millones entregada al monarca por parte de Arabia Saudita por la construcción del tren de alta velocidad a La Meca. Gracias a esta comisión, el entonces monarca español habría hecho una “donación” de cerca de US$ 76 millones a una examante en 2012.
Además, el diario británico The Telegraph reveló que Felipe VI y sus hermanas eran beneficiarios de una de las sociedades que su padre utilizó para esconder el dinero.
Aunque el rey emérito no está siendo investigado actualmente, la Justicia suiza no ha descartado esta posibilidad. La información enviada a las autoridades judiciales españolas siembra dudas sobre hechos posteriores a junio de 2014, cuando el exmonarca perdió la protección constitucional de la inviolabilidad. Pese a que ya es imputable, Juan Carlos está aforado en el Supremo, por lo que la fiscal general del Estado, Dolores Delgado, decidió a principios de junio que la Fiscalía del alto tribunal asumiera el caso.
Ellos deberán determinar si hay pruebas suficientes de que el exjefe de Estado cometió algún delito desde que dejó el trono. Podrían ser principalmente dos: blanqueo de capitales -que consiste en intentar ocultar el origen ilícito del dinero- y delito fiscal, es decir, un fraude a la Hacienda pública superior a los 120 mil euros.
Para aclarar que su partida no es un intento de escapar de la Justicia, su abogado aseguró que su cliente “permanece a disposición en todo momento del Ministerio Fiscal para cualquier trámite o actuación que se considere oportuna”.
Juan Carlos I tampoco perderá el título honorífico de rey, que le fue concedido unos días antes de que abdicara. El padre del Rey no ha querido renunciar voluntariamente al título -pese a que no implica ningún privilegio- y su hijo tampoco ha querido quitárselo.
El anuncio llega casi cinco meses después de que Felipe VI tomara la decisión de quitar a su padre los cerca de US$ 235 mil anuales que recibía de fondos públicos, además de renunciar a cualquier herencia que pudiera recibir de sus cuentas en el extranjero.
El 8 de julio, el mandatario Pedro Sánchez incluso calificó de “inquietantes y perturbadoras” las noticias sobre las finanzas del exmonarca, pero aclaró que cualquier decisión al respecto correspondía a Felipe VI. Sin embargo, varios ministros habían presionado al Rey para que se pronunciara sobre este tema, antes de que los rumores dañaran aún más a la institución.
Felipe decidió esperar a terminar su gira por las 17 comunidades autónomas que empezó el 23 de junio, intentando que este tema no eclipsara su objetivo de impulsar la recuperación económica de los sectores más golpeados por la pandemia. Pero la gira concluyó la semana pasada en Asturias, y era tiempo de abordar el asunto.