Tras la firma de los históricos Acuerdos de Viernes Santo, el 10 de abril de 1998, la decisión final estaba en manos tanto en los ciudadanos de Irlanda del Norte como los de la República de Irlanda quienes en mayo debían acudir a las urnas para dar su voto en un referendo.
Ya casi al final de la campaña y a solo tres días de que se realizara la consulta, el grupo irlandés U2 realizó un histórico recital el 19 de mayo de 1998, Waterfront Hall en Belfast. El tema central en todas partes era justamente si respaldar o no el acuerdo.
Los Acuerdos de Viernes Santo, también conocido como el Acuerdo de Belfast, fue un pacto político diseñado para poner fin a 30 años de conflicto violento en Irlanda del Norte. Los disturbios duraron casi 30 años y costaron la vida a más de 3.500 personas.
La banda mundial originaria de Dublín era famosa por mezclar temas políticos en sus canciones. De hecho, uno de sus éxitos, “Sunday Bloody Sunday”, hablaba sobre el asalto del Ejército británico a 26 civiles desarmados durante una marcha de protesta en 1972.
Una escena del concierto se convirtió en una imagen clave de la campaña y la marcha hacia la paz en Irlanda del Norte. Era el líder de U2, Bono, levantando las manos de David Trimble, líder del Partido Unionista de Ulster (UUP), y John Hume, líder del Partido Socialdemócrata y Laborista (SDLP), como boxeadores. Esa imagen le daba un impulso a la aprobación del acuerdo.
“Me encontré entre dos grandes hombres”, dijo el cantante al diario The Irish Times, recordando el momento 25 años después del acuerdo. “No la carne, sino la mantequilla en el sándwich. El árbitro en la gran pelea levantando las manos con las que la historia debería ser amable, y todos los que viven en esta isla”.
Bono recordó haber planeado el momento detrás del escenario en The Waterfront Hall en Belfast como invitados en el concierto de la banda Ash de Irlanda del Norte. Recuerda haber hecho una petición inusual a los políticos antes de salir al escenario.
“En el camarín tuve una idea medio buena, que resultó genial”, dice Bono, “que consistía en ganarse a la multitud con una pregunta imposible para un político: ‘¿Podrías subir al escenario y no hablar?’”, sostuvo.
“‘Si hablan’, les dije, ‘probablemente gatillarán algunos abucheos como es tradición en los shows de rock. Una sesión de fotos es todo lo que necesitamos aquí. Esto es mortalmente serio, pero también es espectáculo. Ambos sonrieron”, recordó.
Durante la interacción en el escenario con los políticos, el cantante “vislumbró a dos hombres de diferentes tradiciones que llegaron a un entendimiento común sobre el bien común”.
El momento en el escenario se convirtió en una de las imágenes definitorias de los Acuerdos de Viernes Santo.
“Bono fue fundamental para todo”, declaró Tim Attwood, uno de los organizadores del concierto y expolítico del Partido Socialdemócrata y Laborista de Irlanda del Norte. “Él sabía exactamente lo importante que era ser un showman y cómo crear una imagen icónica global. Lideró las noticias en todas partes”.
Attwood le dijo a The Washington Post: “Teníamos que llevar a 2.500 niños al lugar, así que comenzamos a llamar a las escuelas. Se corrió la voz y mucha gente quería estar allí”. Los boletos se distribuyeron gratis a estudiantes de secundaria en barrios católicos y protestantes.
¿Qué dicen los Acuerdos de Viernes Santo?
El tratado estableció un nuevo gobierno para Irlanda del Norte, que representaba tanto a nacionalistas como a unionistas y recibió desde Londres la transferencia del control sobre áreas clave como la salud y la educación, un proceso conocido como devolución.
Se constituyó un nuevo Parlamento, la Asamblea de Irlanda del Norte, que se encuentra en el área de Stormont, en Belfast. Otras partes del acuerdo tratan sobre el respeto de los derechos de las personas, independientemente de la parte de la comunidad de la que provengan.
Los grupos armados acordaron deponer las armas y quienes habían estado involucrados en la violencia fueron liberados de prisión. El gobierno de Reino Unido acordó apuntar a “arreglos de seguridad normales”, incluida la reducción de la presencia militar británica.
Después del Brexit en 2020, Irlanda del Norte se convirtió en la única parte de Reino Unido en tener una frontera terrestre con un país de la Unión Europea, que es la República de Irlanda.
Como ahora son necesarios controles de las mercancías transportadas entre Reino Unido y los mercados de la UE este asunto ha generado roces. Ambas partes acordaron que esto no debería suceder en la frontera irlandesa para proteger los Acuerdos de Viernes Santo, porque se temía que la cooperación transfronteriza pudiera verse amenazada si se establecían nuevos puntos de control.
Esto porque durante el conflicto las personas que cruzaban la frontera estaban sujetas a controles de seguridad del Ejército británico. Y aunque el acuerdo no se refiere específicamente a la frontera, sí se comprometía a eliminar todas las instalaciones de seguridad.
Para mantener la frontera sin trabas, Reino Unido y la UE acordaron el Protocolo de Irlanda del Norte, en el que los productos se controlan para garantizar que cumplan con las normas de la UE cuando llegan a Irlanda del Norte desde Gran Bretaña (Inglaterra, Escocia y Gales).
Los partidarios de este plan, incluido el partido nacionalista Sinn Féin, dicen que es necesario proteger los Acuerdos de Viernes Santo. Pero los partidos unionistas, incluido el Partido Unionista Democrático (DUP), dicen que esto en realidad socava el acuerdo porque los separa del resto de Reino Unido.