Una pareja que presuntamente asesinó a su hija de 4 años, obligándola a beber veneno, fue arrestada por la policía este miércoles en Tokio. La víctima, Yoshiki Hosoya, era la hija menor de Kenichi Hosoya, de 43 años, y su esposa, Shiho, de 37. Su autopsia demostró que la causa de muerte fue envenenamiento, aunque también hubo indicios de que Yoshiki sufrió por mucho tiempo abuso y negligencia, según reportó el diario japonés The Asahi Shinbum.
El crimen se suma a la lista de delitos en el país nipón, que va en tendencia creciente. En lo que va de 2024, la sociedad japonesa se ha visto conmocionada por la inseguridad de variada índole que vive el país. En la Península de Noto, afectada por más de 1.500 sismos el mes pasado, son miles los testigos que han visto saqueos en las casas damnificadas, de las que sus ocupantes han debido huir por el peligro de los derrumbes, según Radio Francia Internacional.
En 2023, el número de delitos penales reconocidos por la policía en Japón aumentó un 17% respecto al año anterior, con 703.351 casos, según informó la Agencia Nacional de Policía. Sobre este incremento, un funcionario de la institución dijo que sería prematuro concluir que la situación de seguridad en el país se ha deteriorado. Pero no lo perciben así los japoneses de la península, quienes debido a los desfalcos han debido instalar cámaras de videovigilancia y formar “milicias ciudadanas” que patrullan la zona por la noche.
Los delitos callejeros, como el robo de bicicletas y motos, aumentaron un 21%, con 243.987 casos en 2023, mientras que hubo un alza del 19,1% en las invasiones en general y de viviendas. La mayoría de los robos ocurrieron en viviendas desocupadas, y en todo Japón, están relacionados con yami baito (un mercado negro de trabajos parciales), donde se recluta a personas a través de las redes sociales para cometer delitos por dinero.
La frase yami baito ganó fuerza cuando se sospechaba que hombres japoneses, arrestados por realizar estafas desde Filipinas, reclutaban personas para llevar a cabo una serie de robos en todo Japón, según informó The Japan Times a mediados de 2023. Y el pasado jueves, las autoridades japonesas encontraron un grupo de China que reclutaba, a través de la aplicación de mensajería WeChat, a ciudadanos chinos residentes en Japón para cometer fraude y robar tarjetas de crédito a mujeres ancianas, según informó el diario Yomiuri Shimbun.
En 2023, el número de delitos graves, incluidos casos de asesinato y agresión sexual, aumentó un 29,8%, hasta 12.372 casos, y el de robos lo hizo en un 18,6%, con 1.361 incidentes. El número de casos de relaciones sexuales forzadas se elevó un 63,8%, hasta 2.711 sucesos. En 2022 fue la primera vez en 20 años que Japón registró un aumento en los delitos, debido principalmente a la flexibilización de las restricciones por el Covid-19, según la agencia de noticias Jiji Press.
Incluso, ese año fue asesinado el ex primer ministro japonés Shinzo Abe, un archiconservador divisivo y una de las figuras más poderosas e influyentes del país, quien falleció tras recibir un disparo durante un discurso de campaña en Nara, en el oeste de Japón.
Un año antes, en 2021, Japón tuvo apenas 10 casos penales relacionados con armas de fuego, con un saldo de un muerto y cuatro heridos, según la policía. Ocho de los casos estaban ligados a pandillas. Tokio no registró ni un solo incidente armado, ni heridos ni muertos durante ese mismo año, aunque se incautaron 61 pistolas.
Se cree que los delitos también aumentaron por el empobrecimiento en el país, a partir del desajuste entre precios y salarios. La pandemia de Covid-19 provocó despidos masivos en sectores como la hostelería, los eventos y el turismo. Así, en Japón los trabajadores despedidos de empleos irregulares no reciben subsidio de desempleo, lo que los lleva a buscar los trabajos precarios conocidos como yami baito.
Además, los años de distanciamiento social han afectado la salud mental, llevando a algunos individuos deprimidos a cometer actos violentos indiscriminados -como incendiar edificios, apuñalar a transeúntes en la calle o en los trenes, fabricar bombas caseras y perpetrar atentados, por ejemplo- como una forma segura de morir, ya que en Japón los autores de asesinatos en masa son condenados a muerte.
Entre los delitos graves, también se encuentran los casos de abuso infantil. Según la Agencia Nacional de Policía, en 2023 se denunció un número récord de casos sospechosos de este delito, 122.806 en total, a centros de bienestar infantil. Esa cifra aumentó un 6,1% respecto al año anterior, según datos preliminares publicados el 8 de febrero. El número de denuncias sobre abusos a menores de 18 años ha crecido constantemente desde 2004, cuando comenzó el mantenimiento de registros.
La Policía dijo que el alza constante de las denuncias refleja una mayor conciencia pública. El abuso psicológico, incluida la violencia doméstica presenciada por niños, representó más del 70% del total de casos en 2023, con 90.761 niños experimentando este tipo de abuso, un 6,8% más que el año anterior. El abuso físico fue el segundo tipo más común, con 21.520 casos, un aumento del 4,2%, seguido de la negligencia con 10.205 casos, un crecimiento del 4,1%, según informó The Asahi Shimbun.
En octubre de 2023, la Agencia Nacional de Policía realizó una encuesta en línea sobre seguridad pública y recibió respuestas de 5.000 personas. Cuando se les preguntó: “¿Crees que Japón es seguro?”, el 64,7% de los encuestados respondió: “Estoy de acuerdo” o “Estoy algo de acuerdo”. En cambio, cuando se les consultó: “¿Crees que la seguridad pública en Japón ha mejorado en los últimos 10 años?”, el 14,1% respondió “creo que ha mejorado”, mientras que el 71,9% dijo “creo que ha empeorado” o “en todo caso, creo que ha empeorado”, según los datos publicados por la emisora pública japonesa NHK.
Pese a estas percepciones de inseguridad, el Índice de Paz Global 2023, el último ranking que publicó el Instituto para la Economía y la Paz (IEP) el pasado 29 de junio, posicionó al país nipón como el noveno más seguro del mundo. Este índice es considerado una de las mejores formas de evaluar qué tan seguros son los países y es actualizado por el IEP año tras año.