Oleksii Lytvyn, de 13 años, recuerda muy bien el día en que los misiles rusos cayeron dos veces en la escuela. Era el 4 de marzo y él estaba en el refugio antiaéreo del establecimiento con su familia y decenas de personas más.

Minutos antes de la explosión había estado jugando con un amigo. Después de la fuerte explosión, las paredes comenzaron a temblar y no pudo ver nada más que una enorme nube de escombros. Una persona murió, una mujer que trabajaba en la escuela.

“Estábamos durmiendo en el pasillo y había un cadáver detrás de la pared”, recordó Oleksii, citado por The Associated Press. Su familia se quedó una noche más antes de huir de la ciudad, hasta ahora, que regresaron para el comienzo del año escolar.

Como Oleksii, millones de estudiantes ucranianos volvieron este jueves a la escuela, de manera presencial o virtual, mientras el reto del sistema educativo del país invadido por Rusia es garantizar la educación, aparte de la seguridad de los alumnos en medio de la guerra.

La estudiante Karina Muzyka camina sobre los escombros de la Escuela N° 21 de Chernihiv, el 29 de agosto de 2022. Foto: AP

“La escala del desafío es única”, dice a EFE Serhiy Gorbachov, defensor del pueblo ucraniano para asuntos educativos. Un reto es el de cómo hacer que todos los estudiantes asistan a clases independientemente de donde estén.

Kvitka, la hija de seis años de Maryana Sukhnatska, en Lviv, fue este jueves a clases por primera vez en su vida. Maryana relató a EFE que su escuela, el liceo “Lviv”, tiene dos refugios antibombas bien equipados que pueden alojar a todos los alumnos.

“A los niños ya les enseñaron antes qué tienen que hacer en caso de una alerta aérea y ya tuvieron una de prueba”, explica Maryana, quien añade que no cree que vayan a estar más seguros en casa. “Mi hija ha estado yendo a una guardería desde abril, así que está acostumbrada a las evacuaciones”.

Al menos 379 niños han muerto desde que comenzó la guerra, mientras que se desconoce el paradero de otros 223, según la oficina del fiscal general de Ucrania. Otros 7.013 niños se encontraban entre los ucranianos trasladados por la fuerza a Rusia desde las áreas ocupadas por ese país.

Seis meses de guerra dañaron 2.400 escuelas, incluidas 269 que quedaron completamente destruidas, según el Ministerio de Educación y Ciencia de Ucrania.

Alisa Ustinova, de siete años, de Kharkiv, Ucrania, y Nadja Caladinova, de ocho, de Gomel, Bielorrusia, sonríen mientras posan durante una asamblea escolar en Varsovia, Polonia, el 1 de septiembre de 2022. Foto: Reuters

Las áreas civiles y las escuelas continúan siendo atacadas, y los niños siguen siendo asesinados. Pero después de los primeros meses de conmoción, el 51% de las escuelas en Ucrania, a pesar del riesgo, están reabriendo a la educación presencial, con la opción de estudiar en línea si los padres lo prefieren.

En toda Ucrania, las autoridades ordenaron la construcción de refugios antibombas y reparación de miles de edificios dañados por los bombardeos de las fuerzas rusas antes de que los casi seis millones de niños en edad escolar del país regresaran a las escuelas.

La profesora de inglés Olha Kyrei da la primera lección en un refugio antiaéreo el primer día de clases en un liceo de cadetes en Kiev, Ucrania, el 1 de septiembre de 2022. Foto: AP

Reanudar la escuela es una prioridad principal para el gobierno dado el impacto social y económico a largo plazo de la guerra en el país, sus niños y la voluntad de regresar de quienes huyeron, destaca Reuters. “La agresión rusa tendrá enormes consecuencias para el sistema educativo ucraniano”, dijo a esa agencia Ivan Prymachenko, cofundador de Prometheus, la plataforma de aprendizaje en línea más grande de Ucrania.

Los funcionarios estaban ansiosos por reanudar la educación, en parte para permitir que las mujeres regresen al trabajo. Pero evaluando alrededor del 80% de las 26.000 instalaciones educativas de Ucrania, desde preescolares hasta universidades, el Ministerio del Interior encontró que solo el 41% tenía los refugios antibombas o las estructuras de protección necesarias para la instrucción en persona.

Como resultado, millones de niños y jóvenes se han visto obligados a continuar aprendiendo de forma remota, lo que agrava los problemas ya evidentes después de dos años de cierres relacionados con el Covid-19, incluidas las altas tasas de abandono escolar entre los adolescentes, dijo Sonia Khush, directora de Save the Children en Ucrania.

Cadetes practican una situación de emergencia durante una lección en un refugio antiaéreo el primer día de clases en un liceo en Kiev, el 1 de septiembre de 2022. Foto: AP

Las interrupciones del aprendizaje tienen consecuencias a largo plazo, que incluyen menores ingresos en el futuro. En febrero, el Banco Mundial estimó que, a nivel mundial, una ausencia de las escuelas de siete meses debido a los cierres relacionados con el Covid aumentaría la proporción de estudiantes en “pobreza de aprendizaje” a alrededor del 70%, a menos que se tomen medidas rápidas.

En Ucrania, la guerra exacerba estos problemas.

“Si los niños no se educan… eso tendrá un legado permanente y duradero, y la recuperación será más larga, más difícil y más costosa”, comentó Arup Banerji, director regional de país del Banco Mundial para Europa oriental.

Ucrania tiene un excelente acceso a internet, pero las autoridades educativas, especialmente en las áreas de primera línea, están pidiendo más computadoras portátiles y otros dispositivos, dijo Khush.

La psicóloga clínica Olena Romanova trabaja con niños y adultos desplazados en Lviv, utilizando coloridos animales de peluche para ayudar a los niños a superar los recuerdos de muerte y destrucción. “Pase lo que pase, tenemos que reírnos”, señaló Romanova a Reuters. “Muchos de (sus) recuerdos serían sobre esta terrible guerra... (pero) tratamos de hacer que su vida sea más positiva”.

“Nueva normalidad para los niños”

De hecho, este jueves, en el primer día de clases en Ucrania, los niños de una escuela de Mykhailo-Kotsyubynske, a solo 35 kilómetros de la frontera con Bielorrusia, no compartían recuerdos de vacaciones divertidas con sus familias. Sus historias eran sobre sobrevivir a la guerra. Para muchos, su último día de clases fue el día anterior a la invasión rusa de su país el 24 de febrero.

“No nos hemos visto en mucho tiempo. Todos ustedes han crecido mucho”, dijo su profesora, Olena Serdiuk, de pie en un rincón del salón de clases, donde las ventanas estaban cubiertas con polietileno negro grueso en lugar de vidrio.

Aunque estudiarán en línea, los alumnos tuvieron que recibir capacitación en seguridad. Serdiuk le dijo a la clase que la siguieran al mismo refugio antiaéreo donde muchos sobrevivieron a la explosión en marzo.

En el refugio con poca luz había suministros de agua y bancos largos con asientos etiquetados para cada sala de clases. Cuando los niños tomaron los asientos asignados a su clase, Serdiuk les indicó que tenían que ir allí cada vez que escucharan una sirena.

Estudiantes caminan juntos entrando a su clase durante su primer día de clases en una escuela pública en Irpin, el 1 de septiembre de 2022. Foto: AP

“Se convierte en algo así como la nueva normalidad para los niños”, dijo a The Associated Press la directora ejecutiva de Unicef, Catherine M. Russell. “Esa no es la forma en que los niños deben ir por la vida, pensando que van a ser atacados en cualquier momento”.

Las escuelas de las regiones de Kiev y Lviv se encontraban entre las que dieron la bienvenida a los estudiantes a las aulas el jueves, incluidos más de 7.300 estudiantes desplazados que se vieron obligados a huir de sus lugares de origen.

Estudiantes salen de un refugio después de un entrenamiento de evacuación durante su primer día de clases en una escuela pública en Irpin, el 1 de septiembre de 2022. Foto: AP

En un barrio de Irpin, al norte de Kiev, que aún muestra las cicatrices de la guerra, con casas destruidas y vallas y paredes marcadas por la metralla, los niños de primer grado hacían fila con entusiasmo para su primer día de clases en su escuela recién renovada.

Golpeada por un misil durante los primeros días de la guerra, la Escuela Número 17 de Irpin fue reconstruida con la ayuda de Unicef, donde el ligero olor a pintura fresca aún persistía mientras los estudiantes entraban a sus aulas tomados de la mano, detalló The Associated Press.

“Este año es diferente a los demás. Estamos en una situación de guerra”, dijo la profesora de primer grado Olga Malyovana. “Estábamos realmente preocupados por los niños y su seguridad, pero arreglamos todas las instalaciones, tenemos un albergue”.